Izan soltó a Suzette del cuello. Ella lo miró molesta tocándose la parte donde él la había lastimado. —¿Qué haces aquí? —repitió el con voz ronca. —Eso es algo que a ti no te importa —soltó ella con desdén caminando hasta estar a una distancia considerable que le asegurara que él no la podía lastimar otra vez. —Teníamos un trato, yo me ocultaría y tu no te acercarías a Amelie ni dejarías que la relacionarán con aquel lugar de sado. Su se cruzó de brazos. Desvió la vista por unos segundos hacía la pared. Exhalo. —Te diré la verdad por que se que eres un hombre muy terco, hace unos meses, descubrí que Amelie es mi hija. —¿Qué? —él soltó incrédulo. —Si, tuve una hija hace muchos años, Bella me dijo que había nacido muerta, yo le creí como tonta, pero un día que discutíamos Nora m

