3 Axel y Sara

1711 Palabras
(((Axel))) Es gratificante verla dormir sobre mí con mi m*****o metido en su cuerpo, cada vez que se mueve me entran las ganas de girarla y hacerle el amor de nuevo, pero no puedo hacer eso. No todavía. Hasta que despierte. Se despierta y se levanta sentándose sobre mí. -Quiero ir al baño-le hago la seña que le indica que lo puede hacer. Ambos gemimos cuando salgo de su cuerpo, se va al baño sin taparse en lo más mínimo, y eso me gusta más. Veo la hora en mi celular y son casi las diez de la mañana, me remuevo en la cama esperando que salga del baño. Anoche que leí la carta que dejo debajo de mi puerta, no podía dejarla ir, no cuando ella se está volviendo especial para mí. Recuerdo la letra de la carta y más me duele las palabras que dejo escritas. Adiós Axel. Sé que no quieres ni hablarme ni verme, así que... Mediante esta carta te digo adiós, me iré de tu vida, tal y como deseas, iré a vivir donde yo vivía, antes de hacerme pasar por mi hermana gemela, no debí sustituir a la Rata. Melody murió hace unos años... Yo ocupaba el dinero para poder pagar mi departamento. Y Oso Blanco me ofreció el empleo, lo acepté y me mandó a cuidar a Bastián. Perdón sí te hice sentir mal, pero... Esta bien si no me perdonas... Me iré a casa, ya nunca más me verás ni te molestaré. Fue un placer estar en tu vida, aunque sea por poco tiempo. Te deseo lo mejor. Con amor, Elisa S. No me sentí mejor con esas palabras, sólo quería que se fuera, pero una vez leída esa carta... Me enamoré por completo de ella. Me enamoré de ella y ya no consigo algo sin ella. -¿Por qué tan distraído?-me dice coqueta. Sonrió y la subo sobre mis piernas. -Sólo pensaba en como te voy a poner esta mañana. Se muerde el labio inferior mientras se hace la idea de lo que vamos a hacer. Ve que su teléfono suena y va a él. Contesta y se sienta en la cama, le hago aún lado el cabello, y procedo a besarle el hombro. Deslizó mis labios por su espalda mientras escucho la conversación. -No, gracias Charly-¿Quién demonios es Charly?-. Me quedaré en Italia un tiempito más. Ya lo sé... Gracias, y no gracias. Te quiero. Gracias. -Vamos a la cama-gruño contra su cuello. -No, Charly, es que... Bueno, es mi vida y mi cuerpo. Cuelga y arroja el teléfono a la silla que tiene en la habitación. -¿Quién es Charly? Se ríe para después acomodarme en la cama y subirse sobre mí, se mueve provocándome y elevando mi placer. En pocos minutos mi amigo está erecto y listo para perderse entre esas bellas piernas, se baja para lamer mi largo, gruñó contra la almohada. Se divierte en esa zona que me eleva mi temperatura corporal. Se incorpora y se posiciona sobre mí para poder comenzar con lo que tenemos no planeado. Con mis manos dibujo figuras sin sentido sobre su abdomen, y las voy subiendo a sus pechos. Sus bonitos gemidos me gustan y más cuando me hundo en ella, hasta el tope, se deja caer de lleno contra mi amigo. Sus senos se mueven al compás de mis penetraciones. Seguimos adelante mientras nuestros cuerpos se van acoplando al otro, y no precisamente como quisiéramos. Se alenta por su orgasmo próximo. -Ya no lo soporto más-la giro y soy yo quien la penetra. Muerde mi hombro, pero no me interesa, sólo quiero sentirla plenamente debajo mí. Culmina su orgasmo que nos arrastra a los dos. Me dejó caer a su lado cansado, hace mucho que no tenía algo así con alguien. -Hora de irnos a desayunar-dice al momento que se levanta. -Acabamos de comer, ¿Quieres más? -Me refiero a comida. Me levanto para darle un beso en los labios. Nos cambiamos con la mirada puesta en el cuerpo del otro. Haré que ella y Sara hagan las paces, no es la primera vez que me meto en algo así, ni tampoco que hago que dos personas se hablen de nuevo. Bajamos a desayunar al comedor del hotel, anoche que vine a buscarla, la recepcionista me preguntó que si quería una habitación con chica incluida, lo que le respondí es que mi esposa ya estaba en el lugar, pero que se le había olvidado decirme en qué habitación. Sé que era ella la chica que estaría en mi habitación. Ella pide del buffet y yo algo a la carta, ella regresa con un plato de comida mientras espero a que me traigan lo que pedí, hace una carita que me indica que no comerá hasta que me den lo mío. -Come. -No, hasta que traigan tu comida. -Come, cariño. Tuerce los labios, pero empieza a comer, me sirven el café que ordene y no dudo en tomarle al líquido caliente y amargo que de alguna forma me recuerda al que ella prepara. La mesera sirve mi comida en lo que Elisa fue por otra porción para ella, veo la nota que hay en mi plato, el número de teléfono de la mesera. Seguramente vio que no hay anillo en mi mano que indique matrimonio. Elisa regresa y se sienta, ella no ve el papel ya que lo guarde en mi pantalón, seguimos con el desayuno cuando mi teléfono suena. Bastián. -Dime. -¿Dónde estás?-parece mi papá. -Bastián, la diferencia entre tú y mi padre es que a... -Que a mí me haces caso-me callo-. Necesito que me respondas. -Estoy en un hotel en la ciudad. -¿Qué haces haya? ¿Encontraste a Elisa? -Sí, si la encontré... Elisa me sonreí de manera dulce y después sigue con su comida. -Volveremos dentro de unas horas... Necesito arreglar algo con ella. -No tardes... Te quiero antes del atardecer, con o sin ella. Me cuelga. Suspiró viendo el teléfono, ya que. Elisa levanta la vista y no evitó reírme de su cara. -No te rías. -Amor como no me voy a reír sí tienes pastel en... Déjame ayudarte. Tomo una servilleta y limpio el lugar donde tiene el betún embarrado. Sonreímos. ((((_+_)))) Regresamos a la mansión donde Bastián está impaciente por hablar conmigo y con Elisa. Hablamos por un rato cuando ella decide irse a dormir. Quiero seguirla pero Bastián me lo impide. -Necesito hablar contigo a solas-gruño y me siento en la silla que hay frente al escritorio-. Antonella hablo conmigo-dice tranquilo. Eso es lo que me agrada de él, que siempre será sincero y directo. -Me dijo que tú fuiste quien se lo pidió. -Yo quiero hacer público lo que ella no-simplifico sin ánimos de pasar a más. -Decídete en ese caso-ahora si me sorprende-. Mi hermana no es de compartir y Elisa no es con la que puedes jugar. Hasta este momento me doy cuánta de que él nunca le ha llamado Rata a Elisa, el hijo de perra sabe que ella no es Melody. -¿Sabías que ella no es Melody?-sonríe con esa maldita sonrisa fanfarrona que se carga. -No al principio... A los meses supe que la Rata tenía una gemela y que esa es la que estuvo en mi casa todo esté tiempo-suspira y se levanta de su silla-, empecé a tratar a Elisa como Elisa hace unos meses, es mejor persona de lo que su hermana lo fue. -¿Fue? -Melody está muerta desde hace casi siete años. Mi pobre Elisa ha estado más sola de lo que ya lo estaba. -Axel... Por favor decídete por una. No tengo que escoger. -Dile a tu hermana que ya no vaya a mi habitación-me levanto de la silla para encaminarme a la puerta. Encontré a la persona que quiero para siempre y esa no es Antonella. -Y también, que ya tengo a la persona que puede saciar mi parte s****l. No dice nada y deja que me vaya. Primero voy con Sara... Es tiempo de meterme en que haga las paces con mi futura esposa. (((Sara))) Acurrucó a mi pequeño Ares en su cunita, bueno, ya no es cuna, ahora es una cama para él solito, y otra para Félix. Mis niños son mi vida y la vida que deseo cuidar siempre. -¿Podemos hablar?-me dice Axel desde la puerta. -Por supuesto. Dejo a mis pequeños y arrojandoles una última mirada salgo con Axel, caminamos para afuera de la casa donde el jardín iluminado por la noche duerme tranquilamente, únicamente los sonidos que se escuchan son los que provocan los animales nocturnos y la conversación que llevamos Axel y yo. Damos vuelta en una jardinera para ver la playa al horizonte. -Deberías hablar con Elisa-comenta después de caminar en dirección a la playa. -No quiero hablar con ella nunca. -Sara, Elisa se arrepiente de lo que sucedió. -Sí como no-digo y eso parece que lo lástima. -Yo ha lo hice-me giro a él de manera rápida-. Sara... No quería perderla. -¿Perderla? -Sara, Elisa es de las dos mujeres que me ha enamorado-se asincera-, ya perdí a una, no lo haré con ella. Tuerzo los labios. -Por eso quiero que hagas las paces... Ella será mi mujer dentro de poco. -¿Te piensas casar con ella? -Sí. -Axel... -Deberías perdonarla... Yo ya lo hice y también los perdone a ti y a Bastián... Es bueno hacerlo. Se regresa a la casa y me deja sola, las olas del mar se vuelven mi compañía por lo que me parecen horas, pero sólo son unos minutos. Me regreso, mientras subo las escaleras acompañada de la soledad puedo escuchar la pelea de Antonella y Bastián. Llegó a mi habitación y ahí es la guerra de gritos entre los hermanos. -¡Mátala, o ve que le haces!-le grita Antonella a Bastián. -¡No me meteré en eso!-gruñe Bastián. -¿En serio dejarás que me haga esto? -Tendrás que conseguir a alguien más. Bufa pero se va. -No me preguntes, por favor. Asiento y mejor sigo caminando en dirección a mi cama. Nos acostamos a dormir cuando me abraza y deja un beso en mi cabello. -Dulces sueños, Sara.
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