conociendonos

4770 Palabras
Sus manos recorrían mi cuerpo con tanta delicadeza que no era común, su aliento era el mejor olor y sus labios, que labios tan suaves y divinos. Era como el perfume más embriagador que podía existir, mis caderas se movían de un lado a otro en busca de eso que necesitaba, su roce sobre mi braga negra agitaba mi respiración. Su boca posada en mi cuello me llevaba hasta el punto de explosión. Pero un sonido, un sonido muy cercano retumbaba dentro de mi cabeza, pero quería, necesita el placer de sentirlo dentro de mí. Pero ese sonido estaba más cerca, más fuerte. Abrí mis ojos de golpe y me encontré en la oscuridad de mi habitación, llena de sudor y con la maldita braga mojada, ¿porque soñaba con él? ¿Por qué estaba soñando con el héroe que ayer salvo mi vida? Solo lo había visto una vez y ya me mojaba la braga, me levante de mi cama un poco desorientada, me di una larga ducha, necesitaba despejar mi mente era mi primer día de trabajo.Coloque una falda negra de tubo hasta las rodillas, unas medias pantis negras, camisa blanca de mangas tres cuartas y unos tacones n***o de aguja. Nada de lo que en realidad era. Salí de casa, tome un buss. Llegue a la oficina justo a las siete, ni un minuto más ni un minuto menos.  Beccania me estaba esperando en su antigua oficina.    – hola Bella, llegaste temprano, ya que estas aquí y solo tengo esta semana antes que mi jefe vuelva para entrenarte, empezaremos con los archivos –dijo.  – vale, ¿crees que tu jefe este contento por lo que yo pueda hacer? – pregunte de manera incrédula.  – el Señor Smith nunca está contento, su cara es inexpresiva – camine con ella hasta el archivo. – Todos los viejos son así – dije mientras sacando las carpetas y llevándola a la mesa. – El solo tiene treinta años Bel, es un bombón – la cara de mi amiga era un poema y se ruborizaba.  - ¿de verdad? – era o muy inteligente o tuvo una muy buena capital. – Si – abrió una gaveta – aquí va todo lo de tu nuevo jefe, el viene aquí a inspeccionar de vez en cuando  - la cerro – tienes dos horas para comer y en las reuniones que el haga tienes que estar o date por despedida – salimos de allí riendo.  – de acuerdo – dije cuando me entrego la ruma de carpetas marrones. La mañana continúo tranquila, estaba de aquí para allá y así sucesivamente. Aquí se trabajaba muchísimo, a la hora del almuerzo Becca bajo conmigo para presentarme al grupo con el que ella estaba y con el cual me dejaría. Que suerte tenía mi amiga. Todos era buena onda y estaba Jt. Al terminar la hora del almuerzo todos volvimos a nuestros sitios, aprendía rápido aunque mi amiga decía que el verdadero trabajo era cuando estaba el jefazo. Termino la jornada laboral y Jt se ofreció acompañarme pues vivíamos muy cerca. - Bella aprendes rápido – dijo mientras caminábamos.  – trato, ¿cuánto tiempo llevas trabajando allí? – me gustaba informarme.  – unos seis años, Smith viejo me contrato cuando supo que yo era un cráneo en computadora y me pago la universidad.  – ¿Así que no están ogro? – este me miro y sonrió.  – lo es Bella, es una bestia, solo que sabes ayudar a las personas según las malas lenguas él no es rico de cuna. A decir verdad es muy misterioso. Siempre se resguarda del que diran. – todos tenemos secretos y no es necesario ser rico para llegar lejos. Aunque siendo honestos si se necesita una capital. - es verdad, pero ese hombre tiene mil demonios escondidos – caminar con él era más divertido que solo.  – todos los tenemos, con tal no se meta con nosotros él puede tener el infierno dentro. - tienes razón – caminamos hasta la parada del bus – casi nunca está en la empresa con eso de que anda acomodando su vida aquí, pero de vez en cuando manda con  su novia o lo que sea de él. – Subimos al buss – ella cree que es dueña de la empresa.  - suerte que tienen. – Es una creída de mierda y no sabe que el jefazo que nos gastamos sale con todas las secretarias  - lo mire y este sonrió – la verdad no con todas pero si se oyen rumores.  – todas las mujeres de los millonarios se vuelven así.  – Serán las de los billonarios – Jt habla del como si fuera un hombre inalcanzable y eso me daba risa – bueno, yo espero que no me despidan, de resto puede ser Dios si quiere. – el despide si cometes una falta, es lo único bueno de él. – la parada estaba cerca. – Pues me portare bien, me bajo aquí –dije tocando el botón rojo para anunciar mi parada-  Nos vemos mañana.  – adiós Bella. Camine hasta mi casa, estaba agotada. Los ojos se cerraban solos, cocine algo para mí. Mis padres no estaban, me habían llamado temprano para decirme que pasarías unas semanas con la abuela y estarían aquí mucho antes de que empezara la universidad. La semana transcurrió rápido, la despedida de Beccania llego más rápido de lo esperado. Esa mañana llegue temprano y fui a comprar un café, el sueño me mataba y más ahora que solo soñaba con el héroe. De camino me encontré con el hombre que me había salvado la vida, y rogaba a Dios porque este no me viera,trate de esconderme pero fue en vano.  – Señorita Bella – camino hasta mi – siento que se estaba escondiendo de alguien o ¿es de mí? – pregunto con una sonrisa corta – No, realmente no lo vi – ¡maldición¡ cuando estaba nerviosa no me salía nada bien las mentiras.  – Entonces la acompaño en el café – dijo señalando el mostrador.  – sería un gusto, pero mi jefe llega hoy y no quiero que  entre y pues yo este afuera. Tal parece es un poquito maniático con la puntualidad  - este hombre estaba en su mejores condiciones, ya tenía la braga mojada. ¡Maldición!.  - ¿le sucede algo? – pregunto. – no, debo irme y gracias nuevamente por aquella noche – este sonrió ampliamente y dejo al descubierto unos dientes muy blancos.  – No tuvimos una noche, pero si lo desea – me puse colorada – puedo hacer que me agradezca realmente.  – Se está confundiendo – dije apenada. – No lo hago, yo me refería a una cena quizás – más colorada aun – vuelvo a repetir, ¿ se encuentra bien? – estaba sofocada – no me sucede nada y no creo que sea lo más conveniente. Y si me disculpa debo irme, el jefazo que me gasto no soporta las faltas y no quiero que me despidan por perder el tiempo con usted.  - ¿Dónde trabaja? – pero que curioso era. – en la empresa Smith, mire que coincidencia ¿no es así su apellido? – sí, ¿cree en las coincidencias? – que arrogancia se le sentía cuando preguntaba.  – no mucho, pero ahora si debo irme – comencé a caminar a la salida del café.  – la llevo, tengo una reunión allí.  – dijo caminando a mi lado.  – no gracias, puedo caminar.  – puedo llevarla, piense. Su jefe no se molestara, llegara antes que caminando.  – bueno, pero vamos – dije con urgencia. Camine hasta su auto. Me subí al  auto con él, ese hombre era perfecto  su perfume llenaba todo el lugar. Nos bajamos en la empresa y apenas pise la entrada con él todas las miradas se posaron en nosotros Jt me miro muy sorprendido al igual que Beccania cuando subimos a mi piso. Becca paso con él a la sala de juntas, y en cuestión de segundo subieron varias personas junto a algunos empleados y por ende tuve que entrar yo. – señor Smith ella es Bella Adams – que no sea lo que estoy pensando ¡maldita sea! Sentía un calor en mi cuerpo.  – ya he tenido el placer de conocerla, mucho gustos señorita Adams yo soy su jefazo – trágame tierra, trágame. – Mucho gusto – mi cara no debió ser la más decente puesto que mi jefe me miro y bajo un poco la mirada para ocultar una risita y las miradas de los demás se posaron en mí y luego en la cara del jefe.  – todos tienen su carpeta en la mano – mire a la mesa y allí estaba todas, menos mal deje todo preparado – este año se ha trabajado por debajo de la ganancia máxima, así que verán a muchos empresarios de afuera que quieren invertir por ende tienen mucho trabajo, la próxima semana estaré fuera unos días con Beccania pues ya todos saben que ella estará en exteriores y que muy poco estará aquí- todos lo miraban con atención y  pues yo solo quería que la tierra me tragara y que de una puta vez me dejaran de temblar las piernas. Ese hombre daba miedo cuando habla tan serio – Bella, trabajarás conmigo en lo que yo necesite. Por favor mantente muy atenta a mis llamados.  – si señor – ¿desde cuando yo era tan sumisa? La reunión termino al cabo de una dos hora, mi jefe explicaba todo con detalles y lujos, le entregue unos papeles que faltaba y este se quedó mirándolos y luego me miro a mi,y nuevamente a los papeles.  – Quiero una copia de cada uno, luego se las envías a los contratistas de china – dijo viendo otros papeles. – como mande ¿algo más? – pregunte aun nerviosa.  – no. bueno sí. Puede usted dejar de mirarme de esa manera, no la voy a matar - ¿manera? ¿De qué manera? – no la despedí y llego justo a tiempo. – mi gran bocota dijo cosas que usted no debió escuchar.  – me alegro de haberlas escuchado, me gusta saber qué piensas.  – señor Smith ¿necesita algo más?  – no. Puede retirarse – Salí de allí en silencio, tenía el cuello sudado. La semana transcurrió con mucho estrés, estaba nerviosa y constante mente excitada por Damon. Al fin viernes, el trabajo estaba acabando conmigo. Mi jefe era alguien muy reservado y solo se dirigía a mi persona para decir sí o no, o cuando necesitaba algo. Además cabe destacar que esta rebueno, la mañana de este viernes no pintaba nada bien, había trabajo por doquier y mi amado jefazo estaba que explotaba de amargura. Entre a su oficina para dejar unos papeles que este había pedido y un café n***o que se le antojo.  – Venga, tenemos trabajo – su trato era tan frío pero muy educado.  – Aquí está su café y los papeles que me pidió – se los entregue y este bebió un sorbo – tiene una reunión a las once menos diez  – suspéndela, tengo una reunión en privado y Bella para la próxima no le pongas azúcar a mi café – este hombre no comía azúcar en ninguna de sus formas.  – de acuerdo, señor Smith recuerde que debe pedir el jet para el viaje.  – Sí, ya firmare una autorización – este desplegó unos que otros planos en la mesa del fondo, esa mesa tenía un aspecto violable. Como para tener sexo ahí. Mi jefe me miraba con atención – es una mesa cómoda – no me jodas ¿me leyó la mente? – sí, se ve cómoda. ¿Trabaja usted bien ahí? – más que bien, un día le permito usarla. Cuando este usted muy llena de trabajo.  – Con usted siempre estoy llena – camine hasta la mesa, y él me miraba sorprendido – de trabajo, claro – aclare.  – Si es mucho, puede irse – maldito arrogante que todas las putas noche aparecía en mis sueños, para mí era como una especie de deseo comprimido – su mirada es muy fija señorita Adams, ¿desea algo usted de mí?  – No señor Smith – mire a la mesa y él se acercó más a mí – iré a llamar a los exportadores. Permiso – di un paso atrás y este sonrió.  – la veré en un momento, traiga agua a su regreso, tenemos mucho trabajo.  – Como diga- Salí de allí casi corriendo. ¡AIRE! Si eso necesitaba, este hombre no podría ser más arrogante, creído y con una mirada tan seca y fría, amargado de primera. Cerré la puerta y camine hasta mi escritorio, me senté y respire profundo, Becannia me lo había dicho, es insoportable. Llame a los exportadores para pedir el conteo de exportación, el señor Smith era un hombre que no dejaba escapar ningún detalle, al terminar volví a su oficina con las botellas de agua y lista para trabajar en sus planos. Toda la noche en ellos, no podía creer que trabajara tanto, él se veía muy relajado y de vez en cuando me miraba las piernas, lo hacía sin ningún problema y yo no lo veía mal, me gustaba  ¡por Dios! esa mirada suya y su sonrisa de lado que era la única que dejaba escapar aunque sabía que era falsa. Medio personal se había ido y yo aun en esa oficina, el coloco un poco de música clásica y destapo una botella de whisky. Sirvió dos vasos  me coloco uno a un costado de la mesa, mientras que el solo se puso a dibujar en su plano, no quería eso, quería dormir. – el trago es suyo, toma – dijo señalando el vaso.  – no me gusta el whisky. - ¿Por qué? – ahora quería hablar, después de unas tantas horas en silencio.  – es fuerte, viejo y da un dolor de cabeza.  - ¿es una teoría o una afirmación? – este dejo su trabajo y se apoyó en la mesa. – Afirmación – lo mire a los ojos, señor que ojos tan claros.  – tiene razón pero a la vez no. Le explico; es fuerte, si asi es, fuerte como se debe ser. Viejo porque necesita tener historia para poder ser disfrutado, es como las personas, si no tienen experiencia no llegaran muy lejos al menos que aprendan rápido y si lo sabe tomar le aseguro que no le dolerá la cabeza.  – desde luego usted tiene más experiencia yo no bebo eso, le agradezco pero no lo tomare.  - ¿le puedo ofrecer algo? – negué con la cabeza.  – Estoy bien con el agua – este me miro y luego bebió de su vaso.  – es tarde, le ofrezco llevarla a su casa.  – Se lo agradecería – estaba tan cansada que no iba a esperar un taxi y menos caminar.  – recoja sus cosas, la espero abajo en diez minutos. Salí de la oficina para recoger mis cosas y baje, mi jefe me esperaba abajo con su chofer me hizo subir a la parte de atrás del auto junto a él, el camino fue silencioso, mi jefe solo miraba a la nada y yo moría de sueño. Al llegar a mi casa me baje dando las gracias, camine hasta la puerta y para mi desgracia la llave se partió dentro de la cerradura. ¿Podía ser peor? Maldije unas mil veces hasta que sentí a alguien detrás de mí, al girarme quede frente de  mi jefazo, su cara estaba a unos pocos kilómetros de separación de la mía. Su físico era algo fabuloso, un Dios eso era. Me quede mirándolo y el a mí.  - ¿sucede algo? – dijo sin quitar su mirada de la mía  – Mi llave se quedó dentro, esta partida – ¿Por qué no dejaba de mirarme? – Bella – era la primera vez que lo escuchaba decir mi nombre - ¿si gusta puede quedarse en mi casa – mi madre, eso si no lo esperaba. – puedo buscar un hotel, no se preocupe.  – no es molestia, mi casa es grande y solo será esta noche. Además trabajaste hasta tarde por mi culpa.  – señor Smith, es tarde y estoy muy cansada. Acepto.  – Vamos – nuevamente el camino era largo y en silencio. Al llegar a una residencia muy grande donde solo había una casa y una más pequeña después de una gran fuente.  – una gran casa – dijo sorprendida por su tamaño.  – es solo una tontería, tengo poco viviendo aquí – tontería era mi casa – espero se sienta cómoda – nos bajamos del auto para entrar, una vez a dentro caminamos por un recibidor del tamaño de la parte de abajo de mi casa – esta es la sala y la cocina queda después de esa puerta – me señalo el lugar ¡qué casa¡ – subamos – lo seguí escaleras arriba – elija cualquier cuarto, menos el del fondo  – ¿su despacho?  – no, es la habitación de mi hermana. Esa – dijo señalándome la que estaba más cerca de la escalera – es la mía, elija una, todas tienen baño.  – gracias señor Smith, ha salvado mi sueño.  – no se preocupe. Si quiere baje por algo de comer, ya le traigo algo para dormir.  – no se preocupe puedo dormir así. – ni hablar, le traeré una pijama de mi hermana.  - ¿no se molestara ella?  – no creo, le he comprado mucha ropa además ella no es egoísta – entro hasta la habitación de su hermana y salió al momento – tenga – me entrego una bata de seda roja. Hermosa.  – Lujosa – susurre, este me miro – dígale que gracias.  – le diré cuando regrese.  – ¿Dónde está?- que curiosidad la mía.  – Canadá.  - ¿Por qué vino aquí? – adiós sueño.  – por negocios, ¿no tenía sueño?  – oh, disculpe no quise ser grosera.  – no lo es.  – dormiré, gracias nuevamente. Entre al cuarto que estaba en medio, esta casa era grandiosa. Quite mi ropa para darme una ducha rápida, esto era un poco incómodo pero necesitaba relajarme. Me coloque la bata roja, me quedaba pegada al cuerpo y era larga HERMOSA. Me acosté y enseguida quede dormida.    Otra vez, una vez más. Húmeda, más húmeda que nunca por el ¿porque se metía en mis sueños? ¿Porque jugaba con mi mente e imaginación? Quería, deseaba que me tocara. Su cara de ángel... ¡Diablo! esa dulce sonrisa que paralizaba mi tiempo. Desperté en la cama y en la habitación de la casa de mi jefe, llena de sudor, delirando y goteando el deseo. Buscaba una respuesta a eso, pero mis respuestas eran vagas. No lo amaba, de eso estaba segura pero había algo en el que me atraía, me hacía necesitarlo. ¡Oh Dios! Mi pecado será el placer de tenerlo, si era así. Lo necesitaba como en mis sueños; tocando cada parte de mi cuerpo con sus grandes manos, apretándome más a él. Me levante fui al baño y regrese a la cama, donde me dormí nuevamente. A la mañana sonó mi despertador, era sábado y no quería despertar. Mire a mi alrededor y me di cuenta o recordé que no estaba en mi casa, fui al baño y me asee gracias a mama que me enseñó a tener un cepillo dental y una braga en mi bolso, lave mi cara y baje. Era muy temprano de seguro mi jefazo no estaba despierto asi que bajaría por agua. Baje las escaleras de una forma delicada, todo en esa casa era blanco y con detalles dorados, un castillo por asi decirlo, le faltaba color. Llegue a la cocina la cual estaba un poco a oscura pues eran las cinco de la mañana, abrí la nevera y ¡Dios! Que nevera, había de todo pero solo opte por una botella de agua, volví a cerrar la nevera y camine hasta la barra mire a mi alrededor para encaminarme al cuarto cuando escuche una voz decir;  - ¿Por qué no desayunas? – Pegue un brinquito, no lo esperaba – no se asuste – mire a donde estaba el señor Smith, sentado en una de las sillas del comedor con un periódico y una taza de café  – señor, señor Smith. Buen día.- dije aun cerca de la barra.  – siéntate, desayuna algo.  - ¿Qué hace despierto a esta hora? – este me miro  – a las cuatro y cuarenta y cinco ya estoy despierto ¿Qué hace usted despierta?  – mi despertador, además recordé que no estoy en mi casa  – Yo no te he despertado, ni he pedido que lo hagan – me senté en una silla a su frente  - ¿quiere café? – negué.  – no gracias, debo irme – me iba a levantar cuando este me miro.  – ya he llamado a varias empresas de cerrajería, pero ninguna trabaja. Es fin de semana.  – gracias no debió molestarse, si es así debo irme a casa de Beccania  – mira, desayuna y luego vemos que harás - ¿eso era una orden?  – no tengo hambre – este se levantó de la silla. Hasta ese momento me fije que no llevaba camisa, su pantalón de algodón bajo quedando hasta su cintura dejando ver sus entradas muy definidas. Tenía un cuerpo de atleta. Al ver que lo miraba tomo su sudadera y se la coloco.  – me iré a dar una ducha, ya le mando a subir algo de ropa a la habitación.  – como diga – me levante tras él y subí. Entre a la habitación y enseguida tocaron mi puerta, era una señora de unos 60años la cual me entrego una muda de ropa, me sorprendió lo rápido. Le sonreí a la señora y esta me devolvió la sonrisa. Se veía cariñosa, al irse coloque la ropa en la cama y vaya que ropa, un pantalón de jean y una camisa sin mangas blanca y un jersy n***o a mirad de brazo. Mis tacones eran negros así que me iba a combinar. Me metí a bañar y me vestí para bajar. Cuando estaba abajo mi jefe desayunaba. Iba con un traje formal n***o, al verme me indico que me sentara y la señora me sirvió un frutas y una avena ¿eso es comida? Mire el plato y luego a ella que me sonrió.  – señorita ¿si quiere puedo hacerle panqueques? – mire a mi jefe el cual ni me miraba solo veía su teléfono.  – dime bella, si no es molestia yo puedo hacerlo – esta me miro y luego a el señor Smith, este la miro y luego a mí.  – ella lo va a preparar - ¿Por qué coño era tan prepotente?  – Pero puedo hacerlo – la señora me miro sorprendida – no es molestia, no necesito que me hagan las cosas. – Bella – su voz sonó muy terrorífica – aquí se hacen las cosas como se deben, ella es la persona que cocina – su mirada intimidaba mas no daba miedo.  – no se moleste señora, realmente no tengo hambre. Quizás una botella de agua este bien – mi jefe me miro y puso cara de poco amigo. Un hombre como de la misma edad de la señora el cual me miro y sonrió ¿Por qué todos me miraban y sonreían?  – señor, ya está listo el auto.  – Vamos Bella – me levante de la silla y camine con él pero antes me despedí de la señora, me subí al auto en silencio hasta que su teléfono sonó. Hablo un momento y luego me miro - ¿te importaría si pasamos por un lugar antes?  – Sino queda más  - este me miro y yo a él – ¿A dónde iremos?  – pasaremos por el comando.  - ¿Qué comando?  – yo era militar y ahora le distribuyo armas.  – sorprendente, ya entiendo.  – Bella, estaremos aquí un momento y luego vamos a comer.  – Vale –guarde silencio el resto del camino. Llegamos al comando, era un mundo que ni imagine. Los hombres me miraban y el señor Smith no dejaba de sostenerme cerca de él, pero manteniendo la distancia entre nosotros. Duro como unas dos horas allí y yo ni le prestaba atención. Cuando salimos de allí fuimos a comer cerca de un muelle. Mi jefe solo preguntaba mas no se dejaba hacer muchas preguntas.  – entonces ¿eres hija única? – pregunto.  – hija única, sin muchas cosas interesantes ¿Cuéntame de usted? – Veo que eres muy preguntona – hice mala cara – le dejare hacerme cinco preguntas. Piense bien cuáles serán.  - ¿desde cuándo dejo de ser militar? -  desde hace cuatro años, me independice y pues ahora soy rico – todo un gánster.  – no como dulce y por eso es tan amargado? – mierda, no quise decir eso.  – No Bella – su mirada se posó en mí, mientras tomo su vaso de whisky clásico – no  me gusta el dulce. No lo he probado y no soy amargado, solo no me gusta andar de sonrisa en sonrisa ni ser inmaduro. Ya pase esa etapa… creo.  - ¿Cómo puede no gustarte sino lo has probado? Eres muy básico – este levanto una de sus ceja ¿Por qué era tan bocona? – digo usted es muy no sé, todos deben comer dulce.  – simplemente no me gusta ¿tienes otra pregunta?  – su esposa ¿no se molesta porque yo me haya quedado en su casa?  - ¿mi esposa? – este junto sus manos encima de la mesa – no estoy casado y nadie puede molestarse porque es mi casa. Eres la única chica que se ha quedado allí - ¿¡QUE!?  – Vaya, inesperado – comí un bocado de patatas asadas, tome algo de té frío y volví hablar - ¿desde cuándo es dueño de una empresa si es tan joven?  – ya veo que sabe mi edad,y pues el tiempo que tengo fuera de la marina. Mi padre me ayudo a terminar la empresa. – muy bien.  – Ya no hay más pregunta, le preguntare yo a usted – tome te nuevamente y lo mire - ¿Qué tienes con el hombrecillo que estaba en el club?  – nada, es un amigo que se sobre paso de tragos. - ¿Qué haces en tus tiempos libres?  – bailo y leo pero más bailo – en serio mi vida no era interesante.  – interesante ¿Qué baila?  – de todo, y lo clásico  –  ¿sus padres? - ¿de verdad era así de curioso?  – donde mi abuela, está enferma y ya sabe, Hay que cuidar a la familia.  - ¿y tú, porque estás aquí?  – oiga, necesito mantenerme además la universidad no se va a pagar sola. – cierto ¿ya sabes que vas a estudiar?  – lengua y comunicaciones.  – Fantástico – este miro el reloj y ya eran más del medio día - ¿quieres hacer algo? - ¿a qué se refiere?  – esta tarde, ¿o quiere volver a la casa? - ¿me está pidiendo que me quede con él? ¡Dios! Que jefazo, era divino pero se le notaba que era muy creído. Había pasado una tarde muy a gusto.  – llamare a Beccania tal vez, me pueda quedar en su casa.   Damon – no creo, ella se ha ido de vacaciones con la familia, un regalo de la empresa - ¿y yo como no sabía? Ah claro, el cacharro de mi teléfono vivía más apagado que encendido. – creo que necesito una noche más en su casa señor Smith.  – Las que necesites – don gruñón era humano, tal como lo dijo Jt. - gracias.  – Vamos entonces, tengo algo de trabajo- Ambos nos levantamos de la silla y el miro al chico que nos atendió, salimos de allí sin paga. Mi jefe me miro y como si me adivinara lo que pienso dijo -  es mi restaurante, bueno se lo he comprado a mi hermana. Mientras que ella llega lo usan los cocineros.  – muy buen regalo.  – ya se graduó lo merece. Sin decir más, volvimos a su casa, este me dijo que la casa era mía, que hiciera lo que quisiera pero sin quitarle trabajo a los trabajadores de esta. Mientras el trabajaría en su despacho.
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