Nos reunimos todos en el comedor para hablar, mis padres se sorprendieron de que hubiera traído a Caleb, ya que habían notado que últimamente trataba de apartarlo de nuestro negocio familiar. Pero, luego de haberle explicado a él todo lo que estaba sucediendo, él exigió ser parte de eso para poder ayudarme y protegernos. En el proceso me di cuenta qué era lo adecuado, después de todo el recolector de almas lo tenía marcado como su objetivo, y era bueno que aprendiera sobre cómo defenderse, aunque también me convenció el hecho de que así podría tener a Caleb bajo mi vista. Sin embargo, mientras estábamos en la reunión pude ver que su mente también se encontraba en otro lado, sabía que estaba recibiendo mensajes en su teléfono sobre su trabajo y eso no lo dejaba concentrarse, es que estaba segura de que mi teléfono también tenía algunos cuántos mensajes sin leer que requerían de nuestra atención. Pensé en ese momento en lo poco conveniente que era para ambos estar allí, después de todo Caleb necesitaba a alguien que pudiera apoyarlo en el trabajo, yo no podía concentrarme totalmente en ellos, lo cual planteaba otro problema al cual debía encontrarle una solución pronto.
—Dentro de poco se hará una reunión de emergencia, me temo que la situación es más grave de lo que se pensaba —comentó mi padre y por medio de su computadora nos mostró una serie de fotos, entre ellas las que yo había tomado. Todas mostraban actos espantosos que se sospechaban estaban relacionados con brujería, entonces hubo uno en particular que tenía fotos de personas cuyos rostros habían Sido quemados para no poder ser distinguidos en la foto.
—¿Qué es eso? —preguntó Caleb, dejando el teléfono de lado para prestar más atención, la escena realmente asustaba un poco.
—Creemos que existe un grupo de personas o secta que está llevando actos de brujería para hacer daño a sujetos específicos —explicó mi padre —, hasta ahora solamente hemos encontrado tres fotos, lo que quiere decir que son tres posibles víctimas.
—Yo voto porque es una secta —dijo Milo con emoción, siempre le gustaba hacer apuestas cuando había demasiada incertidumbre.
—También podría ser algo aleatorio o... —, Mason intentó dar una nueva teoría.
—Sería demasiada coincidencia, esto debe ser parte de algún tipo de plan —comenté.
—Ciertamente creemos que esto es liderado por una sola persona, ya hemos tenido casos sobre grupos que siguen las ideas de una persona y realizan actos atroces —explicó mi padre, se notaba que estaba muy preocupado por todo lo que estaba pasando —. Por las fotos, lo único que sabemos es que se trata de dos hombres y una mujer.
Me dispuse a mirar con más atención las imágenes, y vi que en una de las fotos encontradas alguien tenía el cabello largo y estaba vestida de rosa, pero igual podíamos estar equivocados. Luego al ver el agujero quemado en dónde se supone estaban los rostros, me pregunté con que pudieron haberlo quemado para tener un círculo casi perfecto. Aunque teníamos la pista sobre esas tres fotografías, en realidad sentía que de todos modos no sabíamos nada. Me volví a Caleb para hablar sobre ello, pero vi que había regresado su atención al teléfono para escribir mensajes, se notaba que realmente necesitaba ocuparse de algún asunto en el trabajo.
—Puedes ir a mi habitación y seguir con el trabajo si lo deseas —le ofrecí mi espacio en la casa, y al principio se sintió avergonzado pero luego término por aceptar, y se fue corriendo al piso de arriba.
Cuando él se marchó la conversación se puso un poco más seria, mi padre le pidió a mis hermanos que fueran a inspeccionar la casa Dumas, quería asegurarse de que lo que sea que se hubiera llevado a cabo en aquellos lugares oscuros y secretos no se hubiera realizado en la antigua casa maldita. Aquella me pareció una espléndida idea porque no podíamos permitirnos que algo así sucediera, cuando una maldición era rota lo mejor era intentar mantener la calma para que nunca más regresara.
—Mara, necesito que tú te quedes junto a él y observes que nada extraño suceda —me pidió mi padre y asentí —, lo último que te pediré antes de que inicies con lo que ya dije, es que realices un último recorrido al lugar al que fuiste la última vez.
—¿Hay algo específico que quieras que busque allí? —pregunté con gran curiosidad y me entregó otra foto que no había mostrado.
—Quiero ver si también hay fotos allí o algo que nos de una pista sobre los motivos que tuvieron estas personas o persona para llevar a cabo este acto —explicó y miré la foto que mostraba una esquina oscura que no había visto, después de todo había tenido un compañero inesperadas qué me interrumpió en mi búsqueda.
Horas después servimos la cena y todos comimos juntos sin poder dejar de pensar en lo hablado, de la misma forma Caleb se encontraba pensativo por temas de negocios. Pero, mi madre se las arregló para hacer que todos nos concentraramos en la cena familiar, y prohibió que habláramos sobre fantasmas o trabajo durante la comida.
—Espero que puedas quedarte está noche —le dijo mi madre a Caleb y mi padre se sorprendió de tan directa invitación a que él se quedara conmigo, porque ella no dejaba de mirarme con picardía.
—Me encantaría —dijo él.
—Fantásticos, hace mucho no hacemos noche de pijamas —dijo mi hermano menor, y Masón se echó a reír ante la incomodidad de Caleb.
—Muy buena idea, hijo —lo apoyó mi padre y no pude evitar reírme también.
De modo que a la hora de ir a dormir Caleb tuvo que entretener a mi hermano hasta que se durmió, y luego se dio en fuga a mi habitación. Tuvimos una noche bastante calmada en la que simplemente escuchamos la respiración del otro hasta quedarnos dormidos, él me abrazó en sus sueños y yo caí dentró de un extraño sueño. Me vi caminando de vuelta a la casa Dumas, y en la puerta creí ver a la viuda, la tía de los Dumas que unió nuestras familias. Ella me llamaba para que me acercara, había algo que me quería decir con urgencia antes de que llegará la mañana.
—¿Qué ocurre? —le pregunté pero ella insistió en que me acercara un poco más.
Entonces seguí caminando hasta cansarme porque no lograba acercarme, la puerta de la casa se veía cada vez más lejos después de cada paso que daba. Luego escuché otra voz desconocida qué me decía que ese no era el camino, y a pesar de la insistencia de la mujer que estaba en la puerta de la casa me di la vuelta y empecé a correr en otra dirección. Me desperté cuando mi pie quedó gravemente herido luego de pisar una rama, me quejé de dolor y mis ojos se abrieron para contemplar la noche a mi alrededor. Me sorprendí al ver que ya no estaba en mi habitación ni en los brazos de Caleb, por alguna razón estaba en el cementerio.
—¿Qué estoy haciendo aquí? —me pregunté en voz alta.
El viento frío en mis brazos desnudos se sintió fatal, el camisón qué me había puesto para dormir no podía abrigarme lo suficiente en el exterior. Me sentí desprotegida y perdida, sin poder comprender como había terminado allí hasta que la niña del cementerio camino frente a mí y tomó una de mis manos. Ella me guío hacia la salida y luego hasta la puerta de mi casa, así que le pregunté si sabía porque me encontraba allí.
—Creo que hay algo dentro de ti —dijo y me miró un poco más de cerca —, esto ya no sirve —señaló el colgante en mi pecho, y luego se rió saboreando mi confusión.
Me solté de su agarre y abrí la puerta detrás de mí para entrar a la casa, ella me miró con burla y y simplemente se marchó porque no estaba interesada en pelear conmigo. Así fue como regresé a mi habitación mientras las palabras dichas por el fantasma me perseguían, y me giré para ver si había alguien detrás de mí, ya que la sensación de no estar realmente sola se estaba haciendo constante.
—Esto me van a volver loca —pensé y fui devuelta a la cama para poder dormir un poco, así que me acosté al lado de Caleb y cerré mis ojos para descansar. Al siguiente día fuimos juntos al trabajo y no pude dejar de pensar en lo que había pasado la noche anterior, luego pedí una salida temprano y fui a inspeccionar las Bodegas abandonadas de nuevo, me sorprendió entonces encontrar lo que mi padre esperaba, había cenizas en un rincón y pequeños fragmentos de lo que pudo haber sido fotografías.
—Fotografías totalmente quemadas —dijo un espíritu a mi lado y me volví un poco asustada, porque estaba segura de que ahí no habían fantasmas.
—¿De dónde saliste? —le pregunté a la mujer de cabellera negra, y mientras más la miraba más familiar se me hacía.
—¿No me recuerdas?
Intenté buscar en mi memoria y estaba segura que no se trataba de un nuevo espíritu del cementerio, por lo que debí haberla visto en otro lugar como...
—El apartamento...
Recolecté las pruebas y empecé a caminar para salir de allí, quería dejar atrás aquel espíritu, pero ella me siguió muy alegre. Hasta que me subí al auto y empecé a conducir lejos de allí, entonces recordé que debía entregarlo dentro de una hora. De modo que fui a casa de mis padres rápidamente para entregar los pedazos que quedaban de las fotos, y luego entregué el auto.