Los tacones mis zapatos suenan en el piso de granito con cada paso que doy, es lunes y después de fin de semana sola en mi casa vuelvo a la empresa.
Estoy en planta baja y saludo a Mirtha la chica de recepción. Ella me saluda educadamente y yo sigo mi camino no quiero que se distraiga en su trabajo, además no es como si fuese muy sociables con mis empleados, me conformo con que hagan bien su trabajo y listo, para eso se le paga.
Subo al ascensor y decido que pasare por cada piso supervisando. El fin de semana tuve mucho tiempo para pensar y después de darle vuelta al asunto decidí que como no tengo mucha vida social no tengo muchos candidatos de dónde escoger el posible donador, así que empezaré buscando lo que más cerca tengo, mis empleados, si no, bueno pondre un aviso en el periódico de manera anónima ofreciendo una cantidad de dinero por un candidato.
Camino por cada piso y cada departamento, detallo los hombre que trabajan para mí y la mayoria los descarto, si no son muy viejos, son muy jóvenes, otros no tienen buen físico y en eso soy muy exigente de los 49 pisos que he visitado, osea de toda empresa, por qué en piso solo está Johana y yo, solo dos son lo que han logrado captar mi atención, han sido educados, amables y tiene buena apariencia, aparte de que tiene entre 28 a 32 años.
Salgo del ascensor en mi piso y me encuentro con un chico, debe de tener más o menos mi edad o tal vez menos, está de espalda a mi, por lo que aún no me ha visto, así que aprovecho a detallarlo.
Tiene espalda ancha y caderas estrecha, se puede ver cómo su traje se amolda a cada músculo de su cuerpo, tiene cabello castaño claro corto de los lados y un poco más largo en el copete, bajo la vista un poco más y se le aprecia un culo redondo, pero no exagerado. De espalda tiene buen ver.
Aclaro mi garganta para llamar su atención y casi mi boca cae al suelo, al verlo tiene unos ojos color miel tan claro que se puede ver puntitos verdes en ello, tiene puesta unas gafas que en ves de restarle atractivo solo resaltan más esos ojos, su nariz es pequeña y perfilada, boca con labios rosados y ni muy fino ni muy gruesos, una mandíbula cuadrada y orejas pequeñas. Su piel es blanca en comparación con la mía. Que es un poco oscura, no puedo decir que soy una persona de color, pero tampoco soy blanca..
El se queda como tonto mirándome, y puedo jurar que sus lentes casi se caen. Se aclara la garganta y va a hablar cuando lo interrumpo.
Yo soy la jefe y soy la que lleva el control, soy quien habla primero y decide quien habla.
-¿Quien eres tu? - pregunto con mi tono fuerte y seguro.
- yo... Eh.. - está nervioso y eso me agrada, me gusta que sepa quién tiene el poder aquí.
- oh, Isabela ¿Cómo estás? - dice Johana saliendo del cuarto de copias.
- bien ¿Quien es el? - pregunto directo al grano como me gusta.
- el es Daniel, Daniel Jiménez y será tu nuevo secretario mientras estoy de reposo posparto. - dice como si nada y camina hasta mi nuevo secretario que está allí aún si decir nada. - toma, archiva este documento donde te indique hace rato. - dice mi amiga
- ah... Si.. enseguida.- dice acomodando sus gafas y corre por el pasillo hasta la puerta de depósito dónde se archiva todo los documentos de la empresa.
- así que ahora tengo un secretario. - digo y me cruzo de brazos con arrogancia.
- ah, no te pongas en esa, el chico es bueno y necesita el empleo. - argumenta Johana
- no, si no he dicho nada. - hablo levantando las manos en son de paz.
- no es necesario que di...- empieza a hablar Johana pero guarda silencio de golpe.
- oh... Oh. - dice y mira entre sus piernas.
- oh, maldición Johana te has hecho pis,- le recriminó al ver cómo un líquido corre por sus piernas y moja todo el piso de granito.
- creo que es otra cosa. - dice y coloca las manos debajo de su barriga como sosteniendola. - creo que mi bebé va a nacer. - dice
- ¿Que? - grito y corro por todos lados mientras paso mis manos por el cabello ¿Cómo puedes estar tan tranquila? ¡Vas a tener un bebé! - grito al borde del colapso al ver que está tan tranquila
- cálmate. - dice y yo estoy a punto de sarandearla a ver si vuelve en si, va a tener un bebé ¿Cómo estar así tan tranquila? No soy yo y siento que en cualquier momento caeré de rollito en el piso inconsciente.
- Daniel. - grita y este asoma la cabeza de la oficina donde estaba. - ya viene mi bebé, sabes lo que debes hacer. - dice como si nada y camina hasta el ascensor. - ¿Vienes o te vas a quedar allí? - dice esta vez dirigiéndose a mi.
Asiento y veo como Daniel se dirige al escrito y toma el teléfono para empezar a hacer llamadas a quien sabe que.
- ¿A quien va a llamar mi secretario? - pregunto ya un poco más calmada.
- primero a una ambulancia, y después a mi esposo. - dice como si nada.
-¿No te duele? - pregunto por qué es que la veo tan tranquila que estoy pensando a dudar que de verdad haya roto fuente, o tal vez fue que de verdad se hizo pis.
- si, me duele. - dice después de unos segundos, - pero nada hago con gritar y maldecir a Max por ponerme en esta situación, además no es tan seguidas las contracciones.
- ojalá que cuando me toque sea si de sensata como tú. - digo pero luego me arrepiento al ver cómo sus ojos se abren y me miran incrédula
- hay algo que no me hayas contado? - pregunta pero no respondo por qué en eso tiene una contracción, agarra mi mano y aprieta, y soy yo la que grita por ella, del dolor que me a causado en mi mano. ¡Joder! como duele.
-¿Por qué tarda tanto el ascensor en bajar? - pregunto cuando veo que quiere volver a agarrar mi mano pero la aparto, en cambio me situo a su espalda y la agarro por detrás no vaya a ser que se caiga. La escucho respiras pesadamente y en eso se abre las puertas del ascensor y ya afuera está los paramédico con una camilla. Si que fueron rápido en llegar. Pienso mientras veo como la suben a la ambulancia y parten rumbo a la clínica, yo no voy con ellos, me dirijo a mi auto y sigo al vehículo que lleva a mi amiga.
Cuando llegó a la clínica, veo a Mauro el esposo mi Johana caminar de un lado al otro en el pasillo.
- ¿Que ha pasado? - pregunto pues por culpa del tráfico no pude llegar con la ambulancia.
- la acaban de ingresar. - dice y se pasa las manos por el cabello.
- tranquilo, todo estará bien. - digo tratando de consolarlo y coloco una mano en su hombro, el inmediatamente la ve extrañado, y yo automáticamente la quito, no soy de demostrar afecto y es simple gesto fue mucho para mí y se sintió extraño.
- bueno me iré a sentar por allá. - le digo y le señalo unos bancos donde me siento a esperar noticias.
Pasa al rededor de una hora cuando sale un doctor y pregunta por los familiares de Johana, inmediatamente me levanto como un resorte y camino hasta donde está Mauro y el doctor.
- la señora Johana está bien. - empieza a hablar. - y felicidades usted es padre de un hermoso varón. En pocos minutos serán llevados a la habitación 2- 3 del segundo piso así que pueden ir y esperar allá. - dice y se retira.
- soy papá. - grita Mauro y le abraza, inmediatamente me tenso y el lo nota. - oh, Dios Isabela disculpa fue la emocion. - dice retrocediendo una par de pasos lejos de mi.
- solo trata que no se repita. - digo en tono borde, no me gusta ningún tipo de contacto con ningún hombre, para mí el término hombre es sinónimo de abandono, dolor y sufrimiento.
Sin decir más nada camino hasta el ascensor y marco el número del segundo piso. Busco el número de la habitación y una vez la encuentro entro, el cuarto está vacío pero puedo ver sobre una mesita las pertenencias de Johana así que voy y me siento en sofá que esta allí para esperar por ella.
A los pocos segundos o minutos veo como ingresan a mi amiga en una camilla, la ayudan a cambiarse de esta a la cama que está en la habitación y una vez estamos sola me sonríe al darse cuenta que estoy allí.
- oh, Isabela estoy tan feliz, ¿Ya viste a mi bebé? Es tan bello. - habla y sus ojos se humedecen. Yo sonrió como ella por qué a pesar de estar cansada y un poco ojerosa se ve feliz.
- no aún no lo veo. Esperaré que lo traigan. - le digo. De cierta forma estoy feliz aunque no me agrada la idea que sea un niño, pues es otro hombre que vino al mundo para hacer sufrir a las mujeres, es otro hombre que abandonará a su suerte a una mujer con el corazón roto.
Mi amiga siempre me ha dicho que no todos lo hombre son iguales, que para muestra está su Mauro, pero yo no me confío y siempre estoy esperando que el huya y dejé a mi amiga sola y triste para aparte de consolarla decirle un "te lo dije". Y no es que sea pesimista y espero que en realidad yo esté equivocada, pero crecí escuchando eso y nunca voy a esperar más de los hombre de lo que ya ve visto y de lo que ya se. Para muestra mi padre.
- Johana - entra como un huracán Mauro a la habitación y corre a la cama donde está Johana empieza repartir besos en toda su cara y yo giro el rostro para no ver eso, me parece una escena demasiado hipócrita de parte de un hombre.
Saco mi teléfono para distraerme y veo un mensaje de un número desconocido.
- bue día, es Daniel, ¿Cómo está la señora Johana? - leo y bufo, y a este que le importa como este mi amiga. ¿De cuando acá un hombre muestra interés en una mujer?
- ese no es su problema, dediques a ser su trabajo. - le respondo y guardó el teléfono al ver que la burbuja de amor que tenían Mauro y Johana ya terminó.
- aquí está su bebé.- dice una enfermera entrando con una cuna típica de hospital.
- mauro, pásamelo, anda pásamelo. - dice Johana emocionada.
Me quedo viendo la escena que se proyecta en mis ojos, Mauro sonríe y a la vez llora, eso es extraño, se acerca a la cuna y como si de un cristal se tratase, toma en brazos a el niño, se le queda mirando embobado y deposita un equelo beso en la frente del bebé y susurra un te amo. Estoy sorpendida ante eso, ¿Será que si de verdad habrá hombres que aman? Me preguntó pero después sacudo la cabeza negando, los hombre no amann ni a sus mandes, son uno seres desgraciado que solo saben hacer sufrir.
Ácaro mi garganta y me acerco con cuidado a la cama donde está mi amiga con su bebé en brazos, Mauro está a su lado y lo mira a ambos con ojos brillantes.
- es muy lindo tu bebé.- digo por qué de verdad es así, se ve tan lindo y tan tierno. Lastima que todo cambiará cuando crezca.
- ven a cargarlo - dice mi amiga y a mí me entra un frío por todo el cuerpo.
- no, no, me da miedo y si lo dejo caer. - me niego
- no seas tonta. - dice y se que tiene razón además si quiero tener un bebé debo de dejar esos miedos atrás.
Con cuidado tomo al bebé en brazos y su cuerpo calientito y chiquito me transmite tanta paz que mis ojos se humedecen y derraman lágrimas silenciosas, me imagino a mi en esta misma situación pero con mi bebé. Que pido a Dios sea una beba.