Capitulo VII

1405 Palabras
-¡Dalila! Lo acabo de servir – me reprende Jessica. Acabamos de sentarnos en el sofá, estaba por empezar el juego de béisbol y todos nos estábamos acomodándonos para disfrutar de ello. Aunque, sé que Joaquín será para así decirlo, como el protagonista de la novela, pero no pienso caer nuevamente en el mismo hoyo oscuro donde me costaba salir. Sin embargo, lo denominan aquí en el país como “La Estrella de México” lo que genera más euforia en la audiencia, los fanáticos estarían animados esperando a su jugador favorito. -Las galletas tiene esencia de vainilla, son mis favoritas, así que por eso las preparé así – se sienta a mi lado. -Por tus especialidades es como te compraste un coche lujoso – respondo – quisiera a que igualmente me pasase. -Bueno, tienes un buen empleo, sólo tienes que dejar de ser una compradora compulsiva – me dice. -No soy una compradora compulsiva – me cruzo de brazos. -Si lo eres, observé las cosas que compras en el supermercado cuando salimos de compras – empieza a enumerar con los dedos – primero compras comida de bajo en grasa que normalmente no comes, segundo compras artículos de estética facial que ni debes de usar, pero lo compras porque ves a otras mujeres gastar su dinero en ello… -Está bien, debo de controlarme – tengo los ojos en blanco. Mire el televisor y estaba en uno de esos canales deportivos, al haber comenzado Fabián desde la cocina corrió hacia el sofá, allí fue que nos habíamos reído de él, no perdiese su programa televisivo favorito por nada del mundo. -¿Qué pasaría si tuvieses ganas de ir al baño? – le pregunta Jessica. -Pues, los hombres somos muy ingeniosos. Él elevó una botella de cerveza al igual que las cejas, queriéndonos decir que su medio más accesible son las botellas para no ir al baño. -¡Que asqueroso! – decimos las dos a la vez. -¿Qué? La mayoría de los hombres hacemos este tipo de cosas, en cambio las mujeres no tienen como hacerlo – levanta los hombres. -Olvidemos el tema – termino diciendo. Tengo entendido que jugaran los beisbolista de Boston y los de California, creo ya que la última vez afirmado otro equipo, pero esta vez que lo estoy viendo en el cuadro que muestran la selección. Aunque, no siento euforia ante ellos, como están algunos en las gradas de aquel estadio, siendo ellos desorientados en su afición, se volvió una obsesión desenfrenada hacia un equipo, lo que conocemos en la psicología como “fanatismo” siendo no controlado y se sale del margen de lo normal. Pero mi amigo, por lo menos, no llega a tal obsesión. Después de breves presentaciones en el programa y ciertos patrocinantes, apareció Joaquín en el estadio trotando junto con sus compañeros. Pero no evité en respirar hondamente cada vez que siento un vuelco en mi corazón. Sin embargo, no pensé que hubiese estado con alguien que apareciese en la televisión, pero ya él aparece en cada sitio, como un actor de cine… Y yo apenas soy psicóloga, pero prefiero no caer en comparaciones, aunque, todo ser con emociones llegamos a sentirnos mal de vez en cuando, en cualquier espacio de nuestras vidas. Pero un cincuenta por ciento de mí sigue estando bien y no puedo asegurar si realmente estaré así por el resto del día. El partido inició y Joaquín pasó a batear en el estadio, lo que causaba euforia en los espectadores y de seguro hay cientos de mujeres pensando como relacionarse con él, lo que me generaba celos de tan sólo pensarlo. Porque aún sigo estando en una situación de duelo, lo que mi cerebro me autoengaña y me insiste en querer volver estar con él, o simplemente el hecho de no estar superándolo, como una forma de no tener que olvidarlo. -No puedo creer que un beisbolista tenga un mejor físico que yo – dice Jessica – e incluso tienen un cuerpo más proporcionado que una mujer – empieza a masticar un emparedado. -Ellos tienen un entrenamiento intenso, recuerdo de niño cuando me llevaban a entrenar, pero no me llamó la atención el deporte sino el arte – se sienta a mi lado, dejándome en el medio de los dos y se cruza de piernas – me daba flojera tan sólo estar atrapando la bola – arruga los labios. -¿Cómo puedes estar en la línea? – señalo sus brazos torneados. -Ah, claro – levanto los brazos – hago ejercicio, pero ellos no pueden descuidarse por tener un contrato con la liga, en cuanto yo en cualquier rato puedo aumentar de peso y estar fuera de forma – me observa de arriba hacia abajo – yo creo que tú ni debes de comer – señala mis brazos esbeltos. -No come nada que contenga grasa y le da asco la lactosa – dice mi amiga. -Eres buena informando – le digo con sarcasmo – no me atrae la comida chatarra, pero a la vez trato de consumir comidas en bajas calorías. Porque, no me gustaría subir de peso – arrugo la nariz. -No estaría mal a que subieses como cinco calorías, porque estas muy delgada – me sugiere. -Me conformo siendo así – respondo. Todos miramos al televisor cuando se escuchaba la decepción de cientos de personas, al parecer Joaquín perdía la concentración, de ese modo, no pudo llegar a batear la bola que venía hacia él y eso lo condujo a que tuviese tres streas. Un mal momento le está ocurriendo y más para su equipo. Pero me quedé sorprendida a que estuviese fallando, ni siquiera pasó a la segunda fase, a pesar de que él me había enseñado a batear. > -Primera vez en toda mi carrera como locutor, había visto a este jugador teniendo tres intentos fallidos – comenta el narrador del estadio – es muy extraño a que esté pasando esto. > -Esto será noticia en los titulares de la prensa, las ligas no se sentirán intimidados más ante él, si sigue así pierde prestigio – opina Fabián. -Creo que sólo será esta vez. Además, él tiene varios años en el béisbol como para que se estrelle por unos cuantos intentos fallidos – responde Jessica. En realidad, en cada intento que daba él no podía batear, que insólito para él. Más siendo un jugador de varios años y reconocimiento en su área, por eso produce inquietud ante los demás, e incluso en mí. Y ni se me ocurre la primera razón del porque esta desorientado en el campus, como si fuese un simple principiante. -Esto sí que no es normal – vuelve a decir Jessica. -Bueno, por lo menos, los demás jugadores están tratando de ganar, sólo Joaquín es quién está siendo un estorbo en el medio. -En realidad, creo que puede recuperarse – relajo los hombros. -¿De qué se va a recuperar? ¿De ser un idiota? – me arquea una ceja Fabián. Jessica le propina una palmada en el hombro, queriendo decirle que cometió un error. -Quiero ir al baño – me levanto del sofá. -Ah, sí, ve al de la cocina – me indica con la mano. Quise retirarme de la sala, porque me sentía incomoda al ser yo la ex-novia del beisbolista. En realidad, no tengo necesidad de ir al baño, pero si quería estar a solas por un momento, pensar como aliviarme y sentirme tranquila como estaba hace unos momentos. Creo que mi amiga estaría reprendiéndolo por lo que acaba de hacer, aunque, igualmente estuve sintiéndome no completamente bien en estos días. Entré al baño y tuve la certeza de que Joaquín tratará de buscarme, pero parecía ser un mensaje que provenía de mi sub – consciente, quise ignorarlo por completo, pero seguía diciéndome constantemente a que lo hará, lo que terminé decidiendo que no estaré dispuesta a un posible regreso. Más bien, quiero olvidarlo todo, como si nada hubiese pasado, dejar lo que me había causado felicidad en el pasado, porque nada me sirve recuperarlo siendo él quien decidió irse, al igual sé que nosotros los seres humanos somos muy propensos en equivocarnos, pero prefiero no sufrir otra desilusión por él. Me encuentro mirándome en el espejo del baño, preguntándome que hacer en las próximas horas con mis amigos, aparte de ver un juego de béisbol. t
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