ANNA KALTHOFF
Me observo en el espejo y seco mis lágrimas. Sorbo por la nariz, abro el grifo y enjuago mi cara, que está roja de tanto llorar.
Me seco y, cuando termino, apoyo las manos en el lavabo. Inhalo aire a profundidad y trato de calmarme.
Ver aquellas imágenes, fue un golpe duro. Algo que no me esperaba y que, en la condición en la que estaba por lo de mi padre, me trastocó.
Pero, ya me he serenado. Ya puedo pensar con la cabeza fría. Y… ¡Vamos, Anna! Eres inteligente.
Quien te envío estas fotos es Miranda. Tú sabes quién es Miranda. Sabes de lo que es capaz esa perra.
Exhalo, sacando todo el aire que hay en mis pulmones.
Soy masoquista.
Vuelvo a desbloquear el teléfono y observo, con detenimiento, aquellas imágenes que me enferman.
Bien. Vamos. Tú puedes hacerlo.
