Secretos que duelen

1305 Palabras

No había forma de concentrarme en el trabajo después de todo lo que había pasado. Así que decidí marcharme temprano del trabajo, Lisandro había salido a un viaje de negocios, así que tal vez podría relajarme. Sebastián, como buen amigo, llegó llevando una bolsa de medialunas, café frío, y una actitud de diva con resaca que no me dejaba pensar en Lisandro por al menos cinco segundos seguidos. —Te juro, Val, si ese CEO no te dice que te ama en menos de una semana, yo le arranco la camisa con los dientes solo para ver si se le aclara el panorama —dijo, mientras hacía equilibrio en un solo pie para acomodarse el pantalón ajustado. —Sebas… —gemí, riendo— no me ayudes, por favor. —Es que, mi amor, esto ya no es tensión s****l, es posesión demoníaca. Ese hombre te mira como si fueras el postr

Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR