-Lo estoy, jamás me ha gustado beber, siempre he sido responsable, sobre todo porque tengo una familia que cuidar, o la tenía –suspiró profundamente –después de aquel incidente del que tu hermano y yo fuimos testigos; ambos éramos jóvenes, quizá de la misma edad, pero yo ya tenía una esposa e hijos; alguien se reunió con nosotros y nos dijo que debíamos huir de la comunidad por el bien de nuestras familias, pues habíamos visto algo de lo que debimos ser testigos; por eso tu hermano se fue de casa, pero yo no fui capaz de hacerlo e ignoré aquella advertencia.
-¿Por qué me cuenta esto? ¿Qué puedo hacer yo ahora? –pregunté confundida
-Cuando dejaste la comunidad, ocurrieron casos iguales con muchos miembros de la comunidad y aunque yo no había sido testigo de todos ellos, sabía lo que habí
