CHANTAL Sentí una de las manos de Zane deslizarse por mi vientre, mientras con su otra mano me apretó con suavidad el cuello. Era como si me estuviera sometiendo a su voluntad, y debo decir que me encantaba. Sonreí con cierta picardía. — Zane, nos pueden descubrir y estoy segura de que mi hermana. . . — Tu hermana me importa una mierda —. Me interrumpió y no pude evitar dar un brinco por el mordisco que me había soltado en el lóbulo de la oreja—. Van a estar un poco ocupados hablando idioteces. Me pegó contra el lavabo para hacer notar qué tan duro estaba, en medio de mis nalgas. Este hombre me volvía loca, debo reconocerlo. Era muy excitante y me encantaban los riegos que estábamos tomando, aunque debo decir que me ponían un poco nerviosa. — Nos pueden cachar, ¿sabes? — Eso no

