Capítulo 1

688 Palabras
9 meses antes Al fin una mañana agradable, después de ahorrar durante 3 años ¡lo logré!, si me digo a misma, logre alquilar mi primer departamento. Tengo pocas pertenencias pero en serio necesitaba mi espacio.  Mi nombre es Elina, aunque todos me llaman Eli, tengo 23 años y soy diseñadora gráfica; tener mi propio hogar no resultó nada fácil pero debía lograrlo, lamentablemente la casa en la que vivía junto a mi madre y dos hermanos mayores no era la mejor y no me refiero a los lujos, eso es lo menos importante para mí, pero el trato era imposible. Mi padre nos había abandonado antes de que yo naciera, y ni siquiera pude conocerlo, para mi madre una mujer solo es útil si tiene un hombre al lado, nada más podemos ofrecer según ella. Fue desafiante lograr estudiar y terminar una carrera, los días fuera de mi casa eran los más reconfortantes, y mis hermanos al ser hombres eran los que recibían toda su ayuda para progresar. Con los años me acostumbré a sus tratos y su falta de cariño, y a medida que fui creciendo me puse como único objetivo salir de esa casa y aunque a veces parecía algo lejano y difícil, todo esfuerzo trae recompensas y aquí estoy pensando en mi pequeño y acogedor departamento. El trabajo que conseguí es de medio tiempo, y aunque no gano demasiado me ha ayudado muchísimo, el resto de los gastos lo completo con trabajos remotos y realmente me da resultados, dejándome tiempo suficiente para ser creativa y expandir mis horizontes; claro eso me digo a mi misma ocultando que todo el tiempo debo esforzarme para conseguir un dinero extra que me ayude a progresar. Pero qué más da, soy feliz. Mientras mi mente repasa todo este asunto, corro con todas mis ganas en el parque que está a unas cuadras de mi nuevo hogar y por andar tan concentrada no me percato de que tropecé con el hombre más hermoso del planeta tierra, ¿qué planeta Tierra? Del universo. Eres una exagerada Eli, me digo a mi misma mientras frotó la rodilla derecha que acaba de caer contra el suelo, él se inclina y me toma entre sus manos, habla rápido pero no puedo entender, es que estoy embobada con sus ojos profundos de color  verde, su nariz recta, sus labios carnosos y ese hermoso cabello de color miel. Mencionar su cuerpo significaría escribir un capítulo entero, es que su espalda, los músculos en sus brazos y los abdominales en su abdomen lo vuelve un ser de otro planeta; Oh vamos Eli deja de actuar como una psicópata y reacciona. -realmente estabas distraída, ni siquiera notaste que ibas en mi dirección- -lo siento, de verdad, estaba muy concentrada- soy realmente sincera ni lo note -en ese caso lastimas mi ego, eres la primera mujer que no me nota- dice el muy arrogante, Frunzo el ceño y me río frente a su comentario -pues acostúmbrate porque no soy como el resto- me mira divertido y al parecer algo intrigado. -¿quieres que te lleve al médico? Esa rodilla tuvo un golpe fuerte- afirma mientras niego -no te preocupes, es algo que suele sucederme, solo iré a casa y descansaré hasta que sane- me mira dudoso  - en ese caso te acompaño- niego con la cabeza  -no será necesario, vivo a tres cuadras, será una breve caminata- vuelve a mirarme y se niega - en ese caso te acompaño- y la verdad no me molestaba que lo hiciera, es más me generaba cosquillas en el estómago, así que  No me negué, en definitiva no perdía nada al dejarlo. La caminata fue en total silencio y al llegar a la entrada del edificio solo agradecí, me tendió su mano y entonces me dijo su nombre  -Perdón no me presente, soy Francisco Durant- y sus palabras fueron seguidas por una sonrisa que podría derretir un freazer  -Soy Elina Britz, encantada y adolorida después de haberte conocido- al instante reímos de la situación, nos despedimos y me giré para entrar a mi departamento, totalmente embobada después de mi trote vespertino.
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