Simón estaba sentado en el sillón, con sus manos en la cintura de Sofía, mientras ella sostenía su rostro con ambas manos y presionaba su dureza contra sí misma. Esa era una imagen digna de ver. Ver a un hombre tan grande, ser tan débil frente a una mujer que es la mitad de su tamaño, creo que Sofía se está emocionando. Cualquiera en su situación lo estaría. Sofía. Presiono mi centro contra su m*****o erguido, y me sorprende el tamaño que estoy sintiendo. Es sorprendente. Una agradable e inesperada sorpresa. No puedo evitar querer refregarme contra su entrepierna en busca de liberar mi placer. Lo beso más profundo mientras me muevo sólo un poco, y sus dedos se clavan en mi cadera, por debajo de mi falda. Sus manos calientes, parecieran grabar a fuego sus huellas en mi piel, y

