Cuando Emilia se despertó, lo primero que sintió fue que algo caliente le apretaba el costado. Abrió los ojos y enseguida se dio cuenta de que estaba acurrucada al lado de Gavin, con su cabello oscuro sobre el brazo de él y el resto cubriendo parcialmente su propio rostro.
Sus largas y oscuras pestañas se agitaron nerviosamente. Quiso retroceder, pero su espalda chocó contra la pared, evitando que se separara de él tanto como quería.
Un suave quejido retumbó en la garganta de Gavin y su mano se movió, como si buscara algo, o mejor dicho a alguien, porque en cuanto se posó en la cintura de Emilia se detuvo.
Ella contuvo el aliento y lo miró fijamente, observando cada línea de su rostro, cada detalle que conformaba esa belleza tan viril y casi perfecta.
Notó que unas sombras oscuras se m
