Alessandro Había llegado al lugar puntual, el Hotel Palazzo Cinquecento, un sitio de lujo en el corazón de la ciudad. El tipo de lugar donde las paredes parecían susurrar secretos de poder y dinero. La noche anterior, justo al terminar de trabajar, había recibido un mensaje anónimo citándome allí, en el bar del hotel. El texto era breve, casi provocador: Tengo información sobre Annette. Ven solo. No pensaba presentarme, pero ese nombre… su nombre… me quitó cualquier posibilidad de ignorarlo. Me senté en una de las mesas apartadas, pedí un whisky a las rocas, y traté de mantener la calma. El hielo tintineó contra el cristal, marcando el paso lento del tiempo. Cada minuto que pasaba, la desconfianza se hacía más espesa. Veinte minutos después, escuché el sonido de unos tacones acercánd

