ANNA KALTHOFF
Se me abalanza encima y trata de besarme. Forcejeo con él, golpeando su pecho con mis puños y gritándole que me suelte y se aleje de mí.
No lo hace. Me acorrala contra la camioneta, susurrándome lo mucho que me ha extrañado, lo arrepentido que está por su comportamiento conmigo y lo mucho que aún me ama.
—Tú no amas a nadie —le chillo, dándole un sopetón en el rostro que pone a arder mi mano—. No pudiste ni amarlo a él.
El ardor en mi pecho se hace presente. El dolor me consume y comienzo a llorar recordándole. Lloro de tristeza por su recuerdo y lloro de rabia contra Roddy.
¡Maldito! ¡Mil veces maldito!
—¿Por qué me haces esto? —le farfullo ahogada en lágrimas, y dejándome vencer por el tormento—. ¿No te bastó todo el daño que me hiciste? Que ahora vienes a recor
