Amelie estaba en su oficina afinando los últimos detalles de la compra de la residencia, se sentía fabulosa con el animo por los cielos. No se podía creer que vendería una casa de 44 millones de euros, hasta su tía la felicitó, le dijo que de las ganancias le tocaría una muy buena comisión. Además, había ganado también el conocer a un hombre que le agradaba, con el señor X había sido muy fácil acostumbrarse a sus platicas, aunque a veces la sacaba de órbita como cuando le envió la foto de su torso desnudo. Amelie mordió su labio inferior, pensando en como sería su aspecto completo, tal vez era alto, su piel era clara pero no pálida, más bien bronceada, fuerte, dominante. Amelie se sorprendió ya que estaba describiendo en su mente a Izan.
Mientras continuaba trabajando una llamada de su m
