Una cancioncita alegre sonó al momento en que el joven entro por aquella puerta de transparente vidrio, algunas personas que habían dentro giraron su cabeza para ver de quién se trataba. El viejo que atendía la tienda detrás del mostrador saludó a Adam con una enorme sonrisa y un alegre "Buenos días, Joven" a lo que Adam respondió respetuosamente con un saludo similar.
Un penetrante aroma a incienso se levantaba por el ambiente en forma de un hilillo de humo blancuzco diluyéndose al llevar algunos cincuenta centímetros de altura, un aroma que Adam percibió como molesta pero parecía solo incomodarle a él.
Caminó por los estantes de discos de vinilo apilados que habia por decenas de todos tipos y colores desde oscuros hasta colores brillantes con hermosas cajas y divididos por categorías; Regional, Americana, Rock, Balada, clásica.
Siendo esta la que más llamó la atención del joven:
Golfgang Amadeus Mozart, Claudio Monteverdi, Johann Sebastian Bach, Ludwig van Beethoven, 12 Éxitos de cuerdas y piano.
Siendo este el que convenció al joven, aquel disco n***o brillaba con un brillo que incitaba a llevarlo a casa y con una caja de cubierta de un hermoso y colorido azul con letras doradas y brillantes y por detrás el nombre de cada una de las canciones por la cara A y la cara B con hermosa decoraciones de espirales doradas. Lo tomó y puso bajo el brazo mientras revisaba cada uno de aquella decena de discos, miró luego a la pared una lista que le parecía interminable de vinilos puestos en seis estantes a lo largo de la pared con varios vinifos puestos uno encima del otro dentro de su envoltura de cartón.
"La mejor musica del 2022"
La portada parecía agradable, un signo musical al frente con un pentagrama musical al lado seguido he una hermosa letra cursiva color escarlata con el título del álbum, aquel disco estaba justo enfrente de él así que lo apartó un poco para ver que otros álbumes había detrás pero ninguno logró convencerlo así que tomó el que tenía entre sus dedos y lo colocó bajo el brazo junto con el anterior que había tomado.
Una muchacha a tan solo dos metros de él echaba un vistazo en un vinilo de rock , esta dirigió su mirada hacia el joven pero éste no lograba percibir la mirada insistente de aquella joven cuyo rostro parecía angelical.
Adam se dispuso a salir y alzó la vista, al ver que aquella muchacha le sonreía no pudo evitar sonrojarse.
Aquel hombre de extrema gordura y mirada risueña se dispuso a pasar los enormes discos de vinilos por el escáner infrarrojo, mismo que emitió un leve pitido. El hombre giró la cubierta de la caja y observó por un momento aquel enorme vinilo.
Y con un gesto de aceptación pronunció:
—Es un buen album, lo escuché hace unos días y tiene unas piezas excepcionales. Me agrada saber que no toda la juventud está perdida.— Para adam fue imposible no sonrojarse y tan solo escondió su timidez en una enorme sonrisa.
Aquella muchacha bonita se acercó a Adam y tomó el segundo vinilo y lanzó una mirada que el joven no supo descifrar.
—Wow, amigo. Tienes muy buen gusto musical. Déjame decirte que este es uno de mis álbumes favoritos— concluyó ofreciéndole nuevamente aquel enorme vinilo al joven.
Aquella muchacha mantenía su pose con la mano en la cintura. En ese momento además se decidió a dirigirle una mirada inexpresiva para camuflar su nerviosismo ante aquella joven muchacha.
—Esta muchacha que ves aquí se llama Annie, es mi nueva ayudante.— La jovencita extendió su mano hacia el joven buscando su mano para estrecharla, Adam tomó sus vilidos en una bolsa de papel que puso bajo el brazo y estrechó dulcemente la mano de aquella muchacha quien se presentaba ante él de una forma tan amistosa y alegre que inmediatamente logró captar el interés de Adam quien percibió a aquella muchacha como una chica agradable y sencilla.
El joven no pudo evitar dibujar una leve sonrisa que provocó destellos en su mirar.
James, el dueño rechoncho del local notó un leve sonrijo en el blancuzco rostro del simpático muchacho quien desvió su mirada instantáneamente al notar la mirada de éste.
Agradeció la atención del hombre y salio del local directo hacia donde había dejado su bicicleta atada a unos tubos de metal sobre el suelo donde había un par de bicicletas más y una motocicleta con un casco rosado sobre el manubrio.
Sacó la llave de su bolsillo y abrió aquel candado que luego hizo enredar en el cuerpo de la bicicleta.
Un grupo de muchachos, algunos más jóvenes que él y otros de edades similares a la de él pasaban por el aparcamiento del local y uno de ellos al ver al joven se desvío mientras este quitaba el candado y se acercó amistosamente al joven a quien dicha visita le vino sin preveerlo.
—¡Hola!— Dijo alegremente bajando uno de sus pies al suelo para mantener el equilibrio sobre su bicicleta.
Adam se extrañó por aquel saludo pues aquel joven era un completo desconocido para él que nunca había visto antes, sin embargo lo que más lo intrigó fue esa enorme sonrisa dibujada en el adolescente.
—Vamos a ir al parque de los dinosaurios, va a haber un sendero para ciclistas, ¿quieres ir?—
—Eh...— Titubeó Adam — Te lo agradezco pero tengo apuro—
—¡Vamos, anímate!—
Mencionaron varios muchachos que se habían detenido.
—Van a haber muchos ciclistas—
Mencionó otro.
Ni siquiera pasaba por la mente del joven la idea de asistir a un senderismo para ciclistas pues sentía más apuro por llegar a casa y colocar sus vinilos en su tocadiscos.
—Tengo algo de apuro. Ando un poco ocupado—
Mencionó nuevamente pero esta vez en voz alta para que los demás jóvenes escucharan.
—Suena divertido pero tengo cosas que hacer—
Dirigió una mirada simpática a aquel jovencito.
—No te preocupes amigo. Entiendo—
Se despidió éste golpeando la palma de su mano con la de Adam quien subió a su bicicleta y se dispuso a pedalear.
Aquel jovencito impulsó su cuerpo hacia atrás haciendo que la llanta delantera de la bicicleta se despegará del suelo quedando en un perfecto manejo del equilibrio con la llanta trasera, los muchachos se alejaron y Adam confiado y curioso quiso intentar aquella hazaña pero estuvo a punto de caer, un joven que pasaba en su coche observaba esto y lanzó una enorme sonrisa graciosa que provocó que Adam se sonriera tornando su rostro un color casi rosado.
Cruzó la calle siguiente transitando por el espacio que había en el pavimento exclusivamente para ciclistas disfrutando del hermoso y soleado día dominical.
Adam disfrutaba de cada sensación, ese cálido hálito del sol matutino despertaba en él una sensación placentera que tan solo podría compararse con un tierno abrazo de Dios, en quien el confiaba plenamente.
Pedaleo con más fuerza al cambiar el semáforo a verde y mantuvo el ritmo de sus pies por un par de calles más, le gustaba disfrutar del aire puro, mirar a los niños jugar y reir.
Algunos ciclistas pasaban al lado de él y dejaban sonar una pequeña campanilla que llevaban cerca de la manija de los frenos.
Las muchachas guapas hacían alarde de su belleza vistiendo faldas cortas y blusas escotadas, peinados ostentosos y maquillaje excesivo mientras caminaban coquetamente lanzando miradas provocativas a los hombres que les resultaban apuestos.
Dio la vuelta a una esquina de nombre Sanders donde había docenas de locales comerciales de cualquier tipo y miró bajar de un coche a una muchacha muy bonita, la conocía al igual que aquel muchacho que le abría la puerta para que bajase.
Aquella guapa joven miró a Adam y este por poco cae el mirar que aquella muchacha lo había reconocido: era la novia de su hermano y aquel atento hombre quien le abría la puerta era el ex novio de aquella muchacha.
Adam pudiera dirigirse a su casa yendo directo por las calles pero prefirió tomar otro camino y se dirigió hacia las orillas de la cuidad aunque esto le tomase más de media hora, quería volver a casa por la orilla de aquella carretera cuya vista era he hermosos campos adornados de bellos colores y aromas florales, disfrutaba tanto la naturaleza que cada vez que había la oportunidad pasaba cerca de alguno de esos lugares o bien se adentraba en ellos para sentir su conección con la madre tierra ya fuere en un parque, un bosque, un pequeño riachuelo o simplemente subirse a su azotea a admirar el cielo nocturno y en ocasiones lo hacía mirando a través de su monocular en la cálida comodidad de su habitación. Salió así pues de la calle principal y siguió por una calle secundaria pasando cerca de un parque, de una iglesia, una escuela y varios lugares más hasta dar con la desviación que llevaba a aquella carretera, se detuvo a esperar a que pasaran un decena de coches que no detenían el paso e inmediatamente pasó él apresurándose hasta llegar al lado derecho se la carretera donde empezó a pedalear sin desviarse, enormes y verdes campos adornaban el lugar a la vez que una vía de tres más allá a unos diez metros se hacía visible, Adam levantó su cuerpo apoyado solamente con sus pies en los pedales para darse más impulso y así acelerar aún más.
Así lo hizo por varios metros hasta que el cansancio en piernas lo hizo mermar en aquel incesantemente pedaleo, los recuerdos de aquel día de la persecución se llegaron de golpe, sintióse de pronto un chico estúpido, aquella persecución le resultaba ahora absurda y hasta cómica pues recordaba el incontenible miedo que sentía y la adrenalina que se inyectaba en su cerebro como un chorro de energía inagotable.
Se sonrió para si mismo sintiéndose aún más ridículo y meditaba en su vida y su nula vida social y aquella imagen de aquel agradable muchacho se avecinó repentina, aquel jovencito y sus amigos le habían ofrecido disfrutar de un buen momento y este ensimismado se había negado, y pensó que su soledad no era a causa de no tener oportunidades sino de tenerlas y no aprovecharlas a la vez, el recuerdo de la noche anterior se hizo presente y una sensación estremecedora lo hizo derramar una lágrima sin siquiera saber si fue debido al aire sobre su cara o por el sentimiento que aquel recuerdo causó, siguió pedaleando con fuerza nuevamente y buscando así con ello eliminar esa manía suya de pensar demasiado en todo.
A lo lejos logró ver aquellas bodegas abandonadas y se preguntaba si aquel extraño hombre estaría en el mismo lugar y si sería cierto lo que le contó, un escalofrío le recorrió las espaldas sudorosas y siguió pedaleando hasta llegar a su casa con las piernas doloridas y con una sed extrema.
Dejó la bicicleta afuera a de su casa debajo del tejado y entró a su casa sigilosamente, en la cocina se escuchaba repiqueteos de madera así que el joven se dirigió hasta aquel lugar donde se encontraba su madre limpiando enormes pescados muertos, cogía un cuchillo y con ellos raspaba las escamas desprendiéndolos del cuerpo de los pescados.
El joven sonrió al ver que su madre lo había visto llegar.
—¿Puedo ayudar?— Mencionó dejando la bolsa sobre la mesa del comedor.
Se puso al lado de su madre quien había aceptado la ayuda y empezó a quitar las escamas de aquellos peces muertos copiando lo que su madre hacía.
Las escamas caían sobre la barra de la cocina y algunas caían hasta el suelo, brincaban como si poseyeran vida propia.
—Tu papá invitó a los hermanos de la iglesia a una reunión, van a hacer arreglos al templo y quieren ver que servicios extra hacer—
El joven solo asintió.
La mujer se secaba el sudor de la frente con su antebrazo.
—¿Qué compraste?—
—Dos discos de Vinilos nuevos—
Sonrió avergonzado rascando su nariz con el dedo índice haciendo un gesto pues el olor a pescado en sus manos era fuerte.
—Pensé que tu padre me ayudaría a pelar los pescados pero está muy ocupado en el patio poniendo la carpa y las sillas—
Adam arqueó la ceja.
—¿Y Alek aún no llega?—
—¡No! Anda en la casa de Michael iban a ir a comprar ropa—
La mujer puso el cuchillo en el vientre del animal y lo enterró con fuerza y partiendo el cuerpo en dos pedazos dejando ver las vísceras del pescado ya sin escamas.
—Deberías ir a cambiarte, ya estoy por acabar y en cuarenta minutos llegan los invitados, de seguro tu papá va a querer que estés presente—
El joven asintió y se dirigió hacia el lavaplatos y puso jabón en polvo sobre sus manos y empezó a lavarlas, las secó en una talla que había cerca en un perchero pegado a la pared y subió apresurado a su habitación tomando sus discos consigo.
Se quitó la ropa con prisa y se metió a la ducha esperando primero a que saliera el agua caliente.
Se metió a la ducha sintiendo la cálida sensación del agua empapando su piel, bajando por su cara y entre sus cabellos sintiendo el reflejo de la asfixia al llegar el agua a sus narices y sin dejar de respirar.
Cerró los ojos concentrándose en aquella arrulladora sensación y en una voz susurrada empezó a dirigir una letanía a Dios.
—Así como el ciervo brama por las orillas de inmensas aguas, así clama mi alma por tí Dios mío pues mi alma tiene ser de tí, del único Dios vivo...—
Terminó esta oración para luego aplicar el shampoo sobre su cabeza y pasar el jabón por su piel mojada.
Al salir del baño vestido y peinado abrió una de las cajas de aquellos enormes discos y lo colocó sobre su tocadiscos que había adquirido hacía un año atrás siendo este objeto el que había hecho crecer en él la afición por coleccionar vinilos, le parecía tan hermosamente fascinante como un objeto plano y que a la vista lucía tan simple tuviera en su superficie un sistema tan complejo como para producir sonidos y más que eso, una hermosa música que le llegaba al alma y alimentaba sus sentidos, aquel disco giraba a una velocidad precisa, los violines inundaron la habitación con su sutil voz evocando los más sublimes escenarios y el piano daba un toque de serenidad y sentimentalismo que endulzaba el oído.
Escuchó aquella canción y quitó el disco para dar paso al otro que aún permanecía en su caja, lo depósito en el tocadiscos y bajó la aguja sobre la superficie del vinil n***o dando paso a una música totalmente diferente, moderna y alegre.
A pesar de no estar familiarizado con la música secular le resultaba agradable al oído escuchar aquellos sonidos de guitarras, baterías y sonidos eléctricos, la letra de esa primer melodía no le resultó del todo mal llegando a sentir cierta inquietud por escuchar las demás canciones del álbum pero al recordar las visitas que probablemente ya habían llegado se decidió a bajar. Sentía que sus manos aún tenían el hedor del pescado crudo y a pesar de haberlas lavado y tallado hasta dejarse la piel enrojecida aquel desagradable olor no había desaparecido por completo.
Se dirigió hacia la cocina, el humo de la grasa vegetal se elevaba por el ambiente acompañado de un delicioso aroma que se apetecía al paladar.
Se detuvo al final de la escalera pues una visita inesperada acababa de entrar a la casa, era Randolph, el bajista de la iglesia con su padre, el hermano Joseph, estos pasaron hacia el patio acompañados de su padre y Adam se decidió a llegar a la cocina donde estaba su madre a quien se ofreció a ayudar pero esta se negó.
Su padre llegó en ese momento y sugirió a Adam que lo acompañase y así lo hizo.
Su padre lo llevó tomado del brazo hasta la sala de estudio para luego atravesar la puerta de salida al patio, Adam sonrió a un par de jóvenes que se encontraban conversando en la sala y luego saludó a los hombres que se encontraban ya sentados bajo las carpas en el patio y se tomó asiento al lado de un hombre de largas barbas cobrizas y cabeza calva, un rostro con una expresión seria y que siempre mantenía sus brazos cruzados sobre su pecho.
Aquel hombre secó el sudor de su frente aunque al joven le dió la impresión de que quería apartar el cabello de su cara lo cuál le resultó cómico y se esforzó por no reír.
—¿Qué paso el otro día? ¿Por qué saliste así de la iglesia?— Mencionó un hombre de no más de treinta años mirando directamente al joven de frente ,tan solo divididos por una larga mesa de plástico.
—Supongo— Pronunció el joven sin quitar su vista de los ojos de aquel muchacho
—Supongo que no me he sentido muy bien, ya me estoy atendiendo médicamente pero ayer tuve una crisis— Soltó una risa.
—Necesitas ser más cercano a Dios, cuando nos alejamos de él vienen las guerras espirituales— Mencionó aquél hombre de brazos cruzados sin dirigir una mirada al joven.
Richard se había alejado pues habían llegado más personas y quería el recibirlos personalmente.
—Nos contó tu padre que ya estás listo para el retiro del próximo año—
Adam asintió dibujando una expresión sorpresiva en su simpático rostro.
—Aún falta mucho para eso—
Tibibeó empezando a hacer un leve balanceo de impaciencia hacia enfrente y hacia atrás
—Pues nunca es demasiado temprano para planear las cosas—
Adam soltó una risa.
—Ni siquiera sabemos si llegaré a ese día—
Mencionó por lo bajo.
—No diga eso muchacho, será la voluntad de Dios que así sea—
Mencionó otro hombre de cabello rojizo.
—Precisamente por eso lo digo, quizás mi voluntad sea una y la de Dios sea otra, por eso no me gusta planear las cosas pues el futuro es incierto, hoy estamos... El mañana es un secreto—
Concluyó dando un fuerte respiro calmando su respiración que comenzaba a fatigarse.
—Lejos de Dios todo es incierto pero cerca de Él todo nos es posible, aferrarte a Él y a su palabra y lo demás vendrá por añadidura, pues separados de Dios no podemos hacer nada, así que mi consejo es que te aferres a Él y que no lo sueltes a pesar de la adversidad, Juan 15:5—
—»Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí y yo en él, este lleva mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer.«— Pronunció a una sola voz con otro de los hombres que ahi estaban.
—¡Buenas tardes!— Se escuchó una voz detrás de ellos. Richar llegaba con un hombre de edad media acompañado por otro joven de edad similar a Adam, saludaron a los allí presente la estrechando sus manos.
—El hermano, Yani — Presentaba Richard, el padre de Adam a aquel hombre ante los demás que estaban allí presentes, se saludaron con un saludo de manos y un abrazo fraternal, Adam permanecía con una actitud tímida y seria.
—Yo soy Randolph, encantado de conocerte Yani— mencionó aquel hombre que estaba a la orilla de aquella fila de seis asientos.
—Encantado...— continúo Yani — Y éste es mi amado hijo Luke— Dijo presentando al joven que permanecía al lado de él sonriente y con una mirada de felicidad radiante.
Yani continúo saludando a los demás hombres mientras su hijo le daba la mano a Randolph para luego saludar al hombre a su lado.
—Manny— Mencionó este estrechando su mano.
Aquel joven se dirigió hacia Adam abriendo sus ojos en un gesto de sorpresa, Adam se puso de pie. Lo conocía, coincidían en el colegio donde ambos asistían y a pesar de no estar en el mismo salón o siquiera conocer sus voces lograron reconocerse.
—Hermano Adam— Pronunció éste. — No sabía que Richard era tu padre—
Adam asintió.
Luke saludó a los demás hombres mientras Adam se ensimismaba en su teléfono móvil.
—Adam, hijo ¿Por qué no llevas a Luke a beber o comer algo?—
Mencionó de pronto su padre.
El joven se puso de pie de inmediato y sin retobar se decidió a obedecer a su padre.
—Ven, vamos por algo— Sugirió Adam, Luke le siguió.
—¡Diviertanse chicos!— Mencionó su padre.
Adam guío a aquel joven hasta una larga mesa llena de aperitivos y bebidas, Adam cogió una botella de refresco de fresa y vertió sobre un vaso desechable.
—Toma del sabor que más te guste—
Sugirió a aquel muchacho mientras cogía un panecillo de una charola larga y profunda.
Luke cogió la botella de refresco de piña y se sirvió en un vaso al igual que Adam, aquel joven no dejaba de sonreírle.
Cogió un pan y le dió un leve mordisco.
—Así que tú papá y el mío son amigos—
Mencionó tímidamente Adam, aquel joven solo asintió pues el panecillo en su boca le impedía hablar.
—Sí, tu papá siempre invita a mi padre a su congregación pero nosotros ya tenemos nuestro propio lugar donde reunirnos, ya es una costumbre—
Aseguró aquel joven.
Margaret salía de la casa hacia el patio con plantos en sus manos para llevar hacia las mesas.
Las mujeres conversaban entre ellas en un lugar apartado de los hombres debajo de una carpa con sillas y mesas debajo.
—¿Cómo supiste mi nombre?—
Dijo intrigado.
—Emmm... Bueno, asistimos a la misma escuela, no fue difícil saber tu nombre, nos hemos visto un par de veces.—
Adam asintió. Un pequeño grupo de muchachos se reunían en una de las mesas, Adam sugirió unirseles, Luke dibujó una expresión de disgusto en su rostro.
—Mejor vamos hacia adentro— Sugirió nuevamente.
—¿Por qué?—
—No lo sé, supongo que sería más cómodo—
Se dirigieron hacia la sala de reunión y luego pasaron hacia la sala del comedor donde tomaron lugar, su madre entró a la cocina.
—¿Les sirvo comida, muchachos?— Preguntó su madre.
Adam miró a su acompañante en busca de una mirada o algo que le indicase lo que él prefería.
—Si mamá ¡está bien!—
Adam sonrió al joven mientras este comía el último bocado del pan.
El sonido proveniente de la cocina se escuchaba en medio de aquel sepulcral silencio de la sala, Adam cogió el control del televisor y lo encendió para acabar con aquella silenciosa monotonía.
—¿Puedo... Preguntar algo?—
Dudó en su pregunta.
—¡Claro!— Asintió Adam.
—¿Cuántos amigos tienes? ¿No tienes muchos o sí?—
La mirada curiosa de aquel joven le pareció a Adam que estaba llena de ingenuidad, como si de un niño encerrado en un cuerpo se adulto se tratase.
Adam lanzó una risa corta que se camufló con su voz temblorosa.
—En realidad...— Carraspeó para aclarar la voz.
—En realidad esas son dos preguntas— Rió.
—Y respecto a tu pregunta, pues... No sabría responderte, no soy muy sociable ja,ja,ja ¡supongo que no! No tengo esa dicha—
Concluyó con una risa fingida.
Aquel joven miraba con atención a Adam, le agradaba platicar con él, le parecía un muchacho agradable desde mucho antes y en ese momento en que tenía la oportunidad de hablar con él lo había confirmado.
—Cuenta conmigo— Pronunció Luke tendiéndole la mano a Adam quien la estrechó con la suya compartiendo una
enorme sonrisa con aquel joven muchacho.
—He sentido un poco de curiosidad por preguntarte algo—
Agregó Luke permaneciendo en total silencio en espera de una respuesta por parte del otro joven quien no entendía que quería decir lo que acababa de pronunciar.
—Puedes preguntarme—
Mencionó luego de un breve silencio al notar la insistente mirada de su acompañante.
—¿Como haces en tus estudios bíblicos?
¿Te reúnes con otros muchachos de la iglesia?—
Adam dibujó un gesto gracioso en su rostro juntando sus labios y subiendolos hasta topar con su nariz por un segundo.
—En realidad solemos estudiar la biblia en mi casa, justamente en la sala por la cuál pasamos antes, vienen varios hombres mujeres de la congregación y empezamos el estudio, a veces vienen pastores de otras iglesias que son amigos de mi padre—
—Entonces— Añadió Luke — ¿No tienen un estudio Bíblico exclusivo de jóvenes?—
Adam negó con la cabeza.
—Supongo que solo somos yo y Alek, mi hermano—
Una mirada constante de Luke provocaba cierta incomodidad en Adam quien trataba de evadir su mirada.
—En la iglesia a la que voy vamos aproximadamente quince jóvenes, deberías de venir—
Adam se encogió de hombros.
—¿Por qué no? ¿No te gustaría?—
— En realidad no me gusta estar entre tanta gente— Mencionó Adam soltando una risita.
—Te entiendo, me pasa igual— Respondió Like dibujando una sonrisa enorme y sincera.
—¿Pero vas a pensar en ello, verdad?—
—¡No lo sé, Luke!—
—Piénsalo bien y luego decides. ¿Está bien?—
—Lo pensaré— Concluyó Adam mirando por primera vez a los ojos de Luke por más de unos cuantos segundos.
Un grito lejano de escuchó proveniente del patio donde estaban aquellas personas.
—¡Me llaman!— pronunció Luke levantándose de un salto del sofá.
—¿Vamos?— Sugirió.
—¡Te espero!— Concluyó Adam sonriendo tímidamente.