Excentricidades

1883 Palabras
—¿Cómo carrizo nos vamos a llevar ese automóvil? —Reclamó Malcolm mirándome fijamente. Al llegar a este país casualmente, mientras inspeccionábamos algunos lugares cercanos al convento, pasamos frente a un concesionario, y ¿Qué tal? Para mi sorpresa, como llevado a cumplir un sueño, tuve frente a mis ojos el automóvil que había deseado tener en este último tiempo. Porque me lo merezco y tuve como dármelo, aquí lo tengo. —No te angusties hermanito —Lo abracé por el cuello—. ¿Por qué ustedes dos siempre andan estresados? —Pregunté refiriéndome a él y Leonardo—. Deberían relajarse. En la vida todo tiene solución, menos la muerte —Acentué el tono de mi voz—. ¡Qué lo diga el hermano Atkins! Recordándolo, Malcolm giró la cabeza para mirar detrás de él. —Lo que sea que resuelvas para llevarte ese auto, hazlo de una vez —Adujo mirando a la mujer que yace dormida sobre la cama. Previo al viaje, Gustavo al instante de que accedimos a apoyarlo y en base a la planificación que establecimos, por intermedio de un contacto, alquiló la casa donde estamos ahora en Buenos Aires, está cerca del aeropuerto. Viajamos en el avión de Aleskey, debía ser así porque por las condiciones en la que indujimos a la monjita a acompañarnos en este viaje, no nos conviene delatarnos si decidíamos viajar en un vuelo comercial. Para Gustavo era indispensable tenerla a su lado, entendible por las circunstancias que rodean su vida. Dolido como se encontraba por la pérdida de su primogénito y mano derecha, al no tener siquiera a su esposa, la desolación que pudimos comprobar está viviendo lo lleva a sentirse y mostrarse cabizbajo y vulnerable, no la desearía para mi mismo. Por lo general, le rehúyo a las emociones, soy de los que se las traga para no mostrarme débil. No es que no me afecte la muerte de Atkins, era mi hermano, un apoyo importante para la hermandad, pero no me permito sacar a relucir el nivel de afección. Pienso que no es necesario andar mostrando tus miserias para saber que estás vivo, con colaborar o apoyar es suficiente. Llegar aquí no me ha sido tan fácil. Me costó mucho dolor endurecer mi carácter. La vida que me ha tocado llevar, me ha demostrado que mostrarse vulnerable ante ciertos hechos, actuaciones u omisiones de algunas personas es abrir la puerta a que el exterior sea el que moldee lo que te sobrevendrá en tu vida, e incluso la forma en la que los demás creen que mereces ser tratado. No me lo permito. Por dejarme llevar por los sentimientos, hace algunos años, después de ese hecho donde la vida me colocó al borde del abismo al punto de que casi arrastré a otra vida conmigo, misma vida que me indujo a caer en esa debilidad que ahora no me permito y que me hizo sentir el dolor del alma, ahora los aparto apenas siento que las emociones pudieran llevarme a cuestionar lo que esté sintiendo en contra de lo que siempre he creído, en automático he aprendido a alejarlas y pongo por delante la razón, esa que yo mismo estimó es la más conveniente para llevar una vida sin problemas, sin conflictos que desiquilibren el día a día. Lamentablemente todos no tienen esa misma capacidad, todos no hemos tenido la misma experiencia de vida, las oportunidades y las necesidades se presentan de diferentes modos según la persona de que se trate. Gustavo después de tenerlo todo, una familia perfecta dentro del modelo de vida que él diseñó, dinero y poder, al verse de un momento a otro solo, nos demostró que se siente como si fuera el fin del mundo, de su mundo. El día de ayer nos hizo ver cuán dependiente es de su familia. Tremendo error, el más grande en el que puede dejar caer un hombre metido en este mundo. Allí es adonde no me estoy permitiendo llegar. Me moví un poco para girar el cuerpo y ver a la mujer que está acostada detrás de nosotros. —Si se despierta, la volvemos a dormir —Aduje en tranquilidad viendo esta como la mejor solución. —¿Estás loco? No podemos suministrarle más de lo indicado —Refutó Malcolm. —¿Acaso eres médico para medir los niveles? —Cuestioné—. No exageres, no le apliqué una inyección sino dos splah con el atomizador. —Peor aún, si solo con dos splah lograste tranquilizarla en cuestión e segundos y por esta hora que lleva dormida, imagínate si le das otros más. —No te estreses. Vamos a descansar. Por la hora no creo que despierte sino hasta en la mañana —Le dije confiado—. A primera hora resolveré el tema del traslado de mi nuevo juguetico. Sonríele a la vida, hermanito; eres demasiado joven para tanta seriedad. Dejándolo allí, salí de la habitación y me dirigí al estacionamiento donde están los hombres que nos acompañaron en este viaje y Leonardo admirando el auto. —El único que no está de acuerdo con esta nueva adquisición es Malcolm, parece un viejito quisquilloso —Les dije al verlo parados alrededor. —Le preocupa es el tema del traslado, y nos toca irnos mañana mismo —Me recordó Leonardo0ù. De verdad que estás loco hermano —Agregó Leonardo sonriéndose. —Todo es posible, si no, ¿Cómo exportan los autos ya ensamblados? ¿Qué cuesta algo de dinero? Lo sé, soy consciente de ello —Afirme—. Decidí comprarlo pensando en todo lo que implicaba. No crean que por parecer, soy realmente irresponsable. —Nunca he dicho que lo seas —Me aclaró Leonardo. —¡Cuidadito pues! —Advertí—. No sé ustedes. Yo voy a dormir, este mendigo frío me tulló los huesos. A la mañana siguiente, después de darme un duchazo de agua tibia, y vestirme, mientras desayunaba hice el contacto necesario por intermedio del concesionario para enviar el automóvil a Venezuela. Una hora después enviaron a dos empleados que se lo llevaron. —¿Y la monjita? —Despertó, pero tuvimos que hacer lo que sugeriste —Respondió Malcolm. —Ah ¿Ves? —En una hora partimos al aeropuerto —Me informó Malcolm. —¿Tan rápido? —Pensamos que querrías volver en seguida; además, no podemos volver a ponerle más tranquilizantes a la chica, no ha comido ni tomado agua —Me respondió Leonardo—. Thomson quiere a su hija viva, no otro cadáver que velar. Me sonreí por su comentario, aunque con mi silencio le di la razón. Me tomé otra taza de café mientras marqué para llamar a Aleskey y explicarle el plan que comenzaremos a ejecutar a partir del momento en el que abandonemos la casa. Para ese momento el piloto ya estaba preparado a nuestra espera. Leonardo fue por el auto de alquiler en el que sacaremos a la monjita de la casa directo al hangar donde está el avión. A plena luz del día es un riesgo tremendo al que nos estamos exponiendo, no teníamos opción. Nos tocaba ser discretos. —¿Quién dijo que era imposible? —Aduje cuando iba con Aleskey, Leonardo y Malcolm en la camioneta ya en camino al rancho de Atkins. Para nuestra suerte Aleskey llamó al médico que nos auxilió con Samantha y Sabrina, cuando estuvimos en la selva. La intención es que él asistiera a la monjita, dada la necesidad de mantenerla aun dormida. La condición era que despertara en presencia de su padre. Va en la camioneta que tenemos por delante, donde además los acompaña el ama de llaves, que me acabo de enterar fue la mujer que estuvo con ella desde que nació aparte de su madre, y Jorge encargado de manejar. —¿Han podido saber algo de la mujer? —Le pregunté a Aleskey. —Nada hermano, Anthoni apenas hoy fue que pudo ir a casa a buscar los equipos para rastrear las llamadas que se hicieron al móvil e Atkins. Con suerte los tiene en mi casa y no en la suya. La distancia no ayuda mucho —Respondió seco—. ¡Qué bueno que la monjita no les dio problemas! —Ajá, como bien lo dijiste, fue algo doméstico —Afirmé. —Ahora hay que esperar ver cómo reacciona al despertar, si vio tu rostro seguro querrá acabar contigo —Comentó Aleskey sonriéndose. —Sí me vio, no tenía por qué esconderme, igual no le estaba haciendo nada mal, más bien que nos agradezca, la sacamos del templo del terror —Comenté al recordar lo lúgubre y sombrío que es el lugar donde estaba metida. —Bueh, esperemos entonces su reacción —Repitió Aleskey—. Lo importante es que le cumplieron a Gustavo, el hombre está desecho. —No es para menos, pero si me preguntan diría que no debería mostrarse tan débil, que recuerde que tienen empelados alrededor, muchos, por cierto, no sabemos quien es el responsable de la muerte de Atkins, todos son sospechosos, cualquiera de los que lo rodean pudiera ser él o la traidora, si se sigue mostrando tan destruido no dudaría que quieran aprovecharse de debilidad —Aduje pensativo. —En eso sí te doy la razón, por mucho dolor que sienta ahora es cuando más fuerte tiene que mostrarse. Ni sabemos cuál fue el móvil de este mierdero, quien lo hizo sabía a qué se estaba enfrentando, Atkins no era cualquier persona —Opinó Leonardo. —Vamos a ve qué dispone el viejito —Respondí mirando al frente, me puse los lentes de sol y guardé silencio. Al llegar a la casa, la monjita aun seguía dormida, ni me molesté en acercarme a ayudar a trasladarla adentro de la casa. No fue necesario, porque entre Jorge y los empleados de Gustavo, en seguida resolvieron al respecto. Me entretuve viéndolos sacarla mientras recordaba que antes de sacarla de la casa allí en Argentina me preocupé porque tuviera asegurado en la mano el rosario que tenía al momento en el que la adormecí en el convento. —Cuiden que tenga el rosario encima —Le advertí a Jorge. Al pendiente de lo que le dije, lo vi que bajó la mirada para hacia las manos de ella que iban cruzadas sobre su pecho. —Ahí lo tiene —Me dijo desde a distancia—. Imposible que lo pierda. Quien sea que se lo enrolló en la muñeca, lo hizo con la intención de que no se le caiga más nunca —Lo dijo serio. —Con lo que cuesta eso, comen unas cuantas familias —Respondí entre dientes. —Para que veas los lujos que se dan algunas personas, la monjita muy religiosa, pero se da lujos de personas excéntricas —Respondió Malcolm. —Puros hipócritas disfrazados de una humildad que para nada les queda —Expresé tajante. —¡Qué lo digas tú! Volando con automóvil sobre valorado. Hablando de excentricidades, tú y la monjita son la muestra de ello. —Epa, cuida tus palabras hermanos, porque seré todo, menos hipócrita, lo que ven es lo que soy —Le dije en mi defensa. —El mafioso que ahora secuestra monjitas —Escuché detrás de mi a Aleskey decir.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR