El punto de vista de Sofía Intenté moverme, pero las cuerdas que me ataban las muñecas se clavaron más profundamente en mi piel. El pánico me arañó la garganta mientras parpadeaba a través de la neblina que nublaba mi visión. El bosque a mi alrededor se había convertido en una mancha de sombras oscuras y una tenue luz de luna, y todo lo que podía sentir era el suelo frío y duro debajo de mí y el dolor ardiente en mis extremidades. ¿Dónde estoy? Mis pensamientos estaban confusos, un lío caótico que se negaba a establecer algún tipo de coherencia. Lo último que recordé fue el agudo escozor de las balas (balas de madera) atravesando mi piel, y luego todo se volvió n***o. Ahora estaba aquí, atado, completamente indefenso. Indefenso. Esa palabra resonó en mi mente, un cruel recordatorio de

