Amanda
El amor, el mayor misterio de la humanidad, hemos investigado todo, desde escritos y dibujos demasiado antiguos para entenderlos, a edificios que algún día se construyeron, desde catedrales a montes que nadie entiende porque están ahí, porque se hicieron, hemos investigado a los animales y donde viene, la vida e incluso lo hemos intentado con la muerte, aunque ese es un misterio que aún nadie sabe como es y quizás se tarde demasiado en saber que pasa, al final y al cabo, nadie a vuelto de la muerte, pero aunque haya tantas cosas que nos hemos parado a investigar como humanos, como personas, hay tantas cosas que no nos hemos parado a analizar, y el amor es una de ellas.
Cada uno lo siente de una forma.
Cada uno lo ve de una forma.
Cada uno lo hace de una forma.
Mientras que para el hermano es dejar que su hermana pequeña se coma su chocolate a diario, y para la madre es que sus hijos cumplan sus sueños, muchos dirían que el amor es el abrazo de un buen amigo, mientras que para otros el amor es amarse, sentirse bien consigo mismo, el amor es algo tan diferente, tan único pero al mismo tiempo es algo que todos sentimos.
Según Platón, un filosofo griego al que quizás hacerle caso no es buena idea, el amor es la búsqueda de tu media naranja, él cuenta que hace millones de años, las personas, más que las apariencias de hoy en día, éramos algo deforme, de dos cabezas, cuatro brazos y cuatro pies, éramos un ser completo, feo pero que no necesitábamos nada de fuera para estar vivos, pero un día, enfadamos tanto a Zeus, que lanzo un rayo que nos separo, dividió nuestro ser en dos personas que no estaban completas y necesitaban buscar a esa persona, a esa parte de ellos que les completaba, como una búsqueda compleja de nosotros mismos.
Los japoneses tienen una leyenda más bonita y que la gente prefiere creer antes de aceptar que en un momento fuimos seres monstruosos, ellos creen que al nacer, un suave hilo rojo se ata en nuestro dedo corazón, empezando ahí y terminando en la persona que será nuestro amor verdadero, este se puede estirar lo que sea, puede ser retorcido y se puede llenar de nudos pero nunca se rompe.
Miles de historias y cuentos que cada civilización cuenta para intentar explicar a sus habitantes que es el amor, aunque nadie lo entiende y todos estamos igual, como idiotas que no entienden lo que sienten.
En los últimos años, la gente comenzó a diferenciar entre el primer amor, el amor verdadero y el ultimo, alguien que no recuerdo quien explico que las personas solo se enamoran tres veces en su vida, las demás relaciones son simplemente relaciones que no llegan a entrar en el corazón de forma sincera, el primer amor es el que se va, el que es intenso, y apasionado pero termina yéndose, no se sabe porque pero es un amor que se debe ir, el segundo es el que duele, el que hace que sientas lo que es sufrir por amor, sigo sin entender la necesidad de sufrir por algo que debía ser un placer pero según esta persona, ese sufrimiento nos hace crecer y madurar como personas, como amantes para así llegar a la ultima vez que nos enamoramos, el único y verdadero amar con el que siempre debimos estar, aunque hay personas que nunca encuentran a esa persona, por desgracia.
Mil historias de amor nos llenan los oídos, desde las más antiguas como Cleopatra y Marco Antonio, Troilo y Cresida, Isisi y Orisis, Paris y Helena de Troya, a unas más contemporáneas, Romeo y Julieta, Mr. Darcy y Elizabeth, Hamblet y Ofelia a los más novedosos, desde los que son reales como Penelope Cruz y Javier Bardem a los que son ficticios desde los más raros y complicados, como Christina Grey y Anastasia o Hardin y Tessa a los que te hacen volver a creer en el amor, como sería Jack Ross y Jen, no importa que historia de amor mires, todas son únicas y diferentes, provocan en nosotros que queramos enamorarnos, y las canciones de amor no ayudan demasiado a que podamos dejar de pensar en ello.
Amanda siempre fue una chica dulce y que amaba la vida, ella no sabía nada del amor pero todo lo que fuese lo expresaba mediante el baile, por otro lado Max, hacía música para dar voz a sus emociones.
Hay veces en el mundo, pocas en las que el destino decide ser amable y hacer que dos personas, sean perfectas la una para la otra, pero no solo eso sino que les coloquen en el mismo espacio tiempo, hubo personas que juntas hubieran sido algo hermoso pero el tiempo ni el espacio los puso juntas, una de las personas que hubiera amado que se conocieran pero jamás lo hicieron eran dos de mis autoras favoritas, no creo que hubieran sido pareja, pero verlas juntas hubiera sido demasiado hermoso, Louisa May Alcott y Jane Austin, dos mujeres que revolucionaron el mundo, quizás no hubieran sido amigas, quizás se hubieran odiado o quizás hubieran sido amantes como Emily y Susan, nadie lo sabe pero cada vez que las leo, desearía haber visto una entrevista, una cena de ellas dos juntas, sin hablar los personajes ficticios que la vida decide separar, en muchas ocasiones creo sufrir más yo que esas personas pero ese no es el tema.
Amanda, es la princesa del ballet y nunca se enamoro, todos le querían imponer un amor que no merecía y ella espero pacientemente a esa persona que la completara, que la viera como un angel, como un todo que no la necesitaba para ser completo.
Navidad es la fecha del año favorita de Amanda, y no por la familia, sino porque puedes comer sin sentirte culpable por ello.
—Creo que deberíamos poner un árbol más grande—comento Amanda mirando su árbol de casi tres metros.
La pareja se encontraba preparando los últimos detalles de la cena en la casa del lago de Amanda, aquella hermosa casa que le dejo su abuelo y escondía demasiados secretos, el refugio de Amanda, a donde iba cada vez que las cosas le salían mal o no las podía controlar, al igual que sus amigas, estaba a poco de licenciarse por lo que pasaba demasiado tiempo en ese lugar intentando evitar que el mundo se le viniera encima.
—¿Te das cuenta que mide casi tres metros?—pregunto Max mientras intentaba desenredar las luces.
—Mi abuelo solía poner uno de cinco metros—comento la chica.
Max miro a su novia ilusionada, emocionada, jamás le gusto las navidades por mucho que amara a su familia y lo pasará bien, para él era una fecha comercial que se impuso para hacer que las personas gasten dinero sin mirar si pueden hacerlo, como San Valentin o Pascua, fiestas en las que las personas gastan dinero sin ver que el mundo esta destruido, sin ver que las cosas van mal pero por un día todo se para y nos acordamos de las personas que siempre nos debíamos acordar, pero Amanda le daba luz a esos días, a todos los días, ya que para la joven, cualquier día había algo que celebrar.
—Tu abuelo era un visionario—comento el chico.
Amanda sonrió orgullosa.
El señor Bernard fue un hombre que hizo mucho por su familia, pocos reconocían su labor como lider familiar, si le recordaban como empresarios pero nadie que no hubiera vivido con él sabía de su gran corazón, solo se quedaban en el empresario y eso para Amanda era algo triste.
—¿Puedo preguntar el porque de la cena?—pregunto Max.
Amanda le miro.
—Si—dijo tranquila.
Max la miro soltando las luces.
—Oh, quieres que responda—dijo riendo la chica.
Max la miro divertido.
—Estaría bien—dijo Max.
—Bran, Peter, Sophie, Diana, Blake, Marco y tú, tenéis una familia a la que acudir pero Liana acaba de separarse de su familia por el chico que quiere y por seguir su sueño, Neha nunca tuvo una familia con la que pasar las navidades como se merece, sin hablar de Valentino que dudo que quiera pasar las navidades con su familia, porque eso tiene que ser incomodo, demasiado—comenzó e hizo una pausa—Bianca acaba de matar a lo que quedaba de su familia, puedes decirme lo que quieras, pero las cenas con la familia de tu pareja, son incomodas, más cuando son en estas fechas—comento la chica.
—¿Quieres darles una cena supletoria?—pregunto el chico sorprendido.
Amanda le miro.
—No—dijo.
Max le miro extraño.
—He traído una maleta de ropa de cada uno—comento la rubia.
Max la miro con demasiado miedo.
—Les he dicho que vengan a las doce, para coctel y después cena, se que terminaran de llegar para las tres y justo han dado una tormenta de nieve para las cinco, haciendo que no podamos salir de aquí y pasemos las navidades juntos en familia, por ello he comprado regalos para todos—explico Amanda.
Max la miro.
—Se que lo haces con buena intención—comento Max y le dio su mano a Amanda, tirando con suavidad de ella y sentándola en el suelo con él—Pero les estas quitando a varias familias el derecho a pasar las navidades con sus hijos—comento Max bastante preocupado por la ira que su abuela podría desatar por esto.
La familia Davis era demasiado peculiar, quitando el tema de que eran muy unidos eran una familia matriarcal donde las mujeres tenían el poder total, y para ellas, en estos tiempo lo más importante era la familia, haciendo que faltar a una cosa que seguramente llevaban meses planeando, fuera una sentencia de muerte.
—Llame a la madre de Bran y le explique la situación, ella me dijo que era un buen plan y a ver si conseguía con estas empujar un poco a Bran y Sophie para formalizar sus relaciones y que lo confirmen al mundo para que pueda ponerse con los detalles de boda, aunque para eso es pronto—comento Amanda.
—¿Has hablado con la señora Murphy?—pregunto Max demasiado sorprendido.
No es fácil hablar con los padres de Bran, y mucho menos con la madre, y que la madre acepte algo que rompa sus planes es algo que te asegura una muerte lenta y demasiado dolorosa por lo que era demasiado complicado que Amanda hubiera conseguido las cosas como si nada.
—Me ha echo prometerle que haremos una comida todos en su casa, pero si—dijo la chica como si nada.
Amanda agarró una piruleta para empezar a comérsela.
—También hable con los Wilson, me tuve que presentar en su casa pero bueno. me atendieron con mucho justo y amabilidad, no son tan malos como comenta Liana—comento la chica, estaba claro que su amabilidad y dulzura era lo que estaba haciendo que las familias de sus amigos que de lo normal eran demasiado protectoras con sus familias y las cenas familiares, estuvieran actuando como si nada malo pasara con el loco plan de Amanda—La madre no era la primera noticia de estas que recibía parece que ni uno de sus hijos pasara las navidades con ellos, por lo que le propuse un viaje por las viñas italianas conociendo el mejor vino del mundo y así, Peter quedo libre—.
Max miro a su novia demasiado sorprendido mientras ella levantaba las manos demasiado emocionada y como si hubiera ganado una enorme batalla, las madres de sus amigos eran quizás el doble de determinadas y fuertes que sus hijos, por lo que eran personas a las que tener miedo y Amanda estaba luchando con ellas, y encima ganando como Hercules y sus mil batallas.
—¿Has hablado con mi madre?—le pregunto Max bastante preocupado a su novia.
—Eso luego—dijo ella sabiendo como volverle loco—Llame a la señora Gala, creo que me grito en español algo, pero no la entendía, en su caso le quito a dos de sus hijos, a los únicos que tiene y le dije lo del viaje por Italia, casi me mata, esa señora esta loca—comento Amanda—Me colgó y tuve que ir a su casa—conto divertida—No me quería abrir pero luego de mucho insistir me abrió el señor Gala, les explique la situación de Neha, también exagere un poco la de Bianca y Liana, explicando que sería solo un año y una forma de apoyar amistades, y aceptaron, a cambio de que les hiciera un album—comento la chica.
Max la miro demasiado sorprendido mientras intentaba entender la cordura que Amanda encontraba en su locura.
—Vale—intento a simular Max—¿Lo sabe alguien?—pregunto Max.
—No—.
Max miro a Amanda sin entender que pasaba por la mente de su novia.
—¿Y si alguien tiene planes?—pregunto Max.
—Nadie los tiene, me e encargado de investigarlo por semanas—comento la chica.
Max la miro.
—¿Hace cuanto llevas planeando esto?—.
—Casi siete meses—respondió Amanda.
Amanda no es una persona, lógica y racional, es una persona que se guía por emociones, cuando vio todo lo que sus amigas estaban pasando, empezó a idear una forma de que sus amigas no perdieran las ganas de vivir, cualquier persona en su situación seguramente se hubiera quitado la vida, no es fácil perder todo, no es fácil creer que eres algo y darte cuenta que ya no eres nada, es una de las cosas más duras del mundo, muchos se quitan la vida ante esas cosas, muchos se vuelven locos al ser algo y dejar de ser eso que deben ser, es una horrible batalla que muchos viven, y es una batalla que Amanda no quería para sus amigas pasaran por eso, por el dolor de sentirse tan desesperadas, tan perdidas que no sabías que hacer con tu vida, que no sabías como seguir adelante, que no sabías que era más importante si vivir o dejar de sufrir. Amanda no paso por eso, pero si tuvo que tomar la decisión más importante de su vida, si era más importante luchar por un sueño, luchar por el baile y por la persona que amaba o estar atada a un deporte por muy feliz que le hiciera, por muy libre que le hiciera sentir, debía decidir si lo mejor era tener una vida sana y sin complicaciones o una vida complicada pero feliz, al final debía decidir entre vivir triste pero tranquila o no.
—Hable con tu madre—comento Amanda.
—¿Ya te ama?—pregunto Max bastante seguro de que su madre amaría como él o quizás más a su novia.
—Creo que si—dijo riendo la chica—Le pedí permiso y casi me suplico que os saque de la casa, quizás fue la que menos problemas me dio—comento Amanda.
Max la miro impresionada
—Es broma—comento ella riendo—Me dijo que las navidades eran demasiado importantes para ella, fue con la primera que hable hace dos meses, y es la que me a ayudado en todo, a entendido que la misión de ayudar a pasar el duelo a unas amigas, le explique muchas cosas y ella me dio todo su apoyo, y me dijo algo de los nietos pero no le hice mucho caso—comento Amanda.
Max beso la mejilla de Amanda.
—Quiere nietos—explico Max.
Amanda la miro.
—Primero hay que casarse—comento Amanda que seguía demasiado atada a su religión.
—Hagámoslo hoy—comento Max.
Amanda río.
—No es broma—aviso Max.
Amanda le miro.
—Peter puede hacer ceremonias no oficiales—aviso Max.
—Me matan si no me caso por la iglesia—aviso Amanda.
—Una boda loca y luego la boda que todos quieren—.
Amanda miro a su novio analizando la propuesta bastante loca que le estaba haciendo.
—¿Me estas proponiendo matrimonio?—pregunto Amanda sorprendida.
La sorpresa no era por su joven edad, mayormente en estados unidos las personas atadas a la religión se casan temprano para poder hacer unas practicas que antes no se contemplan, es decir, sexo. Lo que le sorprende a Amanda es el poco tiempo que lleva de pareja con Max, el que parece que propone esto como si no fuera la gran cosa cuando quizás sea una de las cosas más importantes de sus vidas, una de las cosas que más desea y para lo que siempre se estuvo preparando.
—Solo si quieres—aclaro Max.
Y ahí, dejaba un dilema a la pobre chica, sabía que si se negaba nada pasaría, seguirían juntos, esto sería una anécdota o un recuerdo tonto pero si lo hacía sería un secreto que uniría a muchas personas, porque saber que se caso antes ante los ojos paganos de unas personas que los de dios, sería la muerte de su abuela, aunque quizás eso no le importaba tanto como el momento intimo que venía después atado a consumar el matrimonio, su madre no le había hablado mucho, Liana y Bianca le dijeron algo más pero no dejaba de ser algo que le ponía incomoda, demasiado incomoda como para enfrentarse a ello pero de la misma forma algo que le daba mucha curiosidad y que quería explorar como nunca exploro su cuerpo, porque todo eso eran pecados que su abuela se encargo de recordarle cuando pudo. Ahora estaba ante quizás la decisión más importante de su vida, comenzar el año como una mujer casada o seguir siendo solo una joven locamente enamorada.