Gordita

658 Palabras
La habitación está oscura. Yo estoy en el colchón inflable, en el suelo, esto es extraño Neit y Cail están en la cama, uno al borde, el otro de espaldas, pero sé que ninguno duerme. Nadie dice nada. Solo el ruido del ventilador y el crujido ocasional del colchón cuando me muevo. Entonces Neit rompe el silencio. Su voz es seca, —Mira, Cristopher. No queremos problemas con tu esposa. Me quedo quieto. No me sorprende, —No tengo esposa— respondo, sin levantar la voz —Y créanme, uno como Alfa... y buen amigo... trata de hacer algo bien por el otro. Porque a veces piensas que tu mundo ya está destruido sin remedio. Y por eso decides ayudar, pensando que ellos sí pueden ser felices. Cail se incorpora. Lo escucho moverse, el colchón de la cama se hunde un poco. —¿Quiénes son ellos? Suspiro, mientras veo el techo —Viejos amigos. Kristen y Cristian. Hermanos, mellizos Ustedes me recuerdan a ellos. Neit se gira. Lo sé porque su voz ahora viene más cerca. —¿Qué hiciste? ¿Por qué la dejaste? ¿Por qué dejaste a Kathia? Me siento. Me froto los ojos con fuerza, —Por una maldita confusión... aunque fue verdad. Pero ya es pasado. Ya eso no importa. Además... me encargué de alguien muy importante para mí. Cail baja la voz, —¿Violeta? Niego —Esa mujer es una arpía. Unió su vida con la de su hermana. Y si ella muere... lo mismo le va a pasar a la pequeña. —¿La niña?— interviene Neit. Asiento. Recordando el pasado —Todo lo que me rodea es un caos. Y no sé cómo salir. Cail me mira. Lo siento. Su mirada es pesada. Sus ojos brillan a un azul intenso —Necesitas una bruja. Una poderosa bruja. Asiento otra vez. —La que era poderosa... murió. Creo que tendré que buscar. Neit se incorpora, —Ya que... te ayudaremos. Los miro. No sé por qué, pero lo hago, le doy una palmada en el pecho —Gracias, gracias Neit y Cail Después de un rato, todos nos quedamos en silencio. Estoy mirando el techo, pero algo cambia. La puerta se abre. No hace ruido, pero los tres giramos la cabeza al mismo tiempo. Ella entra. Kathi No dice nada, nos observa. Y yo contengo el aire, como si estuviera dormido. Camina despacio. Lleva mantas encima. No me mira muchi, pero siento sus latidos. Me cubre con una de las mantas, sin decir nada. Luego pasa por al lado, y cubre a Neit y a Cail. Suspira. Ese sonido me atraviesa. Neit Me incorporo. No sé por qué, pero mi mano se eleva. La extiendo hacia ella, quiero que este aquí. Ella me ve, niega Pero Cail rompe el silencio —Acércate un momento— dice, con esa voz que ella no se puede negar. Ella duda. Suspira da un paso y justo cuando está cerca, tiro de su mano, me río mientras me acomodé arriba de ella, acarició sus mejillas. El colchón se hunde. La puerta se cierra, el seguro se activa Cail La cama se hunde un poco más. Ella cierra los ojos. —Mi linda gordis— No sé si es por miedo, pero los cierra, entonces mi mano se mueve toco su mejilla. Bajo por su cuello. Ella abre los ojos rápido. Me giro al ver que Cristopher tienes los ojos completamente negros. Va a hablar. Lo sé. Pero Cristopher se ríe. Seco. Como si ya supiera lo que viene. —Vamos a echarle la culpa al alcohol esta vez, ¿sí? Ella intenta responder. Pero Neit se inclina y le susurra al oído. —Solo déjate llevar por tus Alfas. Yo deslizo mi mano por su pierna. Cristopher ya tiene la suya ahí. —No estás sola, Kathi— beso su frente. Siento que hipea —Te amo mi gordita, de Los Alfas
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR