La Princesa de Egipto.

Capitulo 6

- Moribunda.

Catrina entro de madrugada a la celda le acompañaba un guardia, la despertó de mala manera, agarrándola fuertemente de los brazos, la amarro a la pared de pies y manos con unas pesadas cadenas oxidadas, Jade aun temblaba de frio y ahora de miedo. Jade solo sollozaba en un susurro, pensaba que la torturaría por querer saber algo que ni ella misma sabia, pensaba que este seria su fin que la mataria de dolor. Solo habian pasado tres dias y debia aguantar otra semana mas antes de que volviera el Faraón, sin comida ni bebida no aguantaría quizá 4 o 5 dias mas pero añadiéndole el frio Jade creía que soportaría dos o tres días mas como mucho, quería morir rápido, quería hacerlo ya mismo. 

Con esto solo conseguiría enfermar y que su muerte fuera lenta y mas dolorosa. Catrina la observaba en silencio. El guardia le rocio dos cubos de agua helada, Jade solo podía llorar e implorarle a los dioses que la acogieran en los juncos. Catrina al fin pronuncio palabra.

- ¿Porque estás aquí y tienes su favor? - pregunto Catrina contundente. Jade estaba cansada de su insistencia, llena de rabia le grito.

- ¡No lo sé! ¡Eres una jodida loca, no es mi culpa que estes obsesionada con el, no se porque estoy aquí así que matame! - grito Jade con rabia, si iba a matarla mejor seria que lo hiciera ya. Catrina la miro con odio y se acerco lentamente a Jade.

-Moriras aquí, de hambre y de sed, veremos quien será la loca cuando tu mente no acepte la soledad y la desesperación - Catrina rio satisfecha y se retiro junto con el guardia.

Paso la primera semana y ya el cuerpo de Jade estaba muy debil, tenia mucha hambre y sed, nadie habia entrado y nadie se escuchaba fuera, ya se notaba enferma, tosía muy fuerte, su cuerpo ya casi no respondia, solo se limitaba a cambiar de postura por el dolor de cuerpo.

Solo quedaba una semana, los labios de Jade estaban resecos había intentado pronunciar palabra pero le había sido imposible, no le salían lagrimas ya, había intentado alguna vez beber el agua sucia que resudaba en la antigua celda era mejor eso que nada, casi habia pasado la segunda semana, solamente quedaban tres dias para que el Faraon volviera pero Jade estaba muy enferma para aguantar mas, tenia fiebre tosia, no tenia fuerzas no podia sostener ni su cabeza.

Se escucharon pasos pero Jade estaba seminconsciente, Catrina entro en la celda.

- ¿Aun sigues viva? Eres mas dura de lo que pensaba- río- no creo que pases de mañana. - La miro con prepotencia y salio de alli. Jade no podia ni abrir los ojos, solo estaba ahí tirada en el suelo esperando a  que su cuerpo no pudiera mas. Tiempo después su cuerpo se rindió, Jade solo deseaba desaparecer y que el dolor se fuera una hora después se desmayo.

Catrina no sabia que el Faraón volvia esa misma noche, los negocios se habian cerrado antes de lo esperado. El Rey Héctor llegaria en dos horas... El deseaba volver a ver a la mujer que había dejado encerrada, todo el viaje había pensado en ella, no podía quitársela de la cabeza, el no se imaginaba que esa mujer estuviera debatiendo sobre la vida y la muerte.

¿Aguantaría Jade?

Catrina cuando oyo los caballos y vio al Rey entrar en la muralla se quedo blanca, sabia que la mataria si se enteraba de lo que habia echo. Lo espero en el salón y actuo normal.

- ¿Como esta la chica, Catrina? - dijo el Faraon serio. -Bien, solo... esta un poco enferma -dijo por lo bajo.

- ¿Enferma? Eso es imposible... ¿Que has echo Catrina? - dijo dando un golpe en la mesa de piedra.

-Nada esposo, hice lo que me dijistes, ¡si ella es debil no es mi culpa! - dijo gritandole, el Faraon la cogió del brazo fuerte y la miro desafiante.

-No me vuelvas a gritar, o acabas en una celda tu tambien. Como le hayas echo algo... te juro por los dioses que te hare lo mismo que le hayas echo- Hector la soltó y fue corriendo en busca de Jade, odiaba a esa mujer, solo estaba ahí por obligación pero si interferia en sus planes se libraría de ella de una vez por todas.

Catrina se había quedado blanca, su cuerpo no respondia, sabia que su castigo seria mas severo que lo que ella había echo.