—Basta, mierda Riley. No sabes otra cosa que quejarte, me tienes hasta la coronilla. —¿Y qué demonios quieres que haga? —No eres ningún santo, así que no te hagas la víctima en esta situación. Yo buscaré el tiempo para conversar con Gala de ese asunto. —Entonces hazlo, has sido tú quien la ha elegido para esto, por ende deberás solucionar el problema. El castaño se da la vuelta y se marcha. Héctor lo ve alejarse y suelta el aliento. masculla para su interior, ¿ella tenía un amante? Eso no lo dejaba pensar con claridad, Riley había sembrado la semilla de la duda en su cabeza, y ahora se sentía frustrado, irritado y muy cabreado. Si de verdad Gala tenía un amante, no tenía idea de que rayos iba a hacer. Porque si miraba bien la situación, Riley no sería el esposo, sino más bien el ama

