(7)
Realmente estaba algo decepcionada, ya que, si quería ganar más dinero, tenía que trabajar con mucho esfuerzo, y tal vez en seises meses, pueda ganar bastante para mandárselo a mi madre. Así que, aunque en este turno no me pagan, seguiría trabajando con todo mi esfuerzo, para no cometer más errores.
*
Tres minutos después.
No podía ni con mi alma, estaba exhausta.
-Chica, tienes que ir a descansar un poco.-Me dice Ross tomándome de los hombros, mientras caminaba como un fantasma por todo el hospital. Ella me acompaña esta noche, ya que su turno se lo cambiaron, dejando a sus hijos con sus abuelos.
-No puedo.-Le digo arrastrando mis palabras y mis piernas.-El doctor Mark me va a correr.-Murmuré intentando tomar aliento y fuerzas para poder seguir en pie.
-Solo si te recuestas un poco en las camas vacías, no te pasara nada.-Me dice tratando de convencerme de que descansar, es la mejor medicina para mi fatiga.
-Esta bien.-Le digo asintiendo con mi cabeza. Ella me tomó de la mano y me lleva a las camas vacías, que sobraban en el piso.
-Recuéstate.-Dijo destapando una camilla para enfermos.-Duerme un poco.-Su voz cálida me ayuda a sentirme como en casa. Así que me recosté en la cama, mientras que con una sábana Ross me tapa. De inmediato caigo en un sueño profundo. El descansar para mi es vida, ya que tengo días sin siquiera tocar la cama.
Después de descansar un rato, abro los ojos, notando que todo está tranquilo y sereno.
-Dormí un buen rato.-Murmuré estirándome y sonriendo como si hubiera ganado las olimpiadas.-Hora de trabajar.-Así que arreglo mi uniforme para estar presentable, pero antes de salir de la pequeña estancia, alguien dice algunas palabras que erizan mi piel.
-¡Vaya, qué tienes el sueño pesado!-Volteo atrás de mí, para ver a el doctor Mark mirándome con atención.
-¡Doctor Mark!-Escupí tartamudeando con sorpresa. De inmediato me incorporo tratando de lucir normal.
-Parece que descansaste bien.-Dijo burlón, mientras se recarga en la pared luciendo su bata blanca y su estetoscopio alrededor de su cuello largo.
-Lo lamento es que...-Trato de disculparme, pero era obvio que él no tendría piedad de mí, después de lo que le dije enfrente de la chica de recursos humanos.
-¿Sabes lo que más detesto?-Me pregunta molesto.-Yo he trabajado cuatro días sin dormir y aún sigo parado atendiendo a veinte enfermos quizás por hora. No he probado un bocado, más que un poco de café. Estoy parado todo el santo día y raramente me siento a descansar. ¿Por qué usted actúa como si su trabajo fuera tan difícil?-Él siempre me ataca, mientras yo me siento mal.
-Lo lamento es que...-Una vez trato de disculparme, pero él me vuelve a interrumpir.
-¡Deje de repetir "lo lamento"!-Me grita enojado.-No tiene verdaderas razones para lamentarlo. Usted ha hecho lo que quiso desde que llegó. ¿Sabes qué si la chica de recursos humanos te ve así, perderás tu trabajo?-Ella me odia por completo y el doctor también, así que no tengo salvación con ninguno de los dos.
-¿Usted le dirá?-Pregunté mirando el suelo, sabiendo que quizás él diga que sí.
-No.-Murmura mientras alzo mi mirada.-Quiero ver como tu sola, haces tu trabajo trizas.-Dijo mirándome con indiferencia.
-Oiga, ¿usted suele ser tan cruel siempre?-Pregunté sintiendo su odio.
-No, soy siempre franco y nunca miento, así que debe acostumbrarse a que haga este tipo de observaciones.-Me pide que me acople a él, pero no es fácil.
-Lo lamento.-Él alza una ceja, una vez más.
-Me iré a trabajar.-Él solo asiente con la cabeza y yo salgo de la escena de inmediato.
Esta vez el doctor Mark no fue tan malo como otras veces. Así que hago todo lo que me dijeron; cambie camas, puse sueros, inyecte, hice tomas de sangre y cambie fórmulas. Al terminar, Ross me sorprende en medio del pasillo, mientras me toma de mi uniforme.
-¿Adivina qué?-Me dice con una gran sonrisa, mientras luce tan joven y bonita.
-¿Qué?-Pregunté cansada, mientras que siento su felicidad.
-El doctor Mark hizo que te quitaran la sanción, no te quedaras esta noche.-Yo misma estoy sorprendida de lo que dice Ross.
-¿En serio?-Preguntó incrédula.
-¡Victoria vístete, saldremos a beber!-Me dice Ross tomando su chaqueta y poniéndosela. Así que de inmediato me cambio, para luego salir al pasillo con algunas enfermeras.-¿Lista?-Me pregunta Ross, mientras yo solo asiento con mi cabeza.
Mientras vamos a la salida, vemos a los grandes doctores caminando hacia la puerta con sus batas blancas reluciendo. Parecían ser como estrellas de cine.
La doctora Miller, quién es un encanto, se veía completamente bella al lado del doctor Mark, a quién rara vez se le veía sonreír y cuando lo hacía, solo levantaba la mitad de su labio superior, era como si no expresara sus sentimientos jamás.
Al principio pensé que la doctora Miller era su novia, pero ella trata de hacerlo reír o tomarlo del brazo, pero él solo la ignora como si no estuviera y eso me demuestra que no son nada.
-¿Ya se van?-Se acerca la doctora Miller interesada. Todas agachan la cabeza al ver su hermosa silueta cerca de nosotros, pero aun así, nadie puede quitarle lo linda que es con todos.
-Si.-Contesta Ross.-¿Van a ir algún lugar?-Pregunta entrometida, mientras ve a el doctor Mark.
-Si, jugaremos ajedrez.-¿Jugar ajedrez? ¿Qué tienen?, ¿cinco años?-Y luego veremos una película.-Murmura feliz de jugar ajedrez, era demasiado extraño.
-¿En serio?-Preguntó Ross mirando a Dustin fijamente.
-Si.-Contesta el joven doctor con un ronquido en su voz.-Tenemos que irnos.-Dijo caminando lejos de nosotras.
-Creo que no le agradamos a el doctor Mark.-Murmuró Alice con tristeza.
-No es eso, él suele ser bastante solitario.-Dijo la doctor Miller, tratando de seguirle el paso a él doctor.-¡Adiós, chicas!-Se despide con su mano delgada, moviéndose de un lado a otro.
-¡Vaya, la suerte de la doctora Miller es la mejor! Nadie puede estar cerca de ese encanto de hombre.-Dijo Alice completamente enamorada de aquel hombre frío.
-Tal vez todos estaríamos a salvo, si él se mantiene alejado de nosotras y al lado de la doctora Miller.-Murmuré sin filtro, mientras Alice me fulmina con los ojos.
-¿Cómo puedes decir eso?-Pregunta ofendida por mi comentario.-Eres la enfermera del doctor Mark.-Ella está obsesionada con él hombre.-¿Dime cómo es él?-Me pregunta demasiado interesada, pero lo único que quería decir era: Un extraño pervertido, loco por el control.
-Bueno, suele regañarme mucho.-Escupí intentando no decir lo que mi mente me pide.
-Él no suele ser así con nadie, eres la primera enfermera que se lleva de esta manera con el doctor Mark. Todos lo respetan y él es demasiado cortés, aunque suele estar con las personas que a él le parecen de su clase.-Dijo Ross confundida de lo que pasa por la cabeza del doctor Mark, en estos días.
La verdad es que ese idiota es un maldito narcisista y no habrá nada que lo detenga, pero después de discutir sobre el comportamiento del doctor Mark, nos fuimos a un bar a tomar un par de tragos. Por suerte invito Ross, si no yo estuviera en bancarrota, pero solo un par de tragos me pusieron a prueba enfrente de todas. Yo era el eslabón débil en el alcohol.
-¡Estoy tan cansada del doctor Mark!-Les digo suspirando un tanto triste, mientras me recargo en nuestras mesa del bar.-No sé qué le pasa conmigo, pareciera que no le agrado.-Dije mientras me oigo como una abuela molesta.
-No sufras pequeña, no a todos le has de agradar.-Me dice Ross, pasando sus manos por mi cabello.
-Luego me entero que su hija es Liza.-Suspiró cansada.-El monstruo del noveno piso. Ella también me odia como su padre.-Dije oyéndome decepcionante, era una pena oír a una persona como yo: tan borracha y con la boca suelta.
-¿Por qué te interesa tanto? Es solo tu jefe, él te pagan por estar allí con él.-Me dice Ross viendo que actuó algo extraño.
-No lo se...-Pero Ross habla por mí.
-¿Quizás te gusta?-Me pregunta alzando una ceja.
-De ninguna manera, yo no estoy enamorada de ese tipo sin corazón.-Contesté de inmediato.
-Como sea, ya estoy demasiado ebria, hora de ir a casa.-Dijo Alice, pidiendo la cuenta. Después de esos tragos, las tres salimos a caminar un poco para ir a nuestras casas, pero antes de salir por un callejón que estaba lleno de puestos callejeros de comida, nos encontramos con dos personas que deslumbraban como diamantes entre el carbón n***o.
-¡Oh! ¿Ese no és el doctor Mark y la doctora Miller?-Preguntó Alice señalándolos. Ellos se percataron del señalamiento de Alice y Abby tomó del brazo a el doctor Mark, y lo jalo hacia nosotras. Él estaba realmente enojado de ir hacia nosotras.
-¡Nos encontramos de nuevo!-Dice la dulce doctora Abby.-¿Qué hacen aquí?-Pregunta con su hermosa sonrisa.
-Acabamos de salir de un bar, doctora Miller.-Dijo Ross con respeto.-¿Ustedes no iban a jugar?-Pregunta la muy entrometida.
-Era algo aburrido, así que decidí traer a el doctor Mark a comer unos postres .-Dijo como siempre, la muy animada doctora Miller.
-Aquí venden un rico pastel de pescado.-Dice Alice señalandoles el puesto.
-¿Oh, en serio?-Preguntó Abby, sonriendo como una muñeca.-¿No quieren venir con nosotros?-Todos miramos a el doctor Mark y él solo estaba con los brazos cruzados, esperando nuestra respuesta. Supongo que él quería que no aceptamos, pero estas enfermeras están locas por saber más de la relación de Abby y Dustin.
-¡Digan que sí!-Nos dice Abby tratando de que elijamos rápido y que dejáramos de ver la cara de molestia del doctor. Todas asentimos con la cabeza, aun viendo la cara de molestia del doctor Mark.
*
Así que todas fuimos a el puesto de pastel de pescados, todas no podían dejar de ver las muecas del doctor Mark, parecía de otro mundo con su porte elegante y su cara deslumbrando. Hasta los dueños del puesto, no podían quitarle ni un ojo a su manera tan rara y extraña de comportarse.
-¿Te gusta el pastel de pescado?-Le dice pregunta la doctora Abby, a el doctor Mark. Él solo negó con la cabeza mientras ve su celular.-Ten, prueba un poco.-Dice Abby desmenuzando un poco de pescado para él. Todas miramos la escena, ¿el doctor Mark aceptaría el pastel de pescado de la doctora Miller? Hasta la clientela estaba esperando el resultado, esto parecía como uno de esos programas de cocina mientras él era como Gordon Ramsay.
-No quiero.-Contestó el doctor, aun mirando su teléfono. Abby se quedó con la mano extendida sin saber que hacer.
-Solo un poco.-Intenta otra vez.
-Abby.-Contesta serio.-Deja esa cuchara abajo.-Se levanta de la mesa y saca su billetera.-¿Cuánto es de la comida?-Él iba a pagar todo lo que consumimos, pero no probó ni siquiera un poco. Hasta nosotras comimos pastel de pescado, para quitarnos un poco lo ebrias.
-Veinte libras.-Contestó la dueña del puesto, viendo a Dustin como si fuera Tom Cruise.
*
Después de comer con Abby y el doctor Dustin, salimos del callejón. El doctor Mark por su parte, era tan indiferente aun con Abby, no podía entender que pasaba por la cabeza del doctor Mark, al tratar de esa manera a Abby Miller.
-¿Dónde viven ustedes?-Nos preguntó Abby, mientras sus tacones golpean el suelo mal pavimentado.
-Seven sisters.-Contestó Alice y Ross al mismo tiempo.-¿Y ustedes?-Pregunta Alice metiche.
-Vivimos en Chelsea.-La verdad es que no se mucho sobre Londres, pero por la cara de Ross y Alice, pareciera que viven en un castillo.-¿Quieren un aventón?-Preguntó sonriendo.
-No se preocupe doctora Miller, nosotros tomaremos el metro y el autobús, aparte Seven sisters es un lugar con mucho peligro.-Dijo Ross mostrando también una sonrisa.
-Con más razón, dejen que Dustin y yo las dejemos en su casa.-No pudimos decir lo contrario, cuando nos dimos cuenta ya estábamos en el Audi del doctor Mark. Las tres estábamos demasiado incómodas, el aire estaba tenso, mientras que la doctora miraba a el doctor Mark, como si fuera su esposo.
-¿Mañana estarás ocupado?-Le pregunta Abby a el doctor Mark, hablando enfrente de nosotros.
-Tengo una cita con unos pacientes a las siete de la mañana, luego tengo que operar a un niño con labio leporino, después tengo que hacerle una barbilla a una mujer, después operare a una mujer que perdió un seno.-Parecía que el doctor Mark nunca descansaba.
-Tal vez si tienes tiempo, tú y yo podemos comer.-Dice con timidez, mientras le esta ofreciendo una invitación a comer.
-No lo se.-Contesta el doctor Mark, sin quitarle la vista a el camino.-Saldré con el doctor Harry a una casa hogar, para ver a unos niños que tienen problemas.-Era la primera vez que escuchaba a el doctor Mark, diciendo algo que en realidad me gustaba; salvar la vida de esos niños. Ayudándolos seria perfecto.
-¿Creés que pueda ir?-Contestó Abby, siempre queriendo ir a donde va él.
-Si quieres.-Sin más llegamos a nuestra casa por fin. Bajamos del auto y le dimos las gracias a la doctora Abby y a el doctor Dustin.
-Muchas gracias, por dejarnos cerca de nuestra casa.-Contestó Ross mientras yo miro el suelo.
-No se preocupen, cuando quieran.-Dijo Abby sonriendo.
-Adiós.-Les decimos intentado entrar a la casa, pero antes de eso, el doctor Mark grita mi nombre. Al escuchar su voz en mis oídos, todo en mi cuerpo se entumece.
-¿Sí?-Contesté sin más con un poco de flujo nazal.-¿Qué pasa?-Pregunté temerosa.
-Necesito verte a las cinco de la mañana en mi oficina, necesitamos prepararnos para las citas que tengo anotadas. También necesito que vengas bien despierta, porque me acompañaras en todas las cirugías. -Yo estaba temblando, mientras su voz gruesa pasa por mis oídos.
-Sí.-Le contesté asustada. No podía hacer eso, realmente me era muy difícil entrar a quirófano y ahora lo tendría que hacer más de una vez.
-Hasta mañana.-Ellos se van de inmediato de la escena. Quizás después de trabajar mucho pensaran que dormí o algo parecido, pero fue lo contrario, no pegue ni un ojo en toda la noche. En realidad, me asustaba mucho pensar, en qué tendría que estar todo el día con el señor Mark en cirugía, así que empecé a leer alguno de mis libros de la escuela.
Antes de decir o pensar algo más, ya eran la cuatro y media de la mañana. De inmediato me arreglé y me puse el uniforme, después de eso, corrí hacia la salida para después tomar mi bolso. Salí sin despertar a los niños de Ross, para después tomar el metro y un autobús.
*
Al llegar al hospital, mi respiración era entrecortada.
-Son las cinco y media.-Me digo a mí misma viendo mi reloj, así que desconfiada camino a la oficina del doctor Mark. Al entrar no vi a nadie, así que suspiré con fuerza-¡No esta!-Así que lo primero que hago es ordenar sus papeles, para luego ver sus citas programadas, pero sin darme cuenta, ahí estaba el doctor Mark parado en la puerta con un café en mano.
-¿Llegas tarde?-Me dice molesto, mientras bebe un poco de su café.
-Llegue antes que usted.-Le contesté malhumorada.
-No, yo llegue a las cuatro de la mañana, quería comprobar que eras lista y si usted hubiera sido lista, habrías llegado a las cuatro pero llegaste a las cinco y media, retrasada y algo despeinada, no eres nada lista.-Yo solo bajo mi mirada, mientras veo que siempre espera mucho de mí.
Él entra a su oficina y checa lo que estoy haciendo.-¿Puedes arreglar los instrumentos para el quirófano?-Yo asiento con mi cabeza, así que sacó de uno de sus cajones el material esterilizado que ocuparía para la cirugía. Después pongo los materiales en una pequeña caja de metal, para luego mirar al doctor Mark.
-Ya está todo listo.-Dije con firmeza, mientras lo miró con detenimiento.
-Bien.-Contestó mirando su computadora.-Ahora ven y siéntate.-Me dice empujándome una silla con ruedas, yo me siento en esta algo extrañada.-Puedes ver esto.-Me señala la computadora, esto hablaba de los IQ.
-Disculpe, pero no entiendo.-Digo al ver los IQ, mientras miro con desde la computadora.
-Son resultado de alguno de las pruebas estandarizados diseñados para valorar la inteligencia.-Murmura mientras yo no sé de qué habla.
-¡Oh!-Le contesté sin entender de lo que estábamos haciendo.
-¿Alguna vez hiciste esta prueba?-Me pregunta con interés, mientras que él sabe que no.
-Nunca.-Le contesté de inmediato.
-Se nota.-Murmura molesto.-Yo estuve entre el porcentaje de 175-185. Eso quiere decir que soy de inteligencia excepcional. A tal inteligencia sólo llega 1 de 5 millones de personas en todo el mundo. Por tal razón es posible que hasta la persona pueda empezar a leer por debajo de los 3 años. Generalmente puede aprender idiomas con relativa facilidad y tiene una gran dominación del lenguaje propio. Es un don, más que una capacidad poseer tamaño intelecto. Llegan a un rendimiento escolar de alrededor de 96/100 y en la etapa educable la inteligencia es muy destacable como "honorífica". Generalmente casi todos son varones.-Dice como una computadora, mientras la información se queda en mis oídos atascada.
-Espere ¿qué?-Dije horrorizada.-¿Lo leyó de Wikipedia o algo parecido?-Pregunté enojada de que me estuviera presumiendo su enorme cerebro.
-No señorita Jefferson, memorice eso cuando me lo dijeron.-Dijo orgulloso.-Como le dije, soy demasiado listo para que usted pueda engañarme.-Lame sus labios rojos.-Le digo esto porque quiero que entienda qué no estamos al mismo nivel, yo siempre seré más que usted.-¡Que agonía!-Usted vive en una pocilga compartida con varias personas, y yo vivo en una casa en Chelsea donde los ricos viven. Aunque yo fuera pobre, aun seguiría siendo más que usted, mi inteligencia le ganaría a la suya en cada afrontamiento.-De inmediato me enfurezco, me levanto de mi asiento y con fuerza le doy una bofetada.
-¡Maldito narcisista de mierda!-Le gritó enfurecida.-¿Qué se cree infeliz? Aunque yo no soy tan inteligente como usted, yo sí tengo sentimientos y se cómo tratar a la gente.-No podía dejar de alzar la voz cada vez más.-Usted se puede quedar con sus números y su ciencia, pero lo que usted no sabe es que su lugar será estar siempre solo con un libro en mano, prefiero ser una analfabeta a ser tan miserable y terca como usted.-No me importaba herirlo, él me ha hecho demasiado daño.
No lo lamento.