Capítulo II. Sombras.

2045 Palabras
Ben Castairs La vida es complicada, las reacciones de las personas son impredecibles. Por ejemplo, una tortuga en un estanque puede reaccionar con curiosidad ante el torso de pan que le ofrece un humano y aceptarlo, pero un perro que esta en estado de abandono, que conoció en carne propia el dolor no reaccionara con curiosidad. El perro tendrá temor, morderá al humano y empezará una huida. Las acciones de los demás aunque sean buenas pueden ser malinterpretadas causando daño a los receptores.  — Entonces un unicornio mágico apareció en medio de la calle — Dijo Alison  — ¿Eh? ¿Qué? — Pregunté parpadeando, mire la carretera y no habían más que autos esperando arrancar — No hay nada inusual, deja de decir tonterías  — ¿Podrías dejar de soñar despierto y fijarte en el camino? — Suspiró, cruzando sus brazos  — Lo lamentó Alison  —Suspire cansado mentalmente, estaba agotado por el sueño y cansancio No dije nada más, el auto se sumió en un silencio sepulcral pero mi tren de pensamiento había abandonado mi mente. Las calles estaban menos animadas de costumbre debido a la nueva víctima del asesino, era curioso como las personas puede asustarse por algunos hechos pero igualmente a los dos o tres días olvidarán la razón de su temor.  — Alison  — Llamé sin quitar la vista de las calles que debíamos transitar para llegar a nuestro lugar de investigación  — Dime  — Ella estaba sentada con las manos sobre sus rodillas mientras miraba por la ventana los edificios y las pocas personas existentes  — ¿Qué ocurre?  — ¿Qué harías, si nuestras vidas fueran diferentes? — Pregunté, con ambas manos al volante y la vista puesta en el camino — Es decir, nacimos con una tarea predestinada — No tenemos la posibilidad de elegir, nacemos con una tarea asignada y eso es todo  — ¿No quieres algo más? — Mire por unos segundos el muro sur, era tan alto que nadie podía treparlo, era imposible por la serie de trampas, guardias y demás cosas inimaginables — Afuera solo hay muerte, no nacimos para eso — Dijo colocando una mano en mi pierna, me gire para ver su rostro donde una pequeña sonrisa rota se encontraba, sabia que en algún momento en su corazón estaba oculto un anhelo destrozado por escapar — Ben, debemos aceptar que nuestro trabajo es aquí. En la capital imperial manteniendo el orden, evitando el anarquismo que puede causar el miedo ante lo desconocido, esa es nuestra misión — Quiero salir de la cuidad...  Conocer, quiero comprobar si aquello que nos dijeron en la infancia era real— Pensé para mí mismo. Siempre supe el camino que debía seguir, era el destino que me fue asignado por ellos  al momento de mi nacimiento y solo quedaba trabajar duro para poder alcanzarlo y ser alguien importante. Lo suficientemente importante para que después de mi muerte mi nombre prevaleciera, pero durante los últimos tres meses me he comenzado a cuestionar varias cosas. Era difícil explicarte este extraño sentimiento que me ha estado persiguiendo en los últimos días, aunque conozco el camino que debo seguir me siento perdido.  — ¿Cómo fue tu cita? — Preguntó ella con una sonrisa, la mire de reojo antes de girar el volante — Llegaste con una sonrisa, no te había visto sonreír desde los diecinueve años  — ¿Llevas la cuenta? — Ella asintió causando que negara con la cabeza — He sonreído antes, estas exagerando  — Coloqué mi mano derecha en la palanca para cambiar la velocidad del vehículo para subir la gran cuesta arriba de las calle vacia.  — Lo fingiste... — Ante su afirmación apreté más fuerte el volante entre mis manos, porque esas palabras eran correctas — Fingiste emociones que no estabas sintiendo mal para no preocupar a nadie ¿Eso es agotador?  — No lo hago  — Sí, lo hacer pero... — Se quedó en silencio El silencio podía ser un buen compañero, dejando que pensáramos en distintas cosas pero también podía llegar a ser un mal compañero trayendo recuerdos que deseábamos olvidar. Alison no volvió a hablar por un largo rato mientras pensaba en Dios sabe que. El trayecto a la estación de bomberos 079 fue agradable porque se mantuvo en silencio, dándome la posibilidad de pensar en la lista de sospechas que teníamos hasta ahora: Santino (Hermano mayor de Alison), Karla (Mi ex prometida) y Willian. Entre más lo pensaba, me daba cuenta que era una gran posibilidad porque podrían alejar a nuestros esfuerzos de la verdad al estar trabajando desde dentro porque siempre sabían como estaba avanzando la investigación.  Mi mente no solo llego a pensar sobre los sospechosos actuales, también analice todas mis acciones hasta este momento dándome. El camino que había recorrido había tenido mas bajas que altas, perdí la cuenta de la cantidad de cosas que habían roto mi corazón, las veces que me quede en posición fetal en mi cama preguntando a nadie: ¿Por qué debía soportar tanto dolor? ¿Por qué debía llorar hasta quedarme dormido? Cuando tuve una cierta edad, aprendí que las emociones se podían imitar aunque no las sintieras y entendí que abrirte a los demás para ser tu mismo, causaba mas problema que paz.  Estacione el auto, quite las llaves junto a mi cinturón de seguridad.  — Llegamos  — ....  — ¿Alison? — Suspiré llevando a mi cara ambas manos — Escucha, tienes razón pero si lo hago es por una razón que no debes saber. Debo liderar con esto solo Giré mi rostro para verla y fue grande la sorpresa cuando vi que sus ojos estaban cerrados, su pecho subía y bajaba con regularidad. Estaba dormida.  — Esto tiene que ser una broma... — Susurré antes de comenzar a tocar con uno de mis dedos su hombro — Alison, Alison, Alison  Ella seguía dormida, no importaba cuántas veces la llamara continuaba en el quinto sueño y realmente parecía muerta, de vez en cuando se quedaba dormida en la sala de descanso, la había visto ir al mundo de los sueños varias veces. De verdad daba la impresión de estar muerta porque su respiración era imperceptible. Resignado, salí del carro y azote la puerta causando que se despertará sobresaltada mirando por el parabrisas como movía mi mano en un saludo ante la pequeña travesura. — Eres un idiota — Te dormiste en horas de trabajo, baja del carro que tenemos que interrogar a los bomberos — Dije antes de darle la espalda y recargarme en el capo — No sabes como tratar a una bella dama, no sabes cómo despertar con delicadeza a una chica — Escuché sus quejas dentro del auto, mientras miraba al cielo — Tu eres un oso en  hibernación cuando duermes, eso no es propio de una dama elegante y distinguida— Conteste con la única idea de molestarla, el cielo estaba repletos de nubes sin rastro de pájaros volando, era muy diferente a los pequeños recuerdos que mantenía de la granja, dentro del muro noroeste. — Eres un bruto — Escuché como azoto la puerta y sus botas de tacón golpearon el pavimento hasta párese frente a mi — ¿Qué haces allí parado? Tenemos trabajo que hacer  — Te estaba esperando, genio — Uso dos de mis dedos para golpear su frente con cariño y adentrarme al edificio  — Eres un idiota...  — La escuche murmurar mientras pequeñas risas se escapaban de sus labios rosados  — ¿Te parece ir a almorzar después de esto?    La estación de bomberos por alguna extra razón siempre olía a donas, caminamos por los pasillos siendo observados por los héroes que arriesgaban sus vidas apagando incendios que rara vez pasaban hasta llegar a la oficina de su jefe, que en vez de estar realizando papeleo estaba jugando un juego por su celular.  Alison rodó sus ojos indignada antes la falta de respeto, estaba dispuesta a acercarse pero la tomé de la muñeca. El Sargento de estación de bomberos era conocido por su actitud abierta y honesta, era gordo recordando a un adorable peluche aunque la edad estaba golpeando su cuerpo. No era doctor, pero sabia que las fuertes oleadas de dolor, estrés, angustias y trabajo exagerados podían causar estragos en el cuerpo y este era el caso del señor que solamente golpeaba a los cincuenta años de edad que tenia su cabello de diferente color a los últimos meses donde su presencia risueña lleno de alegría la estación de policías sombrías.  Su cabello qué alguna vez fue similar al color de la tinta hoy era blanco nieve (o bueno, lo que los archivos categorizaban como la antigua nieve blanca que llenaba las calles en noches de invierno), sus manos estaban comenzando a arrugarse pero aún así conservaba el ánimo de una juventud pasada que no era tan lejana como se esperaba por su apariencia.  Me acerqué a pasos lentos hasta su escritorio, tome asiento frente suyo y carraspee la garganta causando que se sobre saltará ante la idea de no darse cuenta de las nuevas presencias en su oficina.  — Detective Ben, no esperaba verlos tan temprano — Dijo dejando el celular boca abajo aunque aún se escuchaba la dulce música del juego  — ¿Por qué está jugando en su celular, debería de estar haciendo el papeleo? — Reprendió Alison detrás de mí  — Detective Alison, con el pasar de los años uno empieza a darse cuenta que apurar las cosas no es bueno. Debemos disfrutar los pequeños placeres de la vida, desertar con vida es una gran bendición. — Dijo tomando la taza humeante que estaba en su es escritorio frente a mí — Sí el destino lo tiene preparado pasará  — ¿El destino? — Su voz sonaba enojada, dándome la señal que era el momento adecuado para que se marchará — Yo no creo en esas cosas, no debe tomarse su trabajo tan a la ligera  — Alison, sal — Ordené de manera tajante  — ¿Eh? Pero Ben... — Te estoy pidiendo que salgas, ve a calmarte y déjame hablar con el sargento — Dije recargando mi cuerpo en el respaldar de la silla. Alison estaba molesta, cuando esas cosas pasaban no pensaba con claridad sus palabras o acciones, aunque realmente eso nos sucede a todos a veces ¿No creen? Ella dejo escapar un gruñido de frustración, sus zapatos de tacón golpeaban una y otra vez hasta que el azote de la puerta anunció su ausencia. Mire al hombre, estaba desgastando su bebida con tranquilidad.  — Tu amiga es impaciente... — Puede llegar a ser impaciente, pero en realidad es una buena persona — Conteste con una pequeña sonrisa — Sargento, quería pregúntale sobre los incendios más recientes en los últimos días   — Estás investigando la frecuencia anormal de los nuevos casos, en comparación a los últimos años  — Dijo analizando la situación mientras tarareaba  —   Estos nuevos incendios son mas seguidos que los últimos — Asentí ante su comentario, era la verdad después de todo — Mi secretaria tiene los archivos, puedes pedir que te los entregue. Imagino que sabes mi política de ser abiertos con la policía y ayudar en sus investigaciones.  — Conozco esa parte de usted, pero en realidad hay una pregunta en particular que deseaba hacerle — Dije acercando mi cuerpo al escritorio, hasta que mis dos codos se apoyaron en el — ¿Cuál es tu pregunta? — ¿Cuál fue el último caso donde un niño entre diez y quince años estaba atrapado? — Solté la pregunta sin más esperando que fuera contestada de manera honesta.  Salimos de las estación de bomberos al mismo tiempo que el camión debido a una alerta de incendio cerca de las murallas, abrí la puerta del auto que usábamos de patrulla mirando a Alison de manera burlesca porque tenía ambas manos ocupadas debido a a pila de papeles que nos fueron dados y su rostro no podía verse.  — ¿Qué estás esperando?  — Estoy esperando que te calmes — Dije mirándola por la ventana — Si no te calmas, no te dejare entrar y si entras enojada estaré golpeado como tú antiguo compañero.  — Byron es un cobarde — Dijo detrás de esa gran pila de papeles
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