Capitulo #2

3642 Palabras
Agitada. Así es como despierto. Estoy sudando y mi corazón esta acelerado, comienzo a ver a ambos lados de mi habitación, buscando algo, pero no sé el que. Mi cuarto tiene un olor extraño, no logro definir un nombre para este aroma peculiar. Apenas logro calmarme, me doy cuenta de que he tenido una pesadilla, lo sé, pues por algo me levante con esta angustia y sudando, con mucho miedo, el único problema es, que no logro recordar que fue lo que soñé, pues mayormente, cuando tengo un sueño o pesadilla, logro recordarlos, así que es muy extraño el que lo haya olvidado. Deo nunca llego a la habitación, porque la cama que le coloque, ni siquiera se usó, ¿le habrá sucedido algo? ¿debería decirle sobre mi pesadilla y que no logro recordarla? Aunque creo que es algo ridícula esta pregunta, pues pudo haber sido una pesadilla muy normal que solo me asusto y por eso mi mente decidió borrarla para que no me dé más miedo, pero, si la pesadilla no fue tan relevante a tal punto que mi mente lo elimino, entonces ¿Por qué me importa tanto y me da curiosidad saber de qué trataba esta? Me levanto de la cama y me doy un baño, para alistarme para ir a la escuela, dándole vueltas a este asunto de la pesadilla, decido por dejar el tema hasta ahí, y contarle a Deo cuando sea necesario, quien sabe si esto tendrá algún porque o si podre recordarlo en cualquier momento de mi vida. También, tengo la sensación de querer preguntarle algo más a Deo, pero no recuerdo el que… -Oh, esto es tan confuso y difícil, no sé qué hacer. Vamos, Erea, olvida eso por ahora y concéntrate en lo puntual, y ¿Qué es lo puntual?, lo que Deo dijo que me enseñaría sobre los espíritus, como fortalecerme y aprender a manejar esto. Eso es lo puntual, por ahora. -Chao papá, ya me voy a la escuela. -Cuídate querida, no llegues muy tarde. Me despido y salgo. Y hablando del rey de Roma, Deo está de pie afuera de mi casa. - ¿Nos vamos? -Si. ¿Y así como si nada dice “nos vamos”? Después de no haber llegado anoche. Aunque, no es mi problema el saber porque no llego. Aunque igual también quiero saber, es su vida privada, al menos está de pie frente a mí y sé que no le sucedió nada, igual ¿Qué de malo podría sucederle? Es un ángel. Un ser inmortal. Te recuerdo que es mitad humano también. Oh, buenos días, apareciste. Si, te tengo que hacer una pregunta. ¿Y este que va a querer ahora? Eh, si ¿Qué sucede? ¿Recuerdas algo de lo que te sucedió anoche? ¿Y tú como sabes que no recuerdo nada? Sin respuestas de nuevo, ¿es en serio?, cada vez más dudas y preguntas, pero nada de respuestas. -Erea, llevo diez minutos hablándote, ¿Qué te sucede? ¿Escuchaste algo de lo que dije? Parecías sumergida en otro mundo. -Jeje, no es nada Deo. - ¿Ni siquiera preguntaras por que no llegue? -Entonces, ¿no llegaste? Entonces si tenía razón, nunca llego. -No. - ¿Quieres que te pregunte el por qué? -Ahora que lo pienso más, mejor no, tendré que darte explicaciones muy detalladas, y algunas cosas que puedan no interesarte. -Si lo dices así, me da más curiosidad. Me mira de reojo, pero sigue hablando. Prefiero no preguntar más, me interesa, pero no quiero entrometerme, es su vida privada. -Hoy empezamos con tus lecciones, Erea. -Lo sé, ¿Dónde nos veremos para eso? -Tu solo espérame a penas salgas de la escuela, te llevare conmigo. -Está bien. -Erea, antes de que se me olvide, tengo que darte esto- Y extiende la palma de su mano, dejando ver un collar, la cuerda en la que esta amarrada la piedra de color escarlata, esta desgastada, pero lo que más me llama la atención, es esta piedra-. Es un amuleto, tiene consagrado en sí, parte de mi “magia”, por así decirlo. - ¿Tu poder? -Mmm, algo así, no lo llamaría poder, pues los amuletos consagran es “magia”, teniendo como fin proteger a la persona que lo posee, por ahora tiene es mi magia, pero cuando aprendas a utilizar tu poder y, logres manejar eso que posees, poco a poco ese amuleto se ira llenando con tu magia, además, cuando ya sepas usarlo, ya no necesitaras este amuleto, pero por lo pronto, no lo pierdas. Y me ayuda a colocarlo. Inmediatamente, el colgante choca contra mi pecho, se ilumina, brillando con una luz roja muy espectacular y ante mis ojos, cegadora, no sabría cómo describirlo, me quedare con decir que es “hermosa”, aunque la palabra es muy corta para describir esa luz que emana de la piedra. -Que extraño, es muy raro que un amuleto, con esta piedra, brille así al momento de que un humano la utilice. - ¿Lo es? -Si, pues se supone que solo debe brillar si el dueño es un Dios, semi Dios o algo relativo al reino de los cielos o… -Pero, si tengo este poder y, se supone que está asociado con algo mágico, además de poder ver espíritus y ese tipo de cosas, no se supone que ¿igual debería de brillar? -No, eso no es así, el amuleto o talismán, solo se llenaría con tu magia, y te protegería, pero no brillaría, al menos no de tal forma. -Pero, si brilla, ¿no quiere decir que soy una Diosa o algo así? -Erea, ¿Cómo va a ser eso posible? -Pues, solo se me ocurrió teniendo en cuenta lo que dijiste. -No eres una Diosa, solo eres una chica que tiene el poder de ver espíritus y, en tal caso, portar magia dentro de ti. -Bueno pues, si no soy eso, ¿entonces por qué brilló? -Erea, no tengo ni idea del porque brilló. Yo si se porque, ¿quieres saber? ¿Me dirás? Tal vez… pero debes darme algo a cambio. ¿Qué? Te lo diré luego. -Ya no necesito que me digas, se de alguien que puede. - ¿Quién? La voz que me habla. -Erea, ¿Quién? -Ya te lo dije. -Erea, no dijiste nada. -Claro que sí. -Erea, pues entonces soy sordo, porque no escuche que tu boca emitiese algún sonido. Entonces, ¿no pude decirle? -Estas muy extraña desde esta mañana, ¿paso algo mientras yo no estaba? -Si te soy sincera, tuve una pesadilla, desperté agitada, cansada y mi corazón iba como una manada de caballos, lo peor de todo, es que no conseguí recordar nada, por más que intenté que mi cabeza recordara. -Una pesadilla… mientras yo no estaba, ¿tienes pesadillas seguido? -En realidad, no, es la primera vez en un largo tiempo que tengo una pesadilla. -Eso se debe, a que siempre estoy contigo cuidándote, aunque no me notes, pero anoche que me aleje y no estuve contigo, resulta que tuviste una pesadilla. Eso solo puede significar una cosa… - ¿El que? -Que alguien espero a que yo no estuviese para entrar a tu sueño, a tu cuerpo. - ¿Cómo alguien entraría a mi sueño? -Te explico, se supone que cuando se duerme, el alma se desprende del cuerpo de la persona, dejándolo así al descubierto y en un sueño muy profundo, muchos seres, la mayoría demonios, aprovechan ese momento para entrar a tus sueños, no pueden quedarse por mucho tiempo, así que aprovechan la hora de entre las tres de la mañana a las cuatro de la mañana, antes de las cinco am, la hora en que comienza a salir el sol. - ¿Y ese alguien quien podría ser entonces es un demonio? -Puede ser que si, como puede ser que no, para descubrirlo, yo tendría que alejarme de ti hoy en la noche, el problema está en cómo harás para recordar lo que soñaste y, que no se te olvide. -Llegamos a la escuela. -Vale, Erea, nos vemos acá afuera, cuídate y no lo pierdas. -No lo hare. Bueno, ahora lo puntual además de las lecciones de Deo, es descubrir como puedo recordar ese sueño, sin que se me olvide a la mañana siguiente… -Pero, ¿y si eso no se mete hoy a mi sueño y todo termina siendo un… Fracaso. - ¿Qué cosa se meterá en tu sueño? -Jim, me asustaste. - ¿Todo bien, Erea? Parece como si no hubieses dormido nada. - ¿Tan ojerosa me veo? -Tal vez- sonríe y acaricia mi cabello, como cuando le intentas decir a un cachorro que fue un “buen chico” -. Pero igual, mi mejor amiga siempre se ve bien, despreocúpate, tienes ojeras, pero fea no eres ni te ves, Eri. Debo de decir, que mi amigo es el único que me dice Eri, aunque ahora también lo hace Deo. -Gracias, Jim. Pero igual, será mejor que entre al baño un momento para al menos disimular esas ojeras con corrector. -Bueno, iré a buscar a Salo-Salomé, su novia-. Y luego te esperare afuera del salón. Asiento. Entro al baño, y no veo a nadie, mucho mejor para mí, no me gusta entrar al baño cuando veo mucha gente dentro. Comienzo a sacar una esponja de maquillaje, un espejo pequeño y mi corrector. Pero empiezo a sentir el ambiente pesado y veo como empieza a salir un humo azul por debajo de las puertas de los baños, pero aún así, no logro ver nadie. -Sola no estás, ¿Qué pensaste? Escucho de repente una voz, que creo haber escuchado alguna vez, en algún momento de mi vida. - ¿y ahora? ¿Nada vas a decir? ¿Te ha comido la lengua el ratón? - ¿Quién eres? -Oh, ¿entonces si te dignaras a hablar? ¿pero lo que vas a preguntar es eso? Ja ja ja, que curiosa eres, niña, a ver, te daré una pista- Y empiezan a caer desde arriba, plumas negras, pero cada vez que caen, estas se desvanecen-. Soy eso que dijo, que una vez se presentaría ante ti. Mis ojos se abren como platos. -Eres entonces, ¿la voz que siempre me está hablando? -Ja ja ja, ¿voz? ¿me estás diciendo solo voz? Cariño, soy más que una simple voz que logra hablarte telepáticamente. -Si dices serlo, quiero verte, muéstrate, además, tu voz no se parece a la de la voz que siempre me habla. -Una cosa es hablar en persona, ¿no crees eso? Hay una forma de saber si en verdad es el. - ¿Sabes cómo me llama el siempre que me habla? Y de repente, entre todo este humo, veo una sombra, con alas grandes, y muchísimo más alto que yo. -Niña, no me hagas enojar. No es el. Mi amuleto empieza a brillar y de repente se desprende de mí, como si me lo arrancaran del cuello. Luego de esto, todo mi cuerpo se comienza a iluminar en un color rojo también, como el color de la piedra de mi amuleto, se supone que esto debería de protegerme, pero ¿cómo debería utilizarlo? ¿tengo que decir algún truco de magia? O ¿decir “rasengan”? Por favor, Erea, ¿Cómo piensas decir rasengan? Se seria por al menos una vez. ¿Qué hago? Esto solo brilla, y yo también, pero no sé qué hacer. El suelo del baño empieza a temblar, y de pronto veo como una cantidad inmensa de plumas se dirigen hacia a mi como cuchillas afiladas. -Qué bueno que no has de recordar nada de lo que sucedió la anterior noche. - ¡Erea! Del otro lado de la salida del baño, veo como se dirige hacia donde yo estoy, mi ángel guardián, pero no lo logra, pues alguien me toma de la cintura y sale volando, detrás de mi veo como la sombra que decía ser la voz grita- ¡Tu destino va a cambiar muy pronto! - Deo sale volando detrás de mí, y al lado mío se encuentra… - ¡¿Eres el chico nuevo?! -Deberías de tener más cuidado, además, ese era un impostor, no es quien la voz que dices oír. - ¿Cómo sabes tú que oigo una voz? Por cierto, ¿Quién eres? Lo sé, estudias conmigo, pero para poder hacer esto, debes ser un ser de otro mundo. Lo sabía, por eso este chico a penas entro al salón el otro día puso el ambiente tan pesado y a su alrededor aparecieron espíritus. -Tienes razón, soy un ser de otro mundo. - ¿Pero que ser eres y como sabes que oigo esas voces? Silencio de nuevo. - ¿Cómo sabes que ese no era? -Primero, se más cosas que tú, se muchas cosas de tu pasado también y de tu futuro, segundo, creo que tú misma te diste cuenta de que no era el-Tiene razón, cuando le pregunte de la forma en que siempre me nombra la voz, solo cambio de tema-, y, por último, es mi asistente. - ¿Tu asistente? -Lástima que no recuerdes nada de lo que sucedió anoche, tal vez con eso te hubieses dado cuenta desde un principio de que no era él y, hubieses salido de eso más rápido, pero tuvimos que borrarte ese sueño para que dejaras de hablar sobre eso a todo el mundo. Deo, creo que ya descubrí quien fue el que se metió a mi sueño anoche. - ¿Fuiste tu entonces quien invadió mi sueño anoche o fue tu asistente? -Fue mi asistente, por órdenes mías. -Llegamos al salón, ¿Cómo haremos para entrar sin vernos tan extraños? -Tranquila, todos están dormidos y, cuando despierten, se les olvidara que hemos llegado tarde. Todo paso tan rápido que, necesito procesar una por una, cada cosa que sucedió. -En receso, me explicaras que es todo esto, o al menos, que te pico para ir a rescatarme. -Mas bien, agradece que te rescate, porque sino créeme que ese demonio que estaba parado en frente de ti, haría trizas a tu querido ángel, y probablemente, a ti también. -Si si, gracias, te diré las gracias cuando expliques todo eso que paso y el porque tu asistente hizo eso, o el como es que sabes que oigo a alguien, y todas esas cosas. -Claro Erea, ve a sentarte, en tres minutos todos se despertarán, así que es mejor que actúes normal hasta que llegue el receso. - ¿De verdad me explicaras todo con detalle? Otra vez un silencio. Procedo a sentarme y seguir con esta conversación luego, aunque lo admito, mi curiosidad por saber esto, por saber quien es, me mata y, además de eso, también estoy nerviosa. De repente todos se despiertan, y me quedo impresionada, pues ninguno se inmuto ante nuestra presencia y siguieron como si nada, la profesora con la clase de lengua, y mis compañeros anotando todo en sus cuadernos, por una parte, esto me tranquiliza, porque ninguno hablara ni recordara lo sucedido, pero, por otra parte, me asusta, pues esta clase de poder, la puede hacer alguien muy fuerte con una capacidad de poder, muy grande. Me asusta. ¿Esto habrá sido también obra e ingenio de aquel Demonio? Por supuesto que sí, no creo que esto lo haya podido hacer quien me salvo y se sienta al lado mío, pues es solo un estudiante. O no. Hola voz, ¿viste lo que sucedió recién? Claro, lo vi todo, y lo disfruté. Claro, como casi muero, ¿me querías ver morir? Ay no, ¿Cómo crees? ¿Tan malo soy? Yo que se, supongo que lo eres. Me hieres, angelito. Pasan las horas y llega, para mí, el tan esperado y ansioso receso, nunca había esperado con tanta emoción y deseo el salir de clases, creo que al fin se resolverán mis dudas. Tomo mi maleta y guardo todo adentro, la coloco en mi espalda y salgo, con cada paso que doy, aumentan mis nervios, estoy ansiosa quiero saber todo ya. Y lo veo ahí de pie, junto al árbol que hay en el patio trasero de mi escuela. No me había puesto a detallarlo bien, pero, de verdad es muy guapo. Doy un paso, luego otro y otro, hasta que se da cuenta de que estoy ahí y voltea y me ve, me regala una media sonrisa, y siento como se ruborizan mis mejillas. -Bueno, aquí estoy, responde todas mis preguntas, y se sincero. Otra sonrisa. -Vamos, te llevare a un lugar. Y toma mi mano, su mano esta tibia, y son muy delgadas, se ven tan frágiles como un cristal, pero el calor de su mano hace que me sonroje de nuevo, como es esto posible, Erea, concéntrate en lo que es. -Pero estamos en receso, ¿Cómo pretendes que salgamos de la escuela? -Tengo mis trucos. Nos comenzamos a alejar hacia el final de la escuela, para llegar al patio viejo que antes se usaba, oscuro y solo, pero ambos estamos parados en el medio, a pesar de no haber nadie y solo estar los dos, no tengo miedo ni nervios, me siento segura y en confianza con él, no sé por qué. -Necesito que sujetes mis ambas manos, y que no me sueltes, Erea. ¿Hará tanto solo para responder a mis preguntas? Y, como si fuese por arte de magia, hechicería o, como sea que se pueda llamar esto, pudiese describirlo como algo que solo vemos en las series de fantasía y ficción, todo a nuestro alrededor se comienza a llenar de un humo oscuro, pero se mezcla con humo rojo, al mismo tiempo se ilumina y siento como si estuviésemos cayendo por un precipicio, si, demasiado fantasiosa, pero me asombra, porque en mi vida había visto algo así, es extraño, pero a la vez me encanta y me impacta. Al mismo tiempo, el se comienza a pegar más a mi cuerpo como para protegerme, quedando cara a cara, veo sus ojos azules, que ahora se ven oscuros, que antes no había podido detallar bien, su rostro es pálido, su cabello es n***o, largo y lacio, y tiene un lunar al lado de su ojo derecho, sus labios son… color carmesí, rayos Erea ¿Por qué piensas en sus labios?, pero es que, este tipo, si parece de otro mundo, de otro planeta, su belleza es fantasmal, parece un Dios. - ¿Se puede saber que tanto me miras? -Quedaste muy cerca de mí, ¿Qué pretendías que hiciera? -Esquivar la mirada, tal vez, te ves extraña viéndome fijamente, ¿que acaso tengo un moco pegado en la cara o qué? - Ay, pero que grosero eres no. - ¿Qué yo que? -Nada, olvídalo, ¿Cuándo llegaremos? -Falta poco. No había terminado de decir la frase, para darnos cuenta de que ya habíamos llegado a nuestro destino. -No puede ser, esto es increíble. -No te asombres tanto, este mundo es un asco. -Comparado con el mundo humano, tal vez este sea mejor. -Te equivocas, que no te ciegue el paisaje, la gente es terrible, me agradan más los humanos. -Pensándolo bien, ¿Qué es este mundo y por que todos se ven cómo humanos? - ¿Qué no es claro? Es el mundo de los muertos, no diría que es el cielo, no tengo permitido entrar ahí. - ¿Por qué no puedes? -Tampoco es el infierno, seria muy fuerte llevarte ahí, digamos que, para hacértelo fácil, es el centro comercial del mas allá, todo lo que ves aquí, son almas de personas, divirtiéndose como si estuviesen vivas, en fin, todos aquí están muertos, te quedaras impresionada al traspasar a uno de ellos, pero no lo hagas, se molestaran. Evadió mi pregunta, pero el que me explicara eso me resulto emocionante, quiero conocer más. - ¿A dónde me llevas? O ¿Por qué decidiste traerme aquí para hablar? -Primero, te llevo a un café, segundo, es para que entiendas un poco más mi mundo o quien soy, hablando de café, hemos llegado. -Wow. El café tiene un estilo retro, viejo y oscuro, pero tiene aire de café tranquilo en medio de una ciudad llena de personas que se dirigen al trabajo, solo que acá no hay personas yendo al trabajo, claramente. A penas entramos, detallo mas el lugar, las paredes son en color Vinotinto, con luces que cuelgan del techo, ventanas que van del techo al piso, las sillas son de cuero acolchado y el piso se ve como madera desgastada, mesas que parece del mismo material que el piso y cuadros con pinturas muy “escalofriantes” son extrañas, no sabría describirlo, el olor a café abunda por todo el lugar y, como en muchas de las cafeterías, hay libros, así que el olor a libro viejo es impresionante. -Hola lindo Zagan, ¿nueva acompañante? -Jajaja, Martha, ¿Qué tal? Nah, no es lo que piensas. Y esta tal, Martha, se comienza a acercar y me mira de arriba abajo, pero con una sonrisa muy amigable. - ¿Qué tal querida? ¿Cómo te llamas? ¿Qué te ofrezco? ¿Un café o un vino? ¿Vino? -Eh, jeje, hola, soy Erea y, una taza de café no vendría mal. - ¿es Erea? ¿la Erea de la que tanto oigo hablar? -Shh, Martha linda, eso no era necesario decirlo. -Claro, claro, ya te llevo tu café, guapa. Asiento. “¿La Erea de la que tanto oigo hablar?” ¿Qué quiso decir? -Tan solo ignora lo que dijo Martha, lo dijo por decirlo, pero, a lo que vinimos, lánzame todas las preguntas que tengas, estoy preparado, creo. Perfecto. Llego mi momento.
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