Calidez

1778 Palabras
Eloise Al salir de la escuela me dirijo donde están las bicicletas para tomar la mía, me dolía un poco la mano derecha ya que cuando estaba corriendo para huir de Mauro me caí y me lastime las manos, las tenía un poco raspadas, —muy bien Eloise ahora te caes y lastimas tus manos, eres una tonta—, murmuro molesta conmigo misma, estaba colocando mi maleta en la canasta de la bicicleta cuando alguien me toma del brazo y me sorprendo bastante al ver quien es. Su mirada reflejaba preocupación, una mirada que solo la veía en mi nana, —¿dónde mierda estuviste toda la tarde?, los profesores estuvieron preguntando por ti—, cuestiono molesto, yo trato de soltarme de su agarre, pero me aprieta con fuerza, —me lastimas, por favor suéltame, ¡auch! —, al ver mi expresión el me suelta y suelta un suspiro, pasa su mano por su cabello. Ambos nos quedamos en silencio por un momento, el me mira y toma mis manos, me estremezco al sentir su tacto, —oye ¿qué te paso?, ¿estas bien?, ¿Por qué tienes las manos raspadas?, estaba en shock, no podía creer que el este preguntando por mi bienestar, no sabía que decir o que responder, solo quería irme, pero él se acerca más a mí, podía sentir su fragancia varonil. Mis manos ardían un poco, empieza a mirarme por todo lado, —donde mas te golpeaste, dime algo Eloise—, exclamo, reacciono cuando lo oigo llamarlo por mi nombre, —disculpa y tu como sabes mi nombre—, al verme sonríe, —vaya por lo visto si puedes hablar, dime que te paso. Sus ojos grises me observaban, esperaban una respuesta, —no quiero ser grosera pero no es tu incumbencia, ahora si me disculpas debo irme a casa—, me suelto de su agarre. Sin decir más tome mi bicicleta y empecé a caminar, me dolían mis manos y no podía coger bien el manubrio, pero no me importaba quería irme de ahí pronto, en ese momento escuche unos pasos detrás de mí, me sentía un poco incomoda, me detengo y volteo a verlo molesta. —Oye porque me estas siguiendo, acaso no tienes chofer, por favor deja de seguirme y vete a tu casa—, espeto, sin embargo, él sonríe y se acerca a mí, —voy hacia la misma dirección que tú, o que acaso eres la dueña de la acera—, exclamo con sarcasmo. Suelto un suspiro de fastidio, —y crees que te voy a creer lo que dices—, me volteo y acelero mi andar, pero el da don zancadas y está al frente mío, —no me iré hasta que me digas que te paso en las manos, las tenías raspadas y con sangre—, expreso con seriedad. Porque no podía decir nada cuando estaba al frente de él, —porque te interesa....por favor vete, ahora quiero estar sola—, porque el chico más popular de la escuela Alessandro Russo estaba interesado en mi Paso por su lado y sigo caminando, pero me detengo en seco al escuchar sus palabras, —acaso es por lo que paso en la cafetería—, aprieto con fuerza el manubrio de mi bicicleta no quería recordar ese momento, —no debes sentirte mal, todos en esta escuela son unos imbéciles así que no les prestes atención Eloise—, espeta. Yo me quedo en silencio escuchando sus palabras, —se creen superiores con solo humillarte y burlarse de ti, ellos no merecen ni una lagrima tuya Eloise. Al escucharlo decir mi hombre de nuevo me volteo a verlo con lágrimas en mis ojos, quedo en shock al sentir los brazos de Alessandro que me rodeaban y me abrazaban con fuerza. Me deje envolver por su abrazo cálido, dejo caer mi bicicleta, no podía creer lo que estaba pasando, estaba consolidando mi corazón afligido, lo único que hago es cerrar mis ojos y dejarme llevar por un ese pequeño momento. Sus enormes brazos me escondían del horrible infierno que vivía todos los días, no sé porque, pero al final levante mis brazos poco a poco y correspondí a su abrazo, empecé a llorar en sus brazos como si fuese una niña pequeña, lo único que hacía Alessandro era abrazarme más fuerte, pero sin hacerme daño, podía escuchar su corazón y latía con fuerza igual que el mío. Empezó a acariciar mi cabello, —shhh, llora todo lo que quieras Eloise, estoy a tu lado, todo estará bien ahora en adelante, no permitiré que nadie te vuelva a lastimar—. Lo único que pude hacer es asentir y creer en sus últimas palabras, quería que alguien me cuidara y protegiera me sentía muy sola, caí rendida en su abrazo, a su calor y consuelo, después de estar un rato así; estábamos sentados en una banca de un parque, yo miraba el lago y el reflejo del atardecer en él, volteo a ver y Alessandro venia con una bolsa en su mano. Se sienta a mi lado, y saca unas curas, yodo y algodón para curar mis heridas, —no te preocupes yo puedo hacerlo—, levanta su mirada, —déjame hacerlo no seas terca—, sin decir mas empieza a curarme, yo me muevo un poco ya que me dolía, sopla mis heridas, podía sentir su aliento caliente sobre mí, mi cuerpo se vuelve a estremecer. Después de curarme saca unos jugos de la bolsa y me entrega uno a sabor de mango, le recibo la bebida, —gracias, Alessandro.....no debiste molestarte—, exprese apenada. Alessandro coloca su mano en mi mentón para ver mi rostro que ahora estaba sonrojado, —tienes los ojos hinchados pequeña pitufa—, expreso con una sonrisa, —¿¡pitufa!? Sonrió al escucharlo, —vaya apodo, me han puesto muchos, pero este me gusta mucho—, expreso sin quitar mi mirada en él, me observa un momento en silencio, —porque tienes tantas banditas en tus manos, luego te caes mucho pequeña pitufa, —no, es por mi trabajo, soy empleada en una villa, es para costear lo que necesito de mi escuela—, exprese, pero era mentira, me maltrata mucho las manos por culpa de Ginevra. El me observa en silencio y me suelta el mentón, levanto mi rostro al cielo que poco a poco empezaba a oscurecerse, dejo salir un suspiro, no dejaba de ver el cielo, que poco a poco se estaba empezando a llenar de estrellas, —mis padres me abanderaron cuando era pequeña, solo tengo a mi....abuela a mi lado, ella me crio desde que era muy pequeña. No eran mentiras mis palabras así me sentía una chica abandonada sin padres y mi única familia era mi nana, agacho mi rostro, —no sé porque te digo esto, pero sabes eres la primera persona que se lo cuento, y no es para que me tengas lastima, solo quería decirlo. Alessandro me observa por un momento y se acerca a mí, —no te veo con lastima, no digas eso, y gracias Eloise por tu sinceridad, será nuestro secreto—, expreso. El extiende su menique, —ahora solo nos contaremos nuestros secretos solo tú y yo que dices, lo prometes—, sonrió al escucharlo era mi primer amigo, tomo su menique para sellar la promesa, —claro que sí, y gracias, Alessandro, jamás pensé que tu y yo seriamos amigos—. Ambos reímos a carcajadas, era la primera vez que sonreía con sinceridad, era mi primer amigo, pero no podía acércame a él como si nada en la escuela, no quería causarle problemas con los demás y sobre todo no quería desatar la furia de Ginevra. Empezamos a caminar por el parque, el llevaba mi bicicleta, ambos veíamos el enorme lago que era cubierto por la noche y el resplandor de la luna, —sabes Eloise yo soy adoptado—, me detengo al escuchar sus palabras, jamás se me paso por la cabeza esas palabras. El me observa con una sonrisa, —por lo visto te sorprendiste mucho, bueno eres la primera que lo sabes, aparte de mi familia—, expreso con calma, lo observo, —¿entonces tus verdaderos padres? —, me tapo la boca, —lo siento no debí preguntar eso. Él se detiene, se acerca a mí, puedo ver de cerca sus ojos grises de nuevo, se veían más claros, cuando se preocupaba su mirada se oscurece, poco a poco lo voy conociendo, —recuerdas nuestra promesa, estas en tu derecho preguntar, además somos amigos—, se aleja de mí y seguimos caminando. El suspira antes de seguir, —mis padres murieron en un accidente aéreo estaban volviendo a casa después de un viaje de negocios, estaban volviendo para celebrar mi cumpleaños, solo tenía diez años cuando los perdí, mi tío hermano de mi padre, no quería que me quedara solo, así que decido adoptarme, además él no podía concebir—, lo miro en silencio, —pero ellos son muy amorosos conmigo, pero también me exigen mucho por ser el único heredero de la familia Russo—. Me detengo por un momento me acerco a él y tomo su mano de sorpresa, veo como se sorprende por mi acción, —debe ser muy duro para ti cumplir las expectativas de tu familia, pero sabes sé que lograras Alessandro, eres un buen hijo y tus padres estarán orgullosos de ti—. Alessandro suelta la bicicleta para tomar mi rostro, se acerca más y más, me acaricia con suavidad, puedo escuchar los fuertes latidos de mi corazón, todo mi cuerpo se estremece ya que es el primer afecto que recibo aparte de mi nana y más que era un hombre y no cualquier hombre. Mi mirada baja hasta sus labios, Gruesos y de un color cereza natural, daban a su rostro una expresión de serenidad y calidez, eran perfectos, veo como pasa saliva, no sabía que hacer, era mi primera vez sintiendo esto, era la primera vez que un hombre se acercaba así de mí, todo lo que estaba experimentando era mi primera vez. Solo lo había visto en las telenovelas que veía con mi nana o la servidumbre, también en los libros de romance que leía en mis tiempos libres, no sabía que hacer mi corazón latía tan fuerte que parecía que me fuera a dar un infarto, el acortó la distancia final, sus ojos buscando una respuesta en los míos, y cuando no me aparte, inclinó la cabeza.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR