O L I V I A
Salí a paso lento de mi cuarto y crucé el pasillo hasta detenerme en una puerta. Toqué esta con suavidad, escuché un pequeño "Pasa" y entré. El castaño se encontraba en el balcón, mirando el cielo. Me acerqué de forma lenta a él, se volteó y me miró unos segundos antes de voltear a otro lado.
—No vengo a molestarte, solo quería agradecerte por lo que hiciste por nosotras.
Hace unas cuatro semanas que Dylan ya no me ignora como antes, y hasta podría decir que me protege de quien se convirtió en mi peor demonio: Sebastian. Mi peor demonio y padre de mi hija a la vez, porque aunque él no la aceptara, seguía siendo el pequeño fruto de esa noche de pasión que tuvimos en un club.
Claro que no fue el lugar más romántico considerando que estábamos rodeados de personas drogadas, vo
