—Papá, recuerda que hoy regresaré más tarde y Rose se quedará contigo— dije apenas terminamos de desayunar.
—Tranquila hija, haz lo que tengas que hacer sin preocuparte por mí, estaré bien— respondió.
Mi padre me conoce bien y sabe que siempre que estoy lejos pasó todo el tiempo pensando en él, necesitando que se encuentre bien, resistiendo las ganas para no llamar y saber si me necesita.
—Sabes que es imposible que no me preocupe por ti papá—. A veces lo trato como un niño pequeño que no sabe valerse por sí mismo y sé que eso está mal, pero no puedo evitarlo.
—Ha llegado el momento de que comiences a vivir tu vida Shelby, debes dejar de estar pendiente de mí las veinticuatro horas para poder disfrutar tu juventud.
Y ahí viene una vez más el discurso que tantas veces he escuchado, sus ganas de que encuentre a alguien que me acompañe, un novio incondicional. Pero eso es algo que no se encuentra en mi plan de vida hoy en día, y tampoco creó tenerlo presente en mis planes en un futuro cercano, ya no me veo en esa posición.
—Mi vida eres tu papá, todo lo que necesito está aquí, no voy a descansar hasta devolverte tus sueños.
Para pensar en encontrar un hombre que esté a mi lado, primero debo lograr cumplir mi meta de ayudar a mi papá, hasta que no lo haga, en mi cabeza no habrá lugar para otra cosa.
—Yo ya viví mis sueños hija, he tenido una buena vida, una hija hermosa, ahora es momento de que tú vivas los tuyos, vuelve a la universidad, sal a divertirte, enamórate, comparte tu vida con alguien que te haga feliz.
Todas cosas que ya veo tan imposibles, son parte de la antigua Shelby, pero en la nueva yo ya no hay sitio para nada de eso.
—Las chicas como yo no nos enamoramos papá—. El amor es solamente para quienes pueden darse el lujo de perder su tiempo y yo tengo cada segundo de mi vida completamente ocupado.
—Shelby, no permitas que lo pasado te limite, tampoco dejes que mi problema te consuma, mereces algo mejor hija— mencionó mi papá de forma triste, así como a mí me duele verlo mal, a él le duele pensar que no vivo mi vida por estar a su pendiente.
—Se me hace tarde papá, debo irme— dije para evadir el tema, me acerqué le di un beso y un abrazo que duró bastante— te amo.
—También te amo hija, disfruta tu día— mencionó mi papá luego de que lo solté, al darme la vuelta se me cayó una lágrima, apenas pude aguantar para que él no lo notara, entonces sin que se de cuenta de mi tristeza salí de mi casa.
Caminando muy rápido llegué justo a tiempo antes de perder mi bus, ingrese, me senté y no pude evitar que se me cayeran más lágrimas, todo lo que he estado conteniendo desde hace un rato ahora ha salido sin poder guardarse más, soy muy fuerte, pero todos llegamos al punto en que ya no es tan fácil guardar el dolor. Mi padre siente que me está destrozando la vida y me duele mucho ver que se siente culpable, pero él no se da cuenta de que son mis propias decisiones porque soy una adulta, no necesitó que nadie me diga lo que debo hacer, sé lo que nos conviene y hago esto porque quiero, no porque él me obligue. Mi padre jamás me pediría que dejara todo para cuidarlo, si no lo hubiera ayudado, él solo habría encontrado la forma de sacarnos adelante, pero yo no quiero otra cosa, no siento la necesidad de vivir mi vida de la forma en que él dice, mi única necesidad es ayudarlo, hacerlo mejorar porque si él está bien, yo también estaré bien.
Siempre insiste en que me enamore, cómo no se da cuenta de que ese sentimiento no es para mí, nunca lo ha sido y mucho menos ahora. Es imposible que alguien me vea de esa forma, que un hombre quiera compartir una vida conmigo, no nací para ser amada, no soy la clase de chica en la cual los hombres se fijan, la gran historia de amor verdadero, sé que eso nunca me va a suceder. Ya intenté una vez tener una relación seria con alguien y no resultó, fue de las peores decisiones que he tomado en mi vida porque lo único que me dejo fueron malos recuerdos de mis malas decisiones, de lo tonta que fui y de lo fácil que es engañar a alguien mirándola a los ojos. Así que no quiero volver a pasar por esa situación, nunca más seré pisoteada de esa forma porque ya aprendí mi lección y no lo volveré a permitir.
Llegué a la empresa, saludé a Ale y como siempre nos pusimos a trabajar. Los días han pasado sin que transcurriera nada interesante. Solo he ido del trabajo a la casa, charlas con mi padre, cenas magníficas hechas por Rose y por supuesto aquí en la empresa charlas con Alejandra.
Al Señor Howland, apenas lo he visto de lejos, cada vez que me ve, me ignora, actúa como si no existiera. Tenerlo lejos es lo mejor, pero no encuentro el motivo de su actitud, un día quiere hacer algo bueno por mí y al siguiente no me desea ni los buenos días, qué clase de psicópata hace eso. Supongo que después de todo tenía razón con lo que dije, realmente no le interesaba, solamente intentaba hacerse el bueno, pero como no se lo hice nada fácil su verdadero ser quedó al descubierto demostrando que no es esa buena persona que quiere aparentar. Si no que en realidad es un hombre malo, frío, que siempre quiere demostrar ser mejor que todo el mundo.
Ayer en un momento dejamos de trabajar para recibir una charla sobre cómo debemos actuar hoy en el comercial, cuáles son nuestras tareas, al parecer es tan importante que no están permitidos los errores. Hoy cuando terminemos las tareas diarias que hacemos siempre, debemos ir al estudio donde se filmará el comercial, no está muy cerca de aquí, pero nos llevarán a nosotras dos y a algunos otros empleados. Así como lleguemos debemos ayudar a organizar los últimos detalles de la decoración y de todo lo que quede por terminar. Parte del comercial ya ha sido filmada, por lo que no falta tanto, pero igual es bastante trabajo. Luego de terminar con esos detalles el resto de lo que debemos hacer es estar a disposición de los modelos y personas importantes por si necesitan algo.
—Te noto un poco rara hoy, ¿Qué es lo que pasa Shell?— preguntó Ale. En ese momento no pude responder, al pensar en lo que dijo papá esta mañana automáticamente se me cayeron algunas lágrimas.
—Chicas por favor sean puntuales, cámbiense de ropa y vayan directo al estudio, es importantísimo que hoy terminemos rápido y para eso será necesario todo el apoyo—. Al escuchar al señor Howland detrás de mí automáticamente me sequé las lágrimas y me di vuelta para prestarle atención.
—Por supuesto señor, no lo defraudaremos— respondió Alejandra.
Por suerte para mí ella habló en mi lugar porque siento que si abro mi boca me derrumbaré y no me gustaría hacerlo, menos frente a él.
Ante la respuesta de mi compañera el señor Howland asintió y antes de irse me miró de una forma muy extraña, como con lástima, compasión o intriga, solo espero que no se haya dado cuenta de que casi estaba llorando porque no me gusta sentirme vulnerable frente a nadie, mucho menos delante de un arrogante como él.
—Tuve una conversación con mi padre que me dejó algo pensativa— dije respondiendo a la pregunta que me hizo Ale antes de que el señor Howland nos interrumpiera.
—¿Algo de lo que quieras hablar?— preguntó pero sin presionarme.
—Gracias Ale, pero preferiría no tocar el tema— respondí, aún no estoy lista para sacarlo todo de adentro.
—Está bien, pero estoy aquí para lo que necesites, ahora estamos juntas en esto— mencionó sinceramente y ante sus palabras le dedique una sonrisa, de verdad se siente bien saber que hay alguien ahí dispuesta a apoyarme.
—Realmente aprecio mucho lo que dices— agregué, le di una palmada en la espalda y continuamos trabajando.
Qué difícil es continuar cuando sientes que todo se derrumba, cuando cae la venda de tus ojos y ves la verdad, porque en realidad hace mucho tiempo que todo ha comenzado a desmoronarse, pero recién hoy me doy cuenta de la gravedad del asunto, apenas hoy logro percibir que estamos peor de lo que pensaba. Mi padre es muy infeliz, pero no es solo por su situación, sino que también soy yo quien no lo deja ser feliz, no se siente bien porque me ve apagada, percibe que mi vida no es la misma de antes, que yo no soy la misma que un día fui y se siente culpable por ello. Pero lo que no sabe es que no es él quien ha causado todo eso, mi vida estaba mal desde antes de lo acontecido, dando todo por personas que no me valoraban, desviviéndome por quienes no lo merecían, porque no eran dignos de mi amor.
Al menos ahora por quien me desvivo es mi padre, la única persona que siempre ha estado ahí para mí, que siempre me ha apoyado, el único que realmente merece mi protección. Pero no quiero que él sienta que me hace mal porque eso lo está destrozado aún más de lo que ya está y no lo merece. Él debe volver a ser el de antes, pero a cada paso parece que es más imposible que todo se acomode. Necesitamos esa solución de cuento de hadas que no llega, que no sucede en la vida real, no a las personas como nosotros. Nuestra vida es más parecida a la de las películas de terror, o de esas que te hacen llorar, pero son tan aburridas que nadie quiere mirar porque todo el que pasa por un costado siente que no vale la pena, así es la vida real. La vida es como las olas del mar, son hermosas, pero golpean con tanta fuerza que a su paso destruyen todo lo que es débil o no está bien sostenido.
El día laboral pasó sin mucho más, todo el tiempo he tenido la cabeza en otro lado pensando en mi papá. Como una simple conversación puede cambiar todo tu día y dejarte como si estuvieras perdida, hacer actividades sin notarlo, solamente mover tu cuerpo por inercia, realizando todo lo que debo solo porque ya estoy acostumbrada a eso, pero con la mente en otro lugar.
Ahora nos estamos vistiendo para ir a donde se filmará el comercial. Cuando terminamos de hacerlo bajamos al frente de la empresa y un auto nos estaba esperando para llevarnos junto a algunos otros empleados. Llegamos a un edificio un poco más pequeño que el original de la empresa pero aun así muy impresionante.
Al ingresar fuimos directo al ascensor que nos llevó al cuarto piso. El estudio de grabación es impresionante, como si fuera una ciudad, un mundo aparte, son magníficas las cosas que se pueden lograr con mucho trabajo y creatividad. La escenografía está muy bien pensada para la ocasión, un comercial de medicamentos que mejoran la calidad de vida de las personas.
La farmacéutica de Rolands se ha dedicado a buscar soluciones para diversas enfermedades que afectan tu calidad de vida como la osteoporosis, Paget, entre otras. Esta empresa tiene muy buenas referencias, se dice que lo que buscan no es generar dinero, sino que realmente se preocupan por la salud de las personas, por ayudarlas a superar las adversidades de la vida. Como típica crítica que soy, aún no puedo creer en las buenas intenciones que tienen, no podemos formarnos opiniones de acuerdo a lo que nos dicen, pero quizás este comercial me ayude a formar mi propio concepto de esa farmacéutica. Betqualife es un nuevo lanzamiento y se dice que podría ser el comienzo de una nueva era, una esperanza para aquellos que su vida se ha visto afectada por enfermedades, ojalá existiera un medicamento así para ayudar a mi padre.
Lo primero que hicimos fue colaborar con el término de algunos detalles de la decoración, estamos simulando un estudio de baile, bastante interesante para tratarse de solo un medicamento.
De pronto llegó el señor Howland junto con otro hombre de traje gris oscuro a su lado, saludo a todos y presentó a su acompañante.
—Él es Roger Rolands, el dueño de la farmacéutica para la cual estamos grabando el comercial— dijo Evan señalando al hombre a su lado. Alto, casi tanto como el señor Howland, robusto, cabello n***o oscuro, ojos verdes, con un aspecto más relajado que el de nuestro jefe, se podría decir que luce más amigable.
—Es un placer conocerlos y trabajar con todos ustedes, sepan que cada uno de los aquí presentes son fundamentales para que la publicidad de este importante medicamento funcione y arreglemos muchas vidas, así que desde ya muchas gracias —. Al terminar de hablar esbozo una gran sonrisa y todos comenzaron a aplaudirle, debo admitir que ha causado una muy buena impresión.
Luego todos volvieron a sus trabajos, al igual que Ale y yo fuimos a reponer alimentos en una mesa.
—Qué hombre tan impresionante— dijo Alejandra esbozando un suspiro.
—He visto como has quedado mientras él hablaba—. A simple vista se la podía ver embobada ante la presencia de ese hombre.
—Quién no quedaría en ese estado ante semejante presencia, ¿A ti no te ha encantado?— preguntó pareciendo estar bastante segura de la respuesta, aunque al parecer aún no me conoce tan bien.
—Ya sabes Ale, no estoy interesada— mencioné haciéndole ver que está equivocada, ojalá tuviera tiempo para esas cosas.
Ambas nos reímos y continuamos con nuestras actividades. Luego de unos minutos el comercial comenzó a filmarse. Trata de una chica joven que es profesora de baile, pero debido a una enfermedad reumatológica los doctores le dijeron que no podría continuar dando clases, eso le destrozó la vida porque el baile era todo para ella. Pero de pronto con una nueva investigación aparece este nuevo medicamento, Betqualife, el cual le mejorará su calidad de vida, con el mismo y un tratamiento la chica podrá volver a sus actividades de antes, le devolverá su vida y sus esperanzas. Ojalá hubiera algo así para mi papá, una vez más mis pensamientos volvieron a esta mañana y se escaparon más lágrimas, las cuales intente disimular rápidamente para que nadie las notara. Pero es emocionante, es muy lindo ver como a veces sí hay esperanza, como la vida puede arreglarse y seguir el mismo rumbo que se tenían desde antes de que los problemas pasaran.
—Es increíble lo que se puede lograr con una simple Pastillita— dijo Alejandra mientras observamos el comercial.
—No es tan simple, lleva mucho trabajo, pruebas e investigaciones hasta llegar a lo que hoy tenemos— dijo un hombre detrás de nosotras, al voltearnos nos sorprendimos muchísimo al ver que el señor Rolands es quien habla.
—Oh, lo siento señor, no era mi intención ofender o decir que no es un trabajo difícil— respondió Alejandra muy apenada mirando al suelo.
—No he dicho que quisieras ofendernos, soy Roger Rolands— dijo el señor esbozando una gran sonrisa y extendió su mano rumbo a Alejandra, la cual abrió los ojos muy grandes en señal de sorpresa.
—Alejandra Gómez, encantada de conocerlo— respondió cuando por fin logro encontrar las palabras. Estrecho la mano del señor Rolands y también le mostró una linda sonrisa, en ese momento sentí que el mundo fue solamente de ellos dos, parecía que yo no estaba presente, que nadie más lo estaba, estuvieron un momento tomados de la mano, observándose el uno al otro con mucha atención y sonriendo ampliamente. Al parecer mi amiga no ha sido la única que ha quedado embobada.
—Es muy importante lo que se puede lograr, la magia está en devolver sonrisas— habló Rolands, ellos soltaron sus manos y volvimos a observar la grabación.
—¿Realmente han logrado algo así? — preguntó Alejandra señalando a la modelo que en la escena volvía a bailar como antes.
—El comercial está inspirado en un caso real, fue la primera persona que logramos ayudar. Esa chica estaba destrozada, sin ganas de vivir, pero un doctor la postuló para nuestro ensayo, y volvió a sonreír, a hacer lo que más amaba, recuperó la vida que tanto le hacía falta.
Al escucharlo hablar se nota lo orgulloso que está de su trabajo, de las cosas que ha hecho, si en verdad logra estas cosas cómo no podría sentirse así.
—Es increíble, además la retribución económica debe de ser muy grande— mencione haciendo notar que también estoy presente. Por primera vez el señor Rolands me miró percatándose de que estoy aquí, así que hizo una señal con su mirada para que le dijera mi nombre— Shelby Miller— respondí y también me estrechó la mano, pero no fue mágico como cuando lo hizo con Ale. Eso es algo que quedará guardado solo para ellos dos.
—No voy a mentirte Shelby, con esto invertimos y también ganamos mucho, pero es más importante la satisfacción de ver que estás ayudado a otros seres humanos, que les estás devolviendo la vida a personas que ya no tenían ganas de seguir viviendo, y las ganancias nos permiten seguir innovando, investigando para ayudar en nuevas enfermedades—. Una respuesta que me gustó mucho, parece una buena persona con la verdadera iniciativa de ayudar a quienes lo necesitan, algo que necesitamos mucho, las personas que sufren merecen este tipo de ayudas, de esperanzas.
Continuamos un momento más conversando, pero le pidieron a Alejandra que fuera a alcanzar agua a los modelos, así que para que ella pudiera continuar su charla con Rolands decidí ir a hacerlo yo. Es muy pronto para decirlo, pero creo que hay química entre ellos dos, así que no quise que su conversación fuera interrumpida.
Después de todo fue una jornada muy larga, pero el horario pasó muy rápido, ya que estuvo entretenido y no fue un trabajo tan difícil, prácticamente ni nos necesitaron. Al terminar, tanto el señor Howland como el señor Rolands nos agradecieron mucho a cada uno de nosotros por todo el trabajo realizado, quedaron muy conformes con lo logrado. Roger dijo que no se arrepentía de haber firmado con esta empresa porque tenemos una ética y responsabilidad que no ha visto en ningún otro lado, Howland Publicity es muy reconocida así que no se podría esperar menos. Después de la charla, de los agradecimientos ayudamos a limpiar todo y ahora estamos fuera del edificio.
—He quedado muy impresionada con Roger— dijo Alejandra una vez que estuvimos solas.
—Me he dado cuenta de ello, no podían quitar la mirada el uno del otro.
—Ha sido muy amable y en ningún momento me hizo sentir inferior, ojalá pueda volver a encontrarlo.
—Lamento decirte esto, pero no te hagas ilusiones Ale, por más amable que sea, los hombres como él no miran a chicas como nosotras—. Soy una mujer que siempre tiene los pies sobre la tierra y aunque me encantaría que ella pudiera estar con alguien como él no quisiera verla ilusionada y que no resultara.
—No podemos definir a las personas sin conocerlas Shell, además soñar no cuesta nada—. La verdad es que ella es una persona que siempre ve lo mejor de todos y eso es algo admirable, ojalá yo pudiera seguir siendo así.
—Soñar nos crea expectativas que nunca llegan—. Eso es algo que me ha tocado aprender de las peores formas.
—No deberías preocuparte, tengo los pies sobre la tierra y lo más importante en mi vida es Jaime.
—Si van hacia el sur puedo llevarlas— dijo el señor que nos trajo hasta aquí interrumpiendo nuestra conversación.
—Yo voy en esa dirección— respondió Alejandra.
—Yo voy hacia el lado opuesto, pero no se preocupen por mí.
—Cuídate mucho Shell, nos vemos mañana en el trabajo— agregó Ale, me dio un beso en la mejilla y se marcharon.
Al verlos marcharse me quedé sola, mire la hora, son las 23:30, falta muy poco para la media noche, no opino que en este momento encuentre transporte así que emprendí camino rumbo a mi casa, seguramente si hubiera explicado la situación me habrían llevado, pero no me gusta molestar ni poner a nadie en un compromiso.
—Señorita Miller, ¿Te irás sola?
Sin tener que darme la vuelta supe de quién es esa voz, así que sin sorpresa me volteé y encontré al señor Howland parado observándome con ese aspecto relajado y serio que siempre trae.
—No, esperaré el transporte—decidí mentir, no quiero una situación como la de la vez pasada, lo mejor es evitar los inconvenientes.
—Entonces me quedaré contigo hasta que llegue, a esta hora no es muy seguro estar sola — mencionó y abrí mucho mis ojos ante la sorpresa, esto no lo esperaba, además no puede quedarse porque eventualmente se dará cuenta de que estoy mintiendo.
—Estoy acostumbrada señor, no es necesario que se quede, puedo estar sola.
—Sé que no hay transporte a esta hora, te llevaré a casa—. Ante lo que dijo sentí ganas de reírme, siempre encuentra la forma perfecta de ponerme incómoda, cómo es que lo sabe todo.
—Preferiría no volver a pasar por la misma situación—. Recordé la última vez que quiso llevarme y las cosas no salieron nada bien.
—Es muy tarde para que camines sola, prometo que no mencionaré nada de lo ocurrido el otro día, solamente quiero llevarte— señaló su auto, puso una mano en mi espalda y me dirigió hacia él, cuando abrió la puerta del auto sin ganas de discutir opté por entrar sin decir ni una palabra más.
—Se le está haciendo una mala costumbre esto de forzarme a subir a los autos— mencioné cuando se sentó en el asiento del conductor.
—Lo hago por su bien señorita—. Me reí, sacudí la cabeza y no dije nada más.
Este hombre es muy extraño, un día no me dirige la palabra, ni siquiera para decirme buenos días y al siguiente decide llevarme a casa porque está preocupado de que algo pueda pasarme, de pronto decidió cuidarme, quién entiende a los hombres, son muy extraños.
—El comercial ha sido muy interesante— dije para acabar con el incómodo silencio.
—Me alegra que te haya gustado, a pesar de que tan solo has visto una parte.
—Tienes razón, ha sido genial y es menos de la mitad, para ver el resto tendré que esperar a que sea emitido en la televisión.
—Para mí será un placer mostrárselo antes.
—No quisiera molestarlo señor Howland—. Él solo sacudió la cabeza y sonrió sin decir una palabra.
El resto del camino estuvimos en silencio, él no dijo más nada y yo tampoco me anime a volver a hablar, no tengo nada para decir. Pero no me sentí incómoda, a diferencia de lo que esperaba el ambiente fue tranquilo, me dediqué a observar por la ventana y de vez en cuando él me miraba o yo lo miraba, pero nadie hablaba, a diferencia de lo que esperaba no me estoy arrepintiendo de haber subido al auto. Pero el silencio finalmente se rompió cuando estuvimos por llegar a casa.
—Espero que tu tristeza de la mañana no fuera por algo tan grave—. Al escuchar esas palabras automáticamente supe que lo decía por lo que pasó hoy temprano, Evan escucho lo que estaba hablando con Alejandra, me muero de pena de que me haya visto en esa situación, no me gusta ser vulnerable.
—Si lo dice porque escucho a Alejandra hoy temprano, no ha sido nada, ella es un poco paranoica— mencioné intentando desviar su atención.
—He visto tu rostro en la mañana, sé que algo no andaba bien, además también te vi cubrir tus lágrimas en medio del comercial—. Pensé que en ese momento nadie me había observado, pero de todas las personas porque tenía que ser justamente él.
—Que la chica pudiera volver a su vida, eso me emocionó mucho—. Un débil intento por tratar de hacerle creer que no lloraba porque me pasara algo a mí, en parte no es del todo mentira, ver eso y soñar lo mismo para mi padre provocó que recordara todo lo vivido, tener esa esperanza es algo que quiero para nuestra vida, de verdad me emocionó.
—No son las lágrimas de alguien que se emociona, además estuviste así todo el día—. Cómo es que un completo extraño puede sentir que me conoce tan bien
—Usted es una persona muy extraña, un día no me dice ni buenos días, y al siguiente actúa como si le importara—. En ese momento justo detuvo el auto en una esquina, me miró seriamente y habló.
—Lo siento, sé que me he comportado mal contigo, no era mi intención hacerlo, pero todo esto es nuevo para mí y no he sabido cómo actuar— al decir estas palabras permaneció un momento más en silencio mirándome directo a los ojos. Al igual que siempre no supe sostener la mirada, sintiéndome intimidada o avergonzada deje de observarlo, entonces él tampoco dijo nada más, volvió a centrarse en el camino para mover el auto y yo un poco incómoda me puse a mirar por la ventana.
Qué quiso decir con eso, no sabe cómo comportarse, es muy extraño este hombre, cada vez que lo veo me deja con más incertidumbres, por qué formula frases o palabras que no tienen sentido alguno.
—Ahí es—dije acabando con el silencio cuando estuvimos a punto de llegar a casa— Muchas gracias por haberme traído señor Howland— en ese momento fue la primera vez que logré dejar la vergüenza de lado y mirarlo desde lo que me dijo.
—No debes decirme señor, puedes llamarme Evan.
—Prefiero mantener las formalidades, soy su empleada, no es correcto que le hable de otra manera.
—Quizás un día ya no tengas que hacerlo, espero que mañana te sientas mejor— al oír sus palabras solamente le sonreí y me bajé del auto. Él esperó que ingresara en la puerta de mi hogar y luego emprendió su camino.
Al entrar me encontré con la señora Rose sentada en la sala mirando televisión, me acerque, le di un beso, me tire en el sofá a su lado, y esta me dio un cálido abrazo.
—Tu padre ya está en su habitación, lo he notado un poco pensativo hoy.
—¿Está bien?— pregunté preocupada.
—Sí, está bien, creo que está preocupado por ti, no ha dicho nada más.
—Esta mañana tuvimos una conversación, quiere que cambie mi vida.
—Tiene razón hija, tú tienes mucho por lo que vivir.
—Ambas sabemos que mi padre es la razón de mi vida, todo lo que importa.
En ese momento terminamos la conversación ella decidió no seguir insistiendo con lo mismo, estuvimos las dos un rato mirando la televisión hasta que Rose se tuvo que ir, le agradecí mucho el haber estado todo el día con papá. Fui hasta la habitación de él para saludarlo, pero ya está dormido, así que le di una caricia, un beso en la frente, lo abrigue y lo deje dormir tranquilo. Verlo así me recuerda lo que un día fue, un hombre feliz sin tantas preocupaciones.
Luego me fui hasta mi cuarto, busqué mi pijama y me dirigí a darme una ducha. Esta vez mis pensamientos se invadieron del señor Howland. Sus actitudes no las entiendo, a qué se refería con que todo esto es nuevo para él, soy una empleada como cualquier otra, no hay nada nuevo, probablemente quería decir que nunca antes nadie lo había enfrentado de la forma en que yo lo hice y por eso la razón de su comportamiento, no encuentro otra explicación posible. Tampoco quiero que la haya, prefiero que se mantenga alejado, no quiero que sea amable porque no me gusta acostumbrarme a que me ayuden, no me gusta necesitar a nadie.