Amelie se preparó para la cena de inauguración del evento de moda, llevaba puesto un vestido rojo que el mismo Manolo había diseñado para ella, se miró en el espejo y se dio cuenta de que no se parecía en nada a su madre, no había heredado ningún rastro físico de ella, suspiro aliviada. Al menos no se parecía en nada a ella. Se puso los zapatos en punta rojos y el sombrerito parisino que había escogido su amigo para la ocasión, se veía tan elegante. Escuchó como llamaron a la puerta, una sonrisa nerviosa se dibujo en su rostro. —Demián —exclamó alegre. El hombre frente a ella la miró, observándola detalladamente desde la cabeza a sus pies. —Te ves hermosa venadita —dijo rodeando su cuerpo con los brazos y empujándola con suavidad adentro de la habitación, ambos se abrazaron y besaron

