NARRA MAURIDCIO Enterarme que otros habían puesto sus manos sobre ella me cayó como un balde a agua helada, pase mi tiempo en Estados Unidos en tranquilidad creído que aquí se estaban cumpliendo a perpetuidad las órdenes que había dejado, NADIE LA TOCA, había sido claro, no tuve rodeos y mis órdenes son palabra sagrada, pero claro, cuando el gato no está los ratones se creen con el derecho de hacer fiestas. - Federico dejo de poner el seguro a la puerta desde que Cristen le pago para que le permitiera ingresar a la habitación de la señorita Jocelyn, estrategia que otros dos más utilizaron a su favor para verificar lo que había debajo de la tela que cubre el cuerpo de la mejor Sain Mobile que ha visto nacer el PALAZZO GRIOGIO. - Por unos cuantos pesos decidió traicionarme, bien, quier

