V: La bodega

3346 Palabras
Al llegar a la oficina de comunicaciones nos recibe el capitán Rincón. -        Buenos días señores. -        Buenos días mi capitán. –Respondemos a coro. -        Muchachos, sé que están en medio de algo, pero me tienen a mi equipo trabajando exclusivamente para ustedes, cuéntenme que está pasando y si tienen más solicitudes, díganme por favor. -        Si mi capitán – Me adelanto- Es que cada vez que descubrimos algo, tenemos que volver con ustedes, que puedo decir, son los que mejor contactados están. -        Ja ja, que buen chiste Durand, pero en serio, ahora que sucede. -        Mi capitán, es que venía a solicitar el mismo favor que le hicieron a la teniente Durand, lo de verificar la línea personal para descartarnos como sospechosos de la investigación. -        Ah, ósea que ustedes están comprometidos. Ja ja –Noto el doble sentido en sus palabras. -        No mi capitán, solo somos sospechosos, pero queremos salir de la investigación, je je. -        Muy ágil Durand, eso me gusta; si, ¿Pero es todo? -        No, no es todo mi capitán, también quisiera pedir dos favores adicionales. -        Hable -        Si quisiera saber si éste número –le paso otro papelito en el que anoté lo que encontré, y le señalo con un dedo el primer número- es posible determinar su ubicación exacta, sé que es en Bogotá, pero no sé dónde exactamente, y adicional éste otro – Le señalo el otro número – Quisiera saber dónde se encuentra, si es posible, y si estoy autorizada a devolver la llamada, ya que estoy como usted dice, comprometida en la investigación. -        Comprendo. Pues lo de la autorización pregúnteselo a la inspectora, pero después de que verifiquemos si está activo, de lo contrario podría estar avisando al sospechoso. -        Gracias capitán – Responde Víctor, lo esperamos o… -        Si, por favor siéntense, Ramírez, por favor, verifíqueme estos números, ubicación exacta, y viabilidad de comunicación. -        Si señor – Uno de los muchachos de comunicaciones se acerca y toma mi papelito, se sienta en su puesto a unos metros de nosotros y comienza a trabajar. -        Señor, acá está lo que me solicitó –Ramírez le entrega mi papelito al capitán y otras hojas, entonces el capitán las mira y me las entrega. -        Tenga Durand, parece ser que el número en Bogotá se encuentra en la carrera octava con calle séptima, para ser explícitos, está registrada a nombre del gobierno, está en la Casa de Nariño. -        ¿Qué?, pero… ¿Para qué necesitaría Laso hablar con alguien de la Casa de Nariño? ¿O mejor dicho, para qué alguien de allá necesitaría a Laso? -        No lo sé, pero es un tema bastante interesante… -Cierra Castillo. -        Si, y tu segunda línea, estuvo activa hasta hace una hora aquí en Boyacá, la última ubicación fue esta. –Me entrega el documento, y veo que es alguna de las bodegas de la calle donde estuve anoche. Miro a Víctor con los ojos bien abiertos y él parece comprender lo que le digo, entonces le damos las gracias al capitán y salimos volando. -        Voy prendiendo mi auto. -        No, coge una patrulla, es mejor que te vean salir en vehículo oficial. -        De acuerdo. -        Tengo que avisarle a los muchachos, ya te alcanzo. Salgo directo hasta la entrada de la estación, pido un juego de llaves al sargento de la entrada y luego oprimo el botón de la alarma hasta dar con la patrulla, una vez que la ubico, corro con mis botas y me subo a la camioneta, arranco el motor y me detengo en la entrada de la estación, sale como un rayo Víctor poniéndose un chaleco antibalas y me trae uno en la mano, los muchachos salen detrás de él y suben a otra patrulla todos con chalecos, entonces arranco el vehículo justo cuando Rodríguez está subiéndose con nosotros a la patrulla, salimos como alma que lleva el diablo y pongo las sirenas a sonar. -        Dejé a Sotelo redactando la solicitud de allanamiento, nos la llevará en unos momentos. -        Perfecto… ¿En qué se irá? -        Le dije que cogiera una de las motos, pienso en todo teniente -        Gracias teniente. Llegamos pronto a la calle donde se había detectado la última ubicación de la línea celular, golpeamos pero nadie contesta, entonces los muchachos bajan y tratan de verificar las ventanas, están muy altas, entonces le digo a Víctor: -        ¿Recuerdas el muro? -        ¿Qué? -        ¿Qué si recuerdas el muro, en los entrenamientos? -        Ah sí, pero…¡Ahh ya entiendo! Sonrío apretando los labios y abriendo los ojos, entonces él entrelaza las manos mientras se agacha, me alejo un poco para tomar impulso y entonces pongo un pie en sus manos y me mantengo rígida mientras él me catapulta hacia arriba, subo mientras giro y alcanzo a agarrarme de una ventana sin vidrio que hay a unos cuatro metros por encima de la puerta, entonces manteniendo la fuerza en mis brazos miro hacia adentro, la luz de las ventanas traseras entra iluminando parcialmente la bodega, se ve vacía, entonces me descuelgo un poco y miro hacia abajo a Víctor, el asiente con la cabeza y me atrapa al caer. Nos desestabilizamos un poco y entonces le pregunto con poco aliento: -        ¿Y Sotelo? -        No… ¡Ah, mira, ahí llega! Entonces desenfundo mi arma y disparo directo a la chapa, el sonido contra el metal y en una bodega vacía resuena a varias calles de ahí, entonces Víctor patea la puerta y entramos, cada uno cubre por turnos unos metros más delante del anterior, hasta que finalmente hemos cubierto toda la bodega, vemos que está vacía con excepción de… Un escalofrío me recorre de pies a cabeza, la misma mesa de mi sueño…siento que puedo ver al tipo alto de n***o en la esquina de la mesa, subo mi arma automáticamente y apunto en esa dirección… -        ¡Durand!...¡Durand!... Víctor toca mi hombro. -        ¿Qué te pasa? -        ¿Qué?...espera…-Miro de nuevo a la mesa, no hay nadie en la dirección a la que apunto…¿Qué? -        ¿Te volviste loca? ¿A quién apuntas? -        No…lo…sé… Siento que de verdad me estoy volviendo loca, había jurado haber visto al tipo alto justo frente a mí, parado al final de la mesa, y ahora no hay nadie, es como si… hubiera sido un recuerdo… -        Perdona, creo que estoy cansada, no dormí bien. -        Bueno pilas, ¡Pudiste matar a alguien! Salimos de la bodega y veo que al lado de la puerta hay una sim rota, cojo un trozo de papel higiénico que siempre llevamos encima las mujeres y la recojo, y llamo a alguien. -        Rodríguez, por favor trae una bolsa para evidencia. -        Si mi teniente. Él sale de la bodega y vuelve trayendo la bolsa que le solicité, guardamos la sim dentro y la sellamos, entonces Víctor me ve y dice: -        Quién haya estado aquí, debe haber salido hace una hora más o menos, lo que indica que nos lleva buena ventaja, no hay nada que podamos hacer. -        No, pero algo me dice, que acá fue donde murieron tus muchachos. -        ¿Tú crees? -        Casi estoy segura -        Pilas con eso, cualquiera pensaría que sabes más de la cuenta. Evidentemente sé algo más, pero no puedo decírselo, así que no siendo más, repetimos la misma historia de la noche anterior, es decir, llamar a forenses, esperar el levantamiento de la información y entregarles la evidencia encontrada…. Dos horas después volvemos a la estación, luego de hablar con los muchachos forenses, llegamos a la conclusión que si bien no hay seguridad de que hayan muerto en la bodega, es el lugar seguro donde les rompieron los huesos para poder guardarlos en una sola bolsa de basura como si fueran trapos de piel. El piso había sido limpiado, pero en algunos puntos debajo de la mesa, había salpicaduras de sangre como cuando se producen golpes con un objeto muy pesado, y con mucha fuerza. Les sugiero a los forenses buscar en las basuras cercanas a la cuadra, pero la basura había sido recogida en la madrugada, sin embargo ahora tenemos que averiguar a quien pertenece esa bodega, quizás haya una nueva pista que nos facilite averiguar algo más. Me devuelvo a la estación con Víctor y los muchachos, y nos ponemos a trabajar arduamente, después de verificar las bases de datos que tenemos de las propiedades de cada persona del municipio encontramos que la propiedad pertenece a una empresa extranjera, más precisamente argentina, pero al parecer es una propiedad abandonada hace unos años, no parece que se hayan pagado impuestos ni nada hace tiempo, y tampoco hay concesiones ni contratos adicionales. Lo que faltaba, ahora tenemos más misterios que resolver, por un lado está el hombre alto de n***o que me perseguía, no lo volví a ver en la vida “real”, sólo en mis sueños y cosas raras, por otro lado, creo que me estoy volviendo loca, porque ese hombre apareció también en el mismo momento en que apareció y desapareció la vieja de las cartas, sin mencionar que ese es un misterio personal, saber ¿Por qué me dio esas cartas?, y ¿Por qué aparecen y desaparecen a cada rato?, es como si estuvieran ligadas a mí; también está el resolver dónde estará Laso, quién era el tirador del arma, el motivo, quién plantó el arma en la casa del alcalde, cuál era la razón para implicarlo si se supone que apoyaba la campaña de la senadora, quién contactó a mi muchacho y saber si también contactó a los muchachos de Víctor, y si era la misma persona que llamó desde la Casa de Nariño en Bogotá... Siento que me voy a volver loca, sino por las alucinaciones y sueños, si por exceso de trabajo. Sobre el medio día estamos de nuevo en la oficina, y decido ir a almorzar, así que salgo a caminar mientras pienso en todo lo que está pendiente, el general Castro nos solicitó reunión en la oficina sobre las dos de la tarde, así que no podré demorarme mucho, camino un rato por las cuadras cercanas, allí hay suficientes restaurantes para que mis compañeros y los empleados de las oficinas cerca de la estación. Pero yo voy a donde tendré un poco de paz, necesito que me consientan y de paso contarle lo que no estoy entendiendo a alguien que me preste un oído y un hombro para llorar, no puedo hacerlo en la oficina, ya de por sí me critican por todo constantemente para ahora ponerme a mostrarles debilidad. Llego hasta el final de la cuadra y giro a la izquierda, allí hay menos edificios grandes y más casas frente a un parque pequeño apenas para los niños de los vecinos, también tiene pocos árboles así que el sol me acalora un poco siempre que paso por allí, me desabrocho la chaqueta del uniforme y avanzo unos veinte o treinta metro más hasta la casita de paredes rosadas y puerta verde menta. Toco el timbre improvisado que está a un costado un par de veces, lo escucho resonar por el pasillo hasta el fondo, y luego la voz de mi amiga que dice: -        YAAA VAAAA. Cuando llega detrás de la puerta, ella pregunta: -        ¿Quién es? -        Abra mija que se me hace tardeeee. –Le respondo en un tono jocoso fingiendo un poco mi voz. Ella abre la puerta y entonces cuando me ve, me da un gran abrazo muy fuerte, luego mira para ambos lados y como no ve a nadie raro, me hala de la mano hacia adentro de su casa. -        Mamita y tanto misterio a razón de qué o ¿Por qué? -        Pues mi Mari, no ves que quedé re-preocupada por verte así ayer, tu uniforme lo tengo en remojo para sacarle toda esa sangre pero no sé si te sirva, lo vi todo roto, amiga, ¿Segura que estás bien? -        Si amiga, ¿Por qué lo preguntas? -        Pues Mari, si vieras el uniforme como lo dejaste, suponiendo que toda esa sangre no era tuya, dime ¿Cómo lo rompiste? -        Pues en la explosión de ayer -        ¿Estuviste en una explosión? –Abre los ojos todo lo que puede, su cara es de asombro y terror- ¿Y me lo dices tan casual? -        No, pues no es algo que sea secreto, y no, no es tan casual, secreto lo que he investigado, pero aún no sé nada – Me siento en uno de sus sofás- Tienes agua que me regales porfa, estoy cansada, la mañana ha estado también pesada y… -        Dame un momento, me lo tienes que contar todo –Sale corriendo a la cocina y regresa trayéndome un vaso de agua. -        No Amita, ésta vez no te puedo contar, hay algo muy oscuro en todo esto y no sé qué hacer. -        ¡Humm entiendo!, ¿Vienes a almorzar? -        Si por favor, tengo hambre, pero si quiero contarte algo. -        Dime. –Se sienta frente a mí y me agarra las manos- ¿Es un hombre?, Cuéntamelo todo. -        Ja ja ja, No Amanda, ja ja ja, ¿Por qué siempre piensas que es un hombre?, yo siempre te he dicho que no me voy a meter en cursilerías. -        Hay Mari, no son cursilerías, todas necesitamos un hombre en la vida, bueno a las que nos gustan, ja ja. -        Si y no, obvio para aquello si sirven, pero ahorita estoy full comprometida con mi carrera, no me la voy a tirar por andar en amoríos. -        Bueno ya, entonces ¿Qué me vas a contar? -        Pues es lo que ya te había contado pero magnificado -        ¿Cómo así?, explícame. Así que arranco a contarle todo lo que me ha pasado con las cartas, la anciana, los sueños raros, evito los detalles de las identidades de los comprometidos, y los demás detalles de la investigación, entonces me pregunta: -        ¿De verdad puedes hacer aparecer las cartas? Asiento en silencio y lentamente, ella me mira como si no lo pudiera creer, se lleva las manos a la boca y luego me dice: -        Me estas tomando el pelo. -        No, no para nada, ¿Quieres que te lo demuestre? Ahora es ella quien permanece muda y asiente lentamente, entonces le pido que mire mis manos, las pongo con las palmas hacia arriba y frente a ella, entonces cierro los ojos y me concentro en las cartas, los abro y unos segundos después ante nuestros ojos como si fuera un efecto de la luz, aparecen como puntitos negros formando una cosa cubica, poco a poco se van multiplicando hasta densificarse y finalmente siento el peso de la caja en mis dedos. Amanda está paralizada, está temblando, tiene los ojos rojos y con lágrimas a punto de salir, pero solo susurra: -        m… a… r… i… c… a, eee…sa… vainaaaaaaaa Sale corriendo y se pierde de mi vista, entonces guardo las cartas en un cajón del mueble del televisor que tiene en la sala y salgo detrás de ella, cuando la encuentro llorando acurrucada junto a la lavadora en el patio detrás de la cocina. -        Lo lamento amiga, perdón por asustarte. –Le digo mientras intento tocarla, ella solo me manotea sin tocarme, el verla así llorando, me contagia el llanto y me pongo a llorar con ella, entonces ella me ve y me dice entre gimoteos: -        De dónde las sacaste. -        Ya te conté, me las dio una anciana, que no he vuelto a ver… -        Marica y si esa vaina es del demonio, y usted trayéndome eso a la casa… eso no se hace, ahora ¿Qué voy a hacer con eso acá? -        Pero Amitaaa… -        No me digas así, así me llaman mis amigas y una amiga no trae esas porquerías a la casa. -        No son por…Bueno, perdón, igual lo que te digo, las cartas están atadas es a mí, no a ti, si yo las guardo desaparecen y ya las guardé, no sé a dónde se van cuando las dejo solas, pero cuando las pienso, aparecen donde las haya dejado la última vez, o donde las necesite…Ahora que lo pienso, ¿Será que me sirven para algo? Ayer estaba leyendo sobre eso y… -        Ay no amiga, no quiero saber más, por favor, ya para, no puedo con eso. -        De acuerdo, ¿Almorzamos? Ella asiente en silencio y mientras se limpia las lágrimas, extiende una mano para pedirme que la ayude a levantarse, yo también me limpio mis lágrimas y entonces ella me ve y se ríe: -        Je je, ve al baño a arreglarte el maquillaje, yo te voy a servir el almuerzo. -        Vale, gracias Amita. -        Espera, dame un abrazo. –Mientras me abraza me susurra- Por favor ten cuidado, yo oraré por ti. -        Gracias amiga. Nos soltamos y yo vuelvo al pasillo que lleva a la sala para entrar al baño, ella se queda en la cocina y se pone a servir, cuando me miro al espejo me causo gracia, parezco un mapache, entonces comienzo a limpiarme la pestañina y luego mientras me veo al espejo, aparecen ante mis ojos imágenes del hombre alto subiendo a un avión privado en alguna parte, Laso va detrás de él y entonces la imagen cambia veo una sala grande, como si fuera la sala de un museo, unas oficinas y un teléfono, entonces mi rostro vuelve a estar frente a mí, doy un salto hacia atrás y me doy cuenta que no me he movido en todo ese tiempo, reviso la hora y faltan diez minutos para la una, entonces termino de limpiarme el maquillaje, un poco de polvos y luego la pestañina, regreso divina a la mesa y mi amiga me dice: -        Come pronto que se te hace tarde. Y tiene razón, así que no pierdo tiempo parloteando con Amanda y me como mi almuerzo como si estuviera en el batallón, termino en menos de quince minutos y mi amiga solo me mira y se ríe: -        Amiga te dije que comieras rápido, no que devoraras, ja ja ja. Siento el calor subir por mis mejillas y entonces la miro y le hago muecas mientras le digo: -        Gracias boba, al menos ya alimentaste a los animales, ya puedes comer tú, ja ja ja. -        Pues sí, pero tengo que ir por los niños, ya sabes, vida de mamá. -        Ay amiga, esas cosas, espero nunca tener que conocerlas, que suplicio atender a niños chiquitos. -        No digas mucho, que a ti te encanta que te trate como niña chiquita. Y mientras dice esto, se levanta y me da un abrazo, me siento tan tranquila cuando ella se porta así, quizás tenga razón, quizás extraño más a mi mamá y a mi papá de lo que yo misma creo y tengo que escudarme en ella, pero quizás, solo necesito una amiga que me aguante todas mis locuras… Al cabo de unos minutos ella se prepara para salir, toma su chaqueta roja y sale con pinta de mamá con jeans y sandalias a recoger a sus hijos, pero antes de separar nuestros caminos le digo: -        Amanda, tu ropa de mamá también la tengo en fila de espera de lavado, ja ja. -        ¿Ropa de mamá? –Me mira mientras entrecierra los ojos y me responde- Ve a trabajar mejor, espero que todo te salga bien, te quiero amiga. Nos despedimos de pico en la mejilla y en ese momento ella cruza la calle, yo sigo mi via hasta la estación, atravieso la garita y saludo al muchacho que está de guardia, continúo hasta mi puesto, saco mi cartuchera de aseo y dejo mi bolso en el cajón, al abrirlo, las cartas vuelven a estar ahí, extrañamente yo no les tengo miedo, así que simplemente sonrío.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR