La velada se llevaba a cabo de forma tranquila, las parejas se movían al compás de la música, las conversaciones entre los presentes seguían tratando los mismos temas triviales de siempre. Ian, aparecio entre la multitud y se acercó a su esposa.
—¿Bailamos?— extendiéndole la mano.
Katherine, lo miro desconfiada y a regañadientes aceptó bailar con su esposo. Cuando estaban en la pista de baile, Ian trató de hablar con ella, pero Katherine permanecía muda, aunque se moría por comentar.
—Seguirás molesta— le dijo.
—No tengo nada que festejar—masculló entre dientes.
Ian, echó un suspiro de resignación, al parecer habían llegado a un punto muerto en su relación.
Por otro lado, Samantha bajaba tímidamente las gradas que conducían al salón, se asombró de ver tantas parejas bailando y cotor
