Entre al coche de Thiago y le mire, antes de que nadie comente nada, Thiago no era un mal educado fui yo quien le dijo que no saliera del coche, no quería que mis padres oyeran su acento italiano, que el pobre aún lo tenía muy marcado, como mis padres le escucharan, le iban a matar y a mi me iban a encerrar. —Buenas noches—me saludo. Le sonreí. —Venga, vamos antes de que me arrepienta—le dije bromeando. Thiago arranco el coche para comenzar a conducir por la ciudad. —¿En Italia no se lleva más el futbol?—le pregunte. Thiago me miro de reojo, me daba bastante curiosidad saber porque de todos los deportes que pudo elegir, eligió uno que en su pais no era muy común, cuando la gente me habla de Italia me imagino a señores con bigote, comiendo pasta y gritando mientras ven un partido de

