Cuando Amelia recibió la llamada de Michell aquella tarde, no lo podía creer. Casi de inmediato ella se alistó y fue a ver a su amiga, la había extrañado mucho y con ella se sentiría menos sola.
Fue solo entrar y Michell salió corriendo a abrazarla — ¿Cómo estás Amelia? Te extrañé.
—Y yo a tí. No puedo creer que hayas vuelto.
Ellas se separan y se sientan en los sofás del salón.
—Cuéntame Michell ¿de verdad Lucca fue a buscarte? — pregunta Amelia aun sorprendida.
—Sí y una vez más salvó mi vida. ¿Puedes creer que la infeliz de mi cuñada pensaba matarme?
Amelia se lleva la mano al pecho — la verdad es que después de lo que hicieron ella y tu hermano nada me sorprende.
Michell le cuenta toda la historia y Amelia se siente mal por su amiga, nadie merecía pasar por tantas cosas.
