Mónica no paraba de dar vueltas en la oficina, sus tacones resonaba el piso de tanto dar vueltas. Su marido llevaba fuera toda la mañana y parte de la tarde, todas sus reuniones fueron postergadas mientras que su ira iba en constante aumento. —¿Dónde puede estar metido este hombre? —se detiene a mitad de oficina pensando en la posibilidad de que… —. ¿Una amante? ¿Es posible que exista una mujer? —Mónica muerde sus labios ante la duda. Hasta donde sabia era muy posible que su esposo le estuviera siendo infiel, pero siempre creyó y hasta ni se preocupó porque se enamorara de alguna de esas mujeres. Pero últimamente estaba actuando bastante extraño. Aquella teoría la hizo fruncir el ceño, sabía que a Phil no le convenía para nada un divorcio, por lo legal a ella le correspondía la mitad de

