Simón. La cita de hoy terminó convirtiéndose en una serie policial. Luego de que los oficiales se marcharan, me senté en el sofá con Sofía acurrucada en mi costado, y llevamos casi treinta minutos así. En silencio, sin decir nada. Puedo escuchar el hilo de sus tormentosos pensamientos. Y la furia me invade. Este hijo de puta estuvo al lado de su cama mientras dormía y ella no lo sabía. Pudo haberle hecho cualquier cosa y no teníamos ni idea de qué tan peligroso podría haber sido. Y no sé qué hacer, pero me esfuerzo lo más que puedo para suprimir mis ganas de bajarle todos los dientes a cachetadas. Si Sofía no hubiera estado temblando a mi lado, no sé qué habría hecho. Respiro profundo, es ella quien me preocupa. Debo mantenerme unido por ella. -¿Qué te parece si pedimos a

