Dejé mi teléfono a un lado, al ver que mis siguientes pacientes llegaron a mi oficina. Me concentré en ellos y no en Joaquín, quería borrar todo lo que acaba de suceder, pero no volveré a caer en sus estúpidos juegos. -Buenos días, ¿Es su primera consulta? – les digo a ellos. La pareja que está enfrente de mí, se veían inseguros por lo cual traté de verme menos intimidante. -Buenos días, doctora Patterson – tiene agarrada la mano de su pareja – ella es mi esposa Juliana, venimos por una de sus consultas. Aunque, es la primera vez que venimos nosotros hacia acá. -Ah, bueno, ¿En qué puedo ayudarlos? Ellos se miraron entre sí. Ya quisiera tener la capacidad de leer las mentes, porque siempre lo hacen enfrente de mí, sin poder adivinar exactamente que se dicen entre sí. -Nosotros hemos v

