6- Es como mi hermana.

3689 Palabras
NOLAN –Mierda– Mi voz resuena en el interior vacío de la camioneta, que solo es el nombre formal de mi enorme camión de comida. mientras tomo mi última medida. Llevo aquí desde las ocho de la mañana, parte de mi nueva rutina que comencé el domingo pasado cuando me tome enserio la idea de postularme para el programa. No hay nada particularmente malo es solo que digo –Mierda– cada quince minutos cuando estoy aquí tomando medidas. Llevo tres días estresándome por el plano del piso a diario, y hoy, voy a apretar el gatillo. Voy a comprar el equipo. Mis pasos resuenan pesadamente sobre el piso de metal mientras me dirijo a la puerta trasera. Rehabilite minuciosamente esta vieja camioneta con escalones para que no se oxidara después de heredarla de la abuela Rose hace tres años. Nadie está realmente seguro de donde la sacó la abuela, o porque la conservó el tiempo suficiente para entregármela. Xander ha insinuado no menos de quince veces desde que se enrollo con Madison, que esta camioneta tiene planes para mi vida amorosa. En segundo lugar, si este camión de comida está involucrado en que encuentre el amor, de lo cual Xander está convencido, se va a decepcionar cuando resulte que me enamoro de una nueva receta de hamburguesas y no de una mujer. Ha estado en el gran almacén que mis padres han estado alquilando durante quien sabe cuánto tiempo en el extremo de la ciudad. Mi camión esta estacionado junto a veinticinco años de decoraciones navideñas con temática de lago y todas las cunas de bebe sin usar que mis hermanos y yo usamos en el ciclo. Supe en el momento en que la vi que quería que fuera un camión de comida, aunque nunca pensé que sucedería pronto. Y las cosas no solo estan sucediendo pronto. Estan sucediendo rápido. Demasiado rápido. Me está dando vueltas la cabeza, y ya se me habría ido de los hombros si no fuera por Alexa. Se me forma un nudo en el estómago mientras saco mi teléfono del bolsillo. Tengo que estar en el trabajo en aproximadamente treinta minutos. Está a la vuelta de la esquina, así que debería estar bien. excepto que necesito al menos una hora para convencerme de apretar el gatillo y comprar este equipo. Siete mil dólares. Eso es lo que voy a gastar en equipar esta cocina móvil. Casi me desmayo cuando Alexa me conto el precio, con mueca y todo. Le dije que necesitaba consultarlo con la almohada. Excepto que creo que necesito pasarme toda la vida pensándolo solo para estar seguro. Deslizo el dedo para llamarla. Contesta al tercer timbre, sonando ligeramente sin aliento. –¿Hola? – –¿Estás despierta? – –Por supuesto que estoy despierta– Exhala una fuerte bocanada de aire. –¿Por qué no iba a estar despierta? Me estás hablando a mi– –No lo sé. Es temprano. Podrías estar hablando dormida. ¿Quieres que te vuelva a llamar más tarde? ¿Quizás en mi hora de almuerzo? – –Oh, ya lo entiendo. Estás perdiendo el tiempo– gruñe suavemente y luego suspira. No tengo ni idea de que está haciendo al otro lado. ¿corriendo? ¿secándose vigorosamente con la toalla después de la ducha? Tal vez algo sexy, tal vez trae esas sexys tanga…pero no. no se me permite pensar esas cosas sobre ella. –¿Estas listo para comprobar el equipo ahora? – –No lo sé. He revisado la lista de presupuestos trecientas veces. Todo se ve bien. solo creo que deberíamos esperar hasta que nos acepten para apretar el gatillo– me tiro del pelo, dando una vuelta lenta por el interior de la camioneta, mis botas de trabajo rozando el suelo metálico. –Esta es una gran inversión, Alex. Se va a comer hasta el último centavo de mis ahorros– –Lo sé. ¿pero sabes que más? Seguirás ahorrando dinero después de esta compra. Demonios, si las cosas salen mal, puedes revenderlo todo– –Aunque no a precio completo– le digo. –Pero a un precio lo suficientemente alto como para volver a aumentar tus ahorros. Si esperas hasta que te acepten, será demasiado tarde. Recuerda– –Lo sé, lo sé. Anuncian la lista final de concursante una semana antes de que comience la filmación– –Exactamente. ¿crees que puedes tener todo instalado en una semana, cuando también tendrás que ir corriendo al primer lugar de filmación? Olvídalo. Ahora tienes tiempo. Esta es tu inversión en tu futuro, Nolan. Si no funciona para el programa, funcionará más adelante– Suspiro profundamente, porque tiene razón, y ambos lo sabemos. Como siempre. –Bien, digamos que tienes razón– –Tengo razón– –Si, y es molesto– A estas alturas, no puedo evitar que la sonrisa me cubra la cara. Miro a mi alrededor, a la camioneta vacía, tratando e imaginarla llena hasta los topes de equipos, mostradores y fregaderos. Apenas puedo comprenderlo. Sin embargo, cada centímetro de mi se muere por verlo convertirse en realidad. –¿Tienes tiempo hoy para hacer el pedido? – –No entro hasta las cuatro. Soy toda tuya– El simple comentario me llena de energía. Ella es toda mía. En más sentidos de los que imaginaba. Hay algo tranquilizador allí. Pero ahora no es el momento de pensar en ello. –Hagámoslo entonces. Dejé mi tarjeta de crédito en la isla de la cocina. Hazlo realidad. Puedo ir a recoger el equipo este fin de semana– –De acuerdo– puedo oírla radiante a través del teléfono. –Estoy en ello– –¿Crees que esto es una locura? – –Oh, creo que esto es más que una locura– dice Alexa. –Esto es una locura jodidamente genial– Me quedo con una sonrisa persistente una vez que colgamos. Salgo de la parte trasera de la camioneta y cierro la puerta. Doy vuelta, paso una enorme corona navideña que tiene pequeñas lanchas rápidas en lugar de adornos, y veo a mi madre viniendo hacia mí, sonriendo como si supiera un secreto. –¡Hey, mamá! ¿Qué haces aquí? La envuelvo en un abrazo. soy el hermano Parker más bajo por cinco centímetros, pero mi madre sigue siendo media cabeza más baja que yo. –Solo vine a empezar a buscar algunas cosas viejas que Madison y Xander podrían usar para su boda. Su boda es la próxima en la agenda, en agosto, que si, por algún extraño giro del destino me eligen para este programa y supero los desafíos, me perderé. Pero no hay forma de que eso suceda. Me sonríe cálidamente, las mechas grises en sus sienes oscuras siempre me sirven como un duro recordatorio: el tiempo avanza sin importar cuanto sientas que tendrás 26 años para siempre. –¿Y qué haces aquí? – –He estado trabajando en el camión. Me encojo de hombros, mirándolo de nuevo, lo que me recuerda que necesito enviarle un correo electrónico a ese diseñador gráfico de nuevo para empezar a trabajar en un logotipo y una rotulación. La lista de tareas pendientes es interminable. –¿Vas a comprarle algo? ¿Finalmente vas a convertirlo en un camión de comida? – Me froto la nuca, riendo débilmente. –Bueno, tal vez. O sea, sí. No lo sé– Ladea la cabeza como diciendo. “vamos ya” –Bueno, no lo estás haciendo solo. ¿Quién te está ayudando? – —Alexa. Con ella estaba hablando. Ha sido de gran ayuda­– La sonrisa de mi madre se ensancha aún más. La misma que usa cuando mira a River y June o a Xander y Madison, o cualquiera de mis otros hermanos y sus parejas. –No me sorprende en lo más mínimo. Siempre han sido uña y mugre. ¿Por qué no la llevaste a la boda? – –Mamá, yo…– Ni siquiera sé cómo responder a esto. Se a que se refiere: Alexa y yo deberíamos ser pareja. Pero nosotros no deberíamos. Y nunca lo seremos. –Ella iba a ir con alguien más. Además, ella y yo solo somos amigos. No somos… No podría– Mamá no parece convencida. –¿Cuándo vas a dejar de decirte eso? – Pongo los ojos en blanco. –Como sea, Alex no piensa así en mí, te lo prometo. Además, ella y su ex tienen esta cosa. Necesita a alguien como el, ¿sabes? – –Creo que necesita a alguien como mi bebe Nolan– dice mamá, ahuecando mis mejillas entre sus manos. Las aprieta lo suficiente como para que mis labios se rocen. –Está bien, mamá, es suficiente– digo, riendo. –Voy a intentar olvidar que sugeriste que Alexa y yo deberíamos estar juntos. Eso es como si me dijeras que debería estar con mi hermana, ¿sabes? – Su sonrisa se vuelve traviesa. –Tú no tienes una de esas– –Como sea. Ese no es el punto– –¿Entonces cuál es el punto? – insiste. –No estoy listo para sentar cabeza– le digo. Y es verdad. Al menos, lo era. –Tengo que irme– Me pone nervioso la forma reservada en que me mira. Como si supiera algo que yo no. Los padres se vuelven muy raros después de cumplir veinticinco. –Ven a cenar pronto y cuéntame sobre este camión– me grita mientras me dirijo a la puerta principal del almacén. –No pasara nada si papá esta allí– grito por encima del hombro. –¡Te quiero, mamá! – La puerta se cierra de golpe detrás de mí y me siento culpable por un momento. No he visto a mamá ni la mitad de lo que solía. Pero desde que me pelee con papá después de dejar la universidad, no he estado muy inspirado para ir a su casa, y mucho menos para compartir esta idea arriesgada que podría dejarme en el suelo. Eso es solo material para que él se desahogue sobre lo mucho más inteligente que habría sido obtener mi título en ingeniería como yo quería en mi último año de preparatoria. De esa manera podría tener espacio para ascender. No estaría atrapado recurriendo al servicio de alimentos como cualquier adolescente en McDonald’s. Si escuchara que planeo agotar mis ahorros para conseguir este equipo, se iría de la habitación. Si dijera cualquier cosa me dijera que llamara a River para que me hiciera entrar en razón financieramente. Puedo imaginar todas sus réplicas y más. Porque su postura sobre mí siempre ha sido clara: Nolan, el más joven, el más estúpido, el más desesperanzado. Así que, en pocas palabras: que se vaya a la mierda él y que se vaya a la mierda compartir esto con él. Ambos estamos contentos de básicamente no volver a hablarnos nunca más. Así que supongo que así es como va a ser. El sol levanta las comisura de mis labios mientras regreso a mi auto en el estacionamiento de grava. Las flores estan floreciendo en un enorme arbusto cercano, y el olor es embriagador. Estoy tan listo para otro verano en Bahía Azul. Excepto si nos eligen para el reality, me perderé todo el verano. el pedido. Será más fácil quedarme aquí y trabajar en el camión más lentamente. Además, tal vez papá tenga razón>> mi voz interior resuena en mi cabeza. Me dirijo al trabajo en una encrucijada mental. Cada centímetro de mi quiere enviarle un mensaje de texto a Alexa y decirle que espere la compra, pero casi llego tarde para fichar. Entro corriendo al taller, olvidando mi teléfono en el coche. Hay diez de nosotros en la planta cada día. Andy asiente con la cabeza desde el puesto de al lado mientras me dirijo a mi puesto, su mata de pelo rubio se ve más desaliñada de lo normal. Ha subido algo de peso y se ha vuelto más desaliñado desde que Alexa rompió con él. El resto de mis compañeros de trabajo estan merodeando por el taller, todos esperando que el café de mierda que nos da nuestro jefe haga efecto. Somos un grupo tranquilo al principio de la mañana, pero al medio día, estamos en modo de molestar y acosar por completo. Mi estómago ruge y me muero de ganas de revisar mi teléfono para ver si hay actualizaciones. El trabajo ha estado lo suficientemente ocupado como para olvidarme de la ansiedad pendiente, pero ahora que estoy a punto de tomarme un descanso de media hora, está corriendo por mis venas. Recordándome que este podría ser el peor error de vida. Antes de que pueda lavarme las manos y limpiarme un poco de este aceite de los antebrazos, mi jefe me grita. –¡Parker! ¡Tienes visita! — Me giro para mirar hacia la puerta que da al garaje. Veo a Alexa a través de la ventana de cristal. Mierda. Todo dentro de mí se tensa. No es una buena señal que ella este aquí. Y se ve aún peor para Andy. Lo miro, encontrando su gruesa cejas fruncidas, su mirada fija en Alexa a través de la ventana. Se oye un silbido bajo de mi compañero de trabajo Adam en la cabina de al lado mientras me froto un poco de aceite de los brazos con una toalla de papel. –Parece que solía venir por aquí por alguien más en su día– dice Adam mientras paso. –Cállate la boca– le digo. –Tu chica está aquí– le dice otro compañero de trabajo a Andy, lo que provoca una mirada fulminante. –Pero no por ti– –¡Yikees! – dice otro compañero desde el otro lado del taller. La mirada de Andy se dirige a mí. Ya sé que necesito controlar los daños, pero primero, necesito sacar a Alexa de aquí. Entro corriendo por la puerta a la fresca sala delantera del taller. Aquí es donde los clientes pagan o miran cualquier de los quince tipos de neumáticos que cuestan un ojo de la cara, pero hacen lo mismo. Alexa lleva un atuendo habitual: pantalones cortos vaqueros negros con una camiseta negra holgada. Excepto que hoy, lleva un sujetador deportivo plateado debajo, lleva unas Vans sin cordones en lugar de sus botas habituales. Son pequeños detalles, pero me doy cuenta. Encontraré una manera de molestarla, aunque no tenga importancia, pero parece asustada mientras me dirijo hacia ella. Su mirada se posa en mi hombro para mirar hacia el taller. Siempre estamos en exhibición allí, como un zoológico lleno de mecánicos. Señalo con la cabeza la sala de la exposición a la vuelta de la esquina, donde los bancos dan a los grandes ventanales que dan a la calle. –¿Qué haces aquí? – pregunto, en voz baja. Estoy seguro de que Susan la recepcionista, está escuchando, porque vive para saber nuestras cosas. Nos llama. “Los chicos de la bahía” como si estuviéramos allí para su maldita diversión. Y cuando Alexa y Andy rompieron, ella fue la primera en invitar a Andy a tomar una copa para consolarse. –Emergencia– dice Alexa con una mirada salvaje en los ojos. –Que sea rápido– digo, pasándome el cuello de la camisa por encima de mi labio superior. –Me estan dando una paliza allí adentro– Se desinfla, mordisqueándose el labio inferior. –No quería venir, pero no contestabas tu teléfono– –Lo deje en el coche. ¿Pasa algo? – –Apareció algo en la orden de compra sobre el voltaje– dice apresuradamente. –Me hizo todas esas preguntas y no tenía idea, así que…– –¿Voltaje para qué? – –¿La mesa de preparación? – Hace una mueca. –Dijo que tenía 240 voltios, o 220 voltios…– –Necesitamos 220– le digo. –Y eso aplica a cualquier otra cosa– Se agarra la mejilla. –¡Iba a decirle 240! Lo habría arruinado todo– –¿Eso es todo? – Asiente rápidamente, levantando el pulgar. –Crisis evitada– –Voy a buscar mi teléfono, así que te llamaré más tarde– –De acuerdo. Me voy a gastar todo tu dinero– Me muerdo la lengua para no responder con ingenio. Podría pasar el resto de mi turno aquí afuera hablando con ella, pero la influencia del juicio de mi compañero de trabajo, y las ardientes sospechas de Andy, me hacen regresar al taller. Pero justo antes de abrir la puerta, no puedo evitarlo. –Gástalo todo en un solo lugar– No es el consejo habitual, pero está bien. sonríe y me saluda, saliendo de la sala de espera y volviendo al estacionamiento. Evito mirar a Susan mientras regreso al taller, donde los bajos “Oooooohhh” comienzan inmediatamente. –No me di cuenta de que elegiste la segunda comida– Bromea Oscar mientras regreso a mi puesto de control. –¿Te callas la boca? Es prácticamente mi hermana– le digo, corriendo a coger las llaves del coche. –Eh, más bien tu hermano– Oscar continúa. Es el mayor imbécil de todos, el único tipo al que realmente no soporto. Aprieto los dientes. Ya hemos discutido antes, pero no vale la pena por esto. Le encanta presionar hasta que alguien se quiebra y luego afirmar que todo fue simplemente divertido. No voy a caer en la trampa otra vez. Andy aparece en mi puesto de control un momento después, apoyado en el banco de trabajo mientras inspecciona algo en el suelo. –¿Y qué demonios fue eso? – pregunta en voz baja. Puedo oír la amenaza implícita. Los chicos lo están molestando, y de repente estoy harto de lo estúpido que es esto. –Amigo, nada. Le pedí que me hiciera un favor ya que tenía que trabajar hoy– El sorbe por la nariz, asintiendo. –¿La has estado viendo mucho? – –No más de lo habitual. Ya sabes como soy. Tengo la agenda llena. – sonrió, tratando de hacerle entender lo estúpida que suena la idea de Alexa y Nolan. Suspira. –¿Tienes alguna cita libre que puedas presentarme? – cuando me mira, puedo ver la tristeza en su mirada, la mierda que no muestra cuando está enterrado bajo un coche, intercambiando pullas con los chicos como si todo estuviera tan bien como siempre. ­–Veré con quien puedo enrollarte– le digo. –Creo que solo necesito follarme a la mitad de Bahía Azul. Y luego patearle el trasero a quien sea que este saliendo con Alexa – –¿Está saliendo con alguien? – una extraña frialdad se desliza por mi pecho. Si está saliendo con alguien, seguro que me perdí el memorándum. –Tiene que ser así. Lo superó demasiado rápido– se inclina más cerca, su voz se vuelve más suave, más urgente. –Estuvimos juntos durante dos años. Un pensaría que ese sexo significaba algo. Pero no si alguien está viendo a alguien más– –No lo he conocido si ella tiene a alguien– le digo. Frunce el ceño. –Pero me lo dirías, ¿verdad? – –Por supuesto– Mi corazón late con fuerza, y no estoy exactamente seguro de por qué. Pero Andy me mira con los ojos entrecerrados como si sospechara algo. como si tal vez pudiera darse cuenta de que ocasionalmente veo las nalgas perfectas y redondas de Alexa en este pequeño trozo de tanga cuando cierro los ojos por la noche. –La quiero de vuelta, Parker. Pensé que nos íbamos a casar. Y luego…de la nada…– Niega con la cabeza y mira hacia otro lado, apretando las manos en las caderas. –Siempre se viste demasiado como un chico, ¿sabes? – No hay muchas alternativas a decir que estoy totalmente en desacuerdo, así que mantengo la boca cerrada. Porque ahora no es el momento de mencionar lo femenina que es esa tanga. –Ella también es mala con el dinero. Muy mala. Creo que necesito a alguien con tetas. Tetas enormes. Y esas largas y rojas garras de gato, ¿sabes? Alguien que de verdad use maquillaje y esas cosas. ¿sabes? Estoy harto de estas malditas marimachos– De repente me siento como su terapeuta. No he dicho nada, y eso solo incita a decir más. Empiezo a lavarme las manos con toda la atención posible. Podría tener una nueva novia la semana que viene– continúa. –Apuesto que no le gustaría que me presentara en El lago con una nueva novia, ¿sabes? – Me estoy frotando los nudillos hasta dejarlos en carne viva. –A ella no le gustaría– confirmo. Porque es lo único que es medianamente cierto. –Creo que volveremos– continúa, mirando alrededor del taller. –Se que ella quiere. Creo que solo necesitamos un tiempo separados primero. Necesito ir a follar con unas veinte chicas, y luego estaré listo para volver con ella. Quiero casarme pronto, pero necesito desahogarme– La sensación de frío en mi pecho regresa. Tiro de la palanca de las toallas de papel ruidosamente, haciendo un gran espectáculo. Algo sobre la idea de que vuelva con Alexa veinte chicas después es lo menos jodidamente divertido que he oído en todo el año. Pero soy yo quien habla. –Si– –Si– concluye, asintiendo, mirando como si realmente hubiera dicho algo sustancial. –Buena charla– Salgo de ahí y me dirijo a mi coche para poder coger mi teléfono y sentarme en paz uno minutos en mi descanso. Porque entre ver a Alexa sin avisar y lidiar con toda esa charla sobre ella y yo como si fuéramos pareja, me tiene hecho un nudo. Se siente mal, de alguna manera, pero no de la manera que esperaba. Se siente mal, como pedir filete y papas cuando lo único que quiero es una ensalada de frutas.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR