Comenzaba con un nuevo trabajo con el amigo de mi novio que siempre aprovechaba el tiempo libre para coquetear descaradamente conmigo. Para mi mala suerte, por azares del destino Konrad se tuvo que involucrar en el nuevo proyecto de trabajo. Era cansado lidiar con las discusiones que a veces tenían por obtener mi atención y aprobación a sus ideas en el proyecto, era una tortura. Me aliviaba que en algunas de esas reuniones se presentaba otro hombre más educado y amable que no tenía ningún interés romántico en mí y a veces hacía de mediador para controlarlos.
Pero no sólo trabajar con dos seductores profesionales me agobiaba, trabajar con el teatro de mis amigos comenzaba a agotarme y muchas veces mis encuentros con Duncan terminaban drenando por completo mis energías.
-Oye bombón –dijo K
