Taddeo Ferrari Tenía las pruebas en mis manos, los había leído, pero me negaba a creer esos resultados, en vez de darles respuestas a todos quienes me miraban a la expectativa, deshice mis pasos y entré a la oficina de la persona que me había dado los resultados y me paré frente a ellos. —¿Por qué falsificaste estos resultados? —Exigí imperativamente, la persona se quedó viéndome nerviosa. —Lo siento está equivocado, no he falsificado nada, esos son los resultados arrojados por la prueba odontológica forense —expresó la persona, pero en su semblante había algo, eso me decía que estaba mintiendo. —Por tú bien espero así sea, porque si descubro que estás haciendo esto con conocimiento de causa, no habrá un lugar donde puedas esconderte —espeté molesto. Justo cuando iba a

