Una vez llegamos al parque la miraba a cada rato , era muy natural, tenía una sonrisa chistosa, como la de Lore.
—Tienes buenos signos. Lo sé con sólo mirar a una persona a sus ojos,
frente, etc. —le dije.
—¿Cómo? Se específica por favor.
— La mano de una persona falsa es
pesada; una nariz roma y chata, no es un buen signo.El pecho
de paloma tampoco es buena señal. Huesos duros y articulaciones del codo pesadas, son
malos signos; y ojos amarillos, como los de los gatos, también.
Una persona embrutece si tiene labios gruesos.
Hay otros rasgos físicos negativos; ser tuerto y ser bizco. Es casi mejor ser tuerto,
que bizco. Los bizcos son perversos y falsos.
Quedó pensativa.
Creía que le estaba tomando el pelo.
Mientras caminábamos podía percibir como la naturaleza le agradaba, veía los lagos y las plantas con reverencia espiritual.
Quiso subirse en una tarabita donde jugaban muchos niños, la miraba de lejos y me aseguré que los guardias no nos molestaran ya que subirse tiene un límite de edad, al cabo de un tiempo, cuando la mayoría de niños se habían marchado se subió.
Yo levante mis manos al cielo, como buscando sentir a Dios y mis manos las sentía magnetizadas, era como si fueran antenas que percibían electricidad de los postes de luz, me llene de terror, creí que si seguía expandiendo mi estructura invisible - que también está formada por electricidades - terminaría sintiendo todas las corrientes invisibles en forma de señales y energías que circundan el universo, era una auténtica "radio humana" percibiéndolo todo.
Cuando bajó parecía un infante, me doy cuenta que las generaciones pasadas eran diferentes, actualmente las personas actúan de diferente modo, antes no estábamos expuestos a tantos estímulos externos, nuestros nervios se sobre-estimulan a un grado mayor. Margott lo vivía todo el tiempo, ella sentía mi ansiedad, un día me acerque en éste estado y corrió. Le pregunté por qué había hecho algo así y me dijo:
—Tú estabas excitada, y puedo asegurarte que ya casi me
había extinguido en el éter por las ráfagas de tu inquietud.
En la violencia y precipitación de nuestra vida materialista nuestros nervios pierden la
sensibilidad y se endurecen. Cuanto más viejos vamos siendo y más golpes recibimos del mundo, más insensibles
nos volvemos; ya casi no hacemos caso ni aun de las cosas que acontecen persistente y predominantemente a
nuestro alrededor.
Entre las actividades confidenciales de oír, pensar y meditar, el silencio es la más importante,
porque por medio del silencio uno puede progresar muy rápidamente.
Al bajarse del columpio, le dije que era mi turno, una vieja apareció por detrás y me arrebató el puesto, no estaba apurada y la dejé, en el momento que había llegado al fin un guardia se precipitó sobre ella.
—Señora, el límite de edad son once años—la miraba como regañándola. Sin pensarlo salimos corriendo a gran velocidad, nos movíamos como dos pequeñas con miedo a ser castigadas por la autoridad. "Karma" dije para mis adentros y saque una risita.
—A lo largo de mis años también he tenido conflicto con la autoridad— le dije
—Es más común de lo que imaginas—dijo muy cansada.
—Si, pero no creo que me he equivocado en todo, las escuelas son precisamente el lugar donde deberían mantener a los estudiantes alejados del sistema de pensamiento de sus padres, porque el pensamiento colectivo se perpetúa, además los padres no necesariamente han hecho un gran trabajo, ¿mira el mundo?
—Es cierto que el mundo es muy infame, que los padres no han hecho un gran trabajo. Ahí concuerdo.
—Los padres - aunque tengan las mejores intenciones - están marcados por emociones que no les permiten ver la verdad.
—¿Que sería eso?
—El miedo.
—Entonces - según tu- ¿ cuál sería el camino a seguir?
—Mantener a los hijos lo más alejados de los padres, que estos se purifiquen y -después de un tiempo - comprueben por sí mismos si lo que dicen es verdad. La verdad se oculta en millones de formas condensadas.
Creo que se debe seguir la guía interna, escuchar los sentimientos que dicen la verdad. Pero es más difícil de lo que puedas imaginar. Lo más sublime, lo más grandioso proviene del creador, lo demás viene de otra fuente.
—Es lo mismo, con la oración intentamos conectarnos con fuerzas superiores.
—Lo que vemos alrededor no necesariamente provienen de dicha fuente.
—No es sólo eso, la verdad no es igual para todos.
—Claro, otras personas escuchan o resuenan con su trabajo, en el bosque o en el susurro del mar.
—No hay contradicción.
El parque tenía una extensión de 24 hectáreas.
Existen dos quebradas que forman parte de este espacio ecológico; Shanshayacu y Rumichaca.
Atravesar el sendero es mágico, se escucha el canto de las aves y es posible descubrir las historias de las ranas y güilli-güillis que habitaron en estos lugares, algunas todavía se encuentran en el sitio. La rana Marsupial, por ejemplo, encuba sus huevos en la espalda, esta rana vive en bromelias o huicundos. Se encuentra también la rana de Cristal, llamada así porque su piel casi transparente permite observar los órganos internos de su cuerpo. Así lo leí en unos tablones, pero lamentablemente han desaparecido, debido al cambio climático.
Muchas personas - sobre todo las más jóvenes - recorrían con bicicletas la vías a gran velocidad, a Florentina casi la atropellan, se movían a una velocidad endiablada. "Apuren el culo " gritaron dos patanes. De subida mantenían la misma velocidad, y eso que la curvatura de la vía parecía desafiar las leyes de la gravedad. Desde nuestra ubicación parecía que llegarían al cielo.
—¿Vamos?—me dijo con voz de traviesa, mirando una quebrada. No quería ir porque se acercaba la oscuridad de la noche. Dije:
—Esta bien, pero mira la hora ¿He? — lo dije señalando mi reloj. No dijo nada.
Al ir descendiendo me dió la sensación del propio viaje en el ultratumba. Aunque el ambiente superior general parece de un bosque, una vez abajo parecía todo una selva. No recuerdo más, solo que estábamos perdidas . Detrás de una colina parecía hallarse una gran ciudad, advertimos un gran río llamado Akon. Muchos insectos y avispas nos picaban el cuerpo.
Parecia otra ciudad, observé unos gatos negros salvajes, la única manera de cogerlos era atravesando las fieras corrientes del río. Estas almas estaban condenadas a nunca cruzar el río, no carecían únicamente de voluntad sino también de capacidad.
—¡Que tristeza!— dijo Florentina con voz trémula.
—No acabo de entenderlo ¿Cómo llegaron ahí?
Quería salvarlos, pero no se me ocurría nada, además la situación y el tiempo eran demasiado desfavorables.
—No los voy a dejar — dijo Florentina, se subió en un árbol, quería lanzarse y de manera muy laboriosa y técnica caer en medio de los felinos.
—No, ¡por favor! mira la hora, si quieres mañana tesoro— dije, pero no parecía querer cambiar de opinión.
Saltó y la escena era como de encontrarse en una isla, alejada del resto del parque por el turbulento río.
No veía muy bien, además los gatos de seguro habían desaparecido.
Yo estaba muy ansiosa pero Florentina mantenía cordura y tranquilidad.
Me subí también y por poco me mato, arriba se veía el panorama inmenso, ya ni siquiera parecía un parque sino una ruina de alguna civilización antigua. Me lancé y utilice el suéter como soga. De milagro caí y no mori en el intento ¡Todo por unos gatos!
Florentina recogió una flor espiralada del suelo y me la puso en el cabello, diciendo más relajada que nunca:
—Te queda ~divino~.
—Florentina, ¡estás loca! Mejor ayúdame a salir de aquí.
—Espera solo un momento, me siento bien aquí.
—La noche está oscureciendo más, además estamos perdidas— la verdad es que también es un poco rara, me dió esa sensación cuando a toda velocidad los ciclistas le gritaban que se hiciera a un lado y parecía ni tomarlos en cuenta, como si el mundo a su alrededor hubiese desaparecido.
—Escucha querida: la muerte no es el final— lo dijo y en lugar de darme paz me inquieto más.
La ironía era que no teníamos idea de como volver de regreso al camino, la única forma de retornar era a través del árbol, pero estaba muy alto y además separado por turbulentas corrientes de agua.
Sin rumbo nos adentramos en la maleza, estaba repleto de vegetación, no existía camino que seguir. Al cabo de unos minutos un sendero marcado parecía dar señales del camino.
Era una especie de isla que se expandía hacia abajo, como si fuera a parar al Hades. Las plantas parecían inclinadas en forma de reverencia dándonos la bienvenida, ahora lo recuerdo así, en ese momento solo sentía miedo y después pleitesía.
¿Nunca hombre alguno llegó a aquí? El tipo de fortaleza ante nuestros ojos era digno de admiración, una auténtica maravilla y reserva natural.
Florentina quería descender, era inútil hacerla cambiar de opinión.
—No, maldita sea,¡ vamos a morir! — decía yo de modo incoherente, pero el miedo termino manifestandose.
—Entonces ¡regresa!— dijo de un modo frío, no tan natural en ella. Me sentí inclinada a acompañarla, no podía dejarla sola. Descendimos por una especie de madriguera en forma de pasadizo, yo preferia explorar la isla en su parte superior.
Florentina se apoyo sobre el tronco de una árbol, estaba cansada.
—Necesitas recargar energias— le di un poco de agua.
Le enseñe un método usado por ascetas avanzados. Se puso de pie y la hice apuntar con sus manos a la tierra. Su conciencia o sentido de identidad tenía que centrarse en el corazón.
Bajando un poco al plano de los sentidos recito unos mantras secretos. Al cabo de unos minutos también me sentí revitalizada, es como absorber - también - energía del éter.
A través de este método es posible, no solo armonizarse, sino también absorber la energía terrestre, las efluvias de corrientes que emana la Tierra son capaces de recargar el cuerpo, esta energía viene del corazón del planeta.