Hogar
Punto de vista de Emma
Escuché la voz que adoraba.
Lo escuché decirme que me amaba. Sentí sus labios en mi cuello. Sentí su nariz corriendo arriba y abajo de mi mandíbula.
Si esto era la muerte, la recibiría con los brazos abiertos.
Abrí mis ojos lentamente, y una luz brillante me los hizo cerrar de nuevo. Me preparé para la luz y abrí los ojos de nuevo.
Estaba en una habitación. Estaba acostada en la cama. Miré hacia mi izquierda y vi su cabello. Tenía la cabeza enterrada en mi cuello, y me decía cuánto me amaba de nuevo.
Diosa, lo extrañaba tanto.
—También te amo—, dije en voz baja.
Sentí que se congelaba, pero un segundo después levantó la cabeza de golpe y jadeó fuertemente.
—Bebé—, gritó, mirándome con los ojos muy abiertos.
—Hola—, dije, intentando darle una pequeña
