AGKESS

Haciendo enemigos

-Hola de nuevo –sonreí al escuchar su voz y lo miré

-Yo esperaba verte…

-Lo siento –me interrumpió antes de terminar mi frase –me surgió algo importante y no pude ir, también deseaba verte ahí.

-Está bien, debo ir a… -de nuevo interrumpida

-Me han pedido entregarte esta invitación.

-¿Invitación? –pregunté confundida

-Mi abuelo pronto cumplirá años, te lo mencioné antes, él me pidió personalmente que te entregue esto. Dijo estaría encantado con tu presencia.

-Yo, no sé, mi castigo…

-Se lo dije, pero mencionó algo de hablar personalmente con el director.

-Y eso me traerá más problemas con Grabeel.

-Lo siento.

-Está bien, creo que jamás me va a ver con buenos ojos, por más que me esfuerce. Aunque admito que no deseo agradarle, ni haré lo que ella quiere solo por aprobación.

-Si te decides a ir yo, estaré encantado en que seas mi acompañante esa noche.

Sonreí amable, sus ojos eran impresionantes y su seriedad era encantadora ¿cómo negarme a una invitación que él mismo me daba? Y más aún, ¿cómo negarme a ser su acompañante?

Se despidió de la misma manera de siempre, una leve inclinación de cabeza, pero esta vez una sonrisa se asomó antes de que se diera vuelta.

Llegué a mi dormitorio y suspiré, había algo en él que me dejaba impresionada, que llamaba mi atención. Me recargué en la puerta ya cerrada y me perdí en mis pensamientos.

-Él está lejos de tu alcance ¿lo sabes? ¿O acaso no conoces tu lugar? –Alanisse parecía molesta

-No estoy pidiendo tu opinión en mis asuntos –respondí sin pensarlo dos veces

-Deberías escucharme, de por sí ya tienes muchos problemas con el sólo hecho de estar aquí, ¿no te parece suficiente? –su sonrisa altanera me irritaba, pero dejé de prestarle atención y me concentré con mis tareas.

Era mi último día de castigo, la señora Grabeel me había entregado una hoja a primera hora del día con una lista interminable de deberes, le había mencionado la invitación que el señor Slidebottom me había extendido, quizá ese fue el motivo por el que decidió entregarme esa lista junto con la orden de no abandonar la escuela hasta terminar hasta el último punto escrito en el papel. Me había resignado, había anhelado desde aquel día que llegara el día de hoy, quería salir de esta cárcel, pero más que nada, deseaba pasar tiempo con aquel chico que tanto me agradaba.

Estaba en mi primera clase del día lamentando tener a tan poderosa enemiga dentro de la escuela, cuando la señora Grabeel interrumpió.

-Angie Kress, tiene un mensaje importante.

Estaba aterrada, su rostro me hacía temblar, estaba molesta, mucho más de lo que había estado antes y de mala manera me entregó un sobre blanco que al extender le hizo temblar la mano. Aún dudosa por hacerlo lo tomé, ella me fulminó con la mirada, se dio la vuelta y desapareció por el pasillo.

Regresé a mi asiento y me incorporé para abrir el sobre…

“Señorita Angie Kress: Es un honor para mí invitarla a celebrar un años más de vida y es gracias a su oportuna intervención a mi salud. He arreglado todo para que el director de la institución le permita faltar a sus asuntos escolares del día para que pueda acompañarme en este acontecimiento, que es más un agradecimiento a usted que una celebración en mi honor. Le agradecería que asistiera sin falta en punto de las 4 de la tarde a mi residencia para que mi familia pueda conocer a la joven extraordinaria que me ha permitido seguir haciendo historia en este mundo. Me sentiría afortunado de contar con su puntual asistencia por lo que enviaré un vehículo exclusivo que llegará por usted a la hora acordada. Me despido esperando verla pronto” estaba sellada con una “SB” decorada de manera extraña y firmada con el nombre Joan Gregory Slidebottom seguido de una nota “El hombre que le estará eternamente agradecido por su hazaña heroica de salvar su vida”

No pude evitarlo, sonreí y suspiré, iría a esa reunión, escaparía de este sitio por lo menos un par de horas, eso me daría un respiro, me haría recobrar esa energía que sentía que se drenaba por completo recluida en esta escuela.

Mi sonrisa captó la atención de una persona, Alannise, que no conforme con mi reacción me arrebató la carta. La campana tocó para anunciar el término de la clase, el profesor abandonó el salón de clases, mientras, Alanisse, con una sonrisa engreída comenzó a romper en pedazos la carta.

Me enfurecí ¡Con qué derecho se atrevió a hacer eso! Era mi correspondencia, ¡qué más le da!, pero claro, esa era ella, siempre quería verme sufriendo, pero eso no iba a pasar, no hoy que tenía esa invitación y el permiso de la escuela para asistir.

Tomé los pedazos de la carta del suelo, los guardé dentro de mi cuaderno de notas, miré a esa terrible chica con desdén, su sonrisa se desvanecía poco a poco y salí del salón de clases.

Faltaba una hora para que el vehículo que me llevaría a la reunión llegara, era hora del descanso y corrí apresurada a mi dormitorio.

-Y dime Angie, ¿qué clase de ropa usarás para esa sofisticada reunión? No creo que quieras asistir con tus harapos viejos o con tu uniforme escolar –sonrió gloriosa

Su risa cruel me hizo sentir mal, pero era cierto, mi atuendo habitual no era el correcto para esa reunión, lo sabía por qué había visto cuán elegante se vestía el doctor Postlethwaite para sus reuniones sociales, y lo que yo tenía en mi guardarropa no se acercaba nada a eso.

-¡Qué más te da! Iré yo a esa fiesta, no tú. Me han invitado y no creo que también tú hayas recibido una invitación tan cordial como esa. ¿Ese es tu problema?, ¿qué a mí me pasan cosas buenas y no soportas verme feliz?, ¿por qué?, ¿qué es lo que te he hecho?

-Venir a este lugar, no es tu sitio, no debes estar aquí.

-¿Por qué?, ¿Por qué tu ego no soporta que sea mejor que tú en algo?, ¿Por qué ahora ya no eres el centro de atención de la clase?

Y esa fue la gota de que derramó el vaso, ella estaba furiosa, había acertado con mi comentario y eso la había hecho rabiar.

-No te creas mejor que yo por qué no lo eres mugrosa –levantó la voz y salió de la habitación dando un portazo.