Emma estaba pensativa una vez que empezó a recoger sus cosas, Max había enviado un texto informándole que los autos se quedarían en la empresa y que un chófer los recogería en el estacionamiento subterráneo para marcharse al aeropuerto. Los nervios la habían invadido, había ido en la hora de almorzar a la farmacia para comprar sus anticonceptivas y por si acaso, la pastilla del día siguiente, no sabía qué podría pasar y tenía que ir preparada para cualquier cosa. Estaba esperando frente al elevador de su piso y cuando miró que este venía bajando, se imaginó que en el interior, vendría Max con su maleta ansioso por marcharse. Las puertas se abrieron y la sonrisa que tenía en sus labios se borró de inmediato al ver a un hombre que no conocía, este la miró con el ceño arrugado. —¿Va a sub

