Llegué al departamento, exhausta, después de un día tan difícil necesitaba tumbarme en la cama y dormir hasta mañana. Cuando abrí la puerta principal observé que Marion y mi hermano estaban acurrucados en el sofá viendo una película en la televisión. Se veían tan cómodos. - Háganme un lugar por favor- chillé. Marion alzó la manta dando palmaditas sobre el espacio que quedaba libre en el sofá. No lo dudé, me quité rápidamente los zapatos de tacón, “cómo me ardían los pies, santo dios”, levanté la manta y me acurruqué con ellos haciendo mal tercio. - ¿Cómo te fue hermana? - me dijo Ciro ofreciéndome un bowl con palomitas. Lo tomé y empecé a comer, tenía demasiada hambre, mientras comía también hablaba. - ¡Ni se lo imaginan, ese trabajo es en verdad una pesadilla! - me quejé.

