Los días habian e se adi pasaron demasiado lento, cada segundo de Jocelyn cerca de ellos le estaba generando cierta incomodidad por lo bien que se sentía con ellos, en especial con Angelo y su hijo Pablo, sus cos y comidas eran tan normales que para cualquiera que los viera son una familia unida y que se ama, a excepción de Irina, quien siendo la esposa amargada y apartada siempre estaba lejos de todo lo que tuviera que ver con la Generale, sobre todo por lo enormes celos que le daba el que tuviera a atención de su marido. En su breve periodo de observación Jocelyn había notado que todos los días el dirigente de los Medicci compraba un ramo de bellos girasoles y lo llevaba con él a las 7 de la mañana, la curiosidad la había inundado tanto que mando a uno de sus guardias a que lo siguiera

