FREDEK —¿Estás bien? ¿Qué? ¿Qué si estoy bien? Estoy más que bien. Dios, mi cuerpo reacciona a su toque como si sus manos pertenecieran a mi cuerpo. Estoy abrumado por la cantidad de sensaciones que estoy sintiendo y ni siquiera sé el nombre de este desconocido. —S-sí... — logro poner ambos pies en el suelo, pero él sigue sosteniéndome con su brazo. —¿Estás seguro? Estás temblando un poco — Bendito infierno, ni siquiera me he dado cuenta en el momento en que mi cuerpo empezó a agitarse. No puedo culpar al clima, está perfectamente soleado. —Sí, estoy perfectamente bien — me separo lentamente de él, necesitando la distancia para tratar de calmar a mi corazón, late tan rápido en mi pecho que siento como si se fuera a salir disparado para huir a las colinas. Él me sonríe y Dios es mi

