Por la tarde Amelie estuvo un buen tiempo de pie mirando a través del cristal de la ventana de su oficina, desde ese piso se podía ver las calles de la ciudad y los enormes rascacielos con anuncios publicitarios que eran muy característicos de la gran Manzana. También se podían observar las copas de los árboles que adornaban el Central Park. Sintió como la nostalgia la invadió, puso una mano en el cristal simulando que tocaba el rostro de Izan. —Te extraño, no te olvidaré jamás, pero creo que es hora de que continúe con mi vida jamás habrá alguien te pueda reemplazar mi amor —dijo en voz baja mientras recordaba la plática que tuvo con Luka. Amelie no buscaba una relación con él simplemente buscaba no sentirse tan sola, y él siempre fue bueno con ella. Eran las nueve de la noche, como sie

