Subimos en silencio hasta la última planta. El ascensor sube muy rápido y pronto salimos a otro vestíbulo, dónde solo hay una gran puerta doble de madera oscura. Izan se saca las llaves del bolsillo de su chaqueta negra y abre la puerta. Se aparta a un lado y me deja entrar a mi primero. Lo primero que veo es un recibidor de paredes gris pálido y suelos de parquet oscuro. En medio de la estancia, se encuentra una mesa circular de cristal, sostenida por un sólo pie, el cual simula un tronco de árbol enredado color gris. En el centro de la mesa, hay un ramo de hermosas flores y en la pared izquierda un cuadro abstracto, en tonos fríos y cálidos. Entrando más adentro en el apartamento se localiza un amplio salón. Izan se quita la chaqueta negra y yo entretanto me permito pasear mis ojos por

